La sombra de Auschwitz

Fuente: Getty Imeages  / Fotobank

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El presidente ruso Vladímir Putin no ha asistido a los actos de conmemoración del 70 aniversario de la liberación de Auschwitz por parte del Ejército Rojo porque no ha recibido la invitación por parte de Polonia. Se dice que tiene que ver con la actual crisis en Ucrania, pero tal vez el rechazo tenga raíces más profundas.

Las encuestas muestran que la opinión pública rusa se siente cada vez más agraviada por la reciente actitud internacional respecto a su país. Mientras los países occidentales continúan aislando a Rusia tras la incorporación de Crimea, en el país eslavo se está desarrollando una especie de mentalidad de sitio y actualmente el presidente Putin cuenta con una apoyo sin precedentes. El rechazo a invitar al Kremlin en el aniversario de la liberación de Auschwitz es uno de los mayores insultos percibidos hasta el momento.

En enero de 1945, el Ejército Rojo comandado por Vasili Gromadski llegó hasta las puestas de Auschwitz y gritó a los prisioneros: “¡Estáis libres! ¡Salid!”. Fue así como se puso fin a uno de los capítulos más macabros de la historia de la humanidad.

Ahora, en enero de 2015, el Gobierno polaco no ha hecho invitado al jefe de Estado de Rusia, sucesor de la URSS, en el 70º aniversario de la liberación. Los mandatarios polacos declaran que nadie ha sido invitado formalmente y que cada país ha sido libre de participar o no. El 21 de enero, el ministro polaco de Asuntos Exteriores,  Grzegorz Schetyna, dijo: “Fue el Frente Ucraniano, el Primer Frente Ucraniano y los ucranianos quienes liberaron (Auschwitz). Había soldados ucranianos que aquel día de enero abrieron las puertas y liberaron el campo”. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, respondió: “No puedo ni comentarlo. Fue el Ejército Rojo quien liberó Auschwitz. Incluía rusos, ucranianos, chechenos, tártatos, georgianos... Es blasfemo y cínico tratar de jugar con los sentimientos nacionales en esta cuestión”.

Lo que la mayoría de los analistas europeos no entiende del todo es lo presente que está la memoria de la Segunda Guerra Mundial en Rusia. Derrotar al nazismo y repeler la invasión alemana están considerados como uno de los mayores logros del país. Hay una razón sencilla para ello, casi todos los rusos tienen un familiar vivo o muerto que luchó en la guerra.

En el Reino Unido y, en menor grado, en los EE UU también se tiene muy presente el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial. Aunque los dos hicieron grandes contribuciones en el esfuerzo bélico, ni tan siquiera el más miope podría sugerir que el sufrimiento del Reino Unido fue comparable al de la URSS.

El número total de bajas soviéticas es de alrededor de 27 millones. Mientras que el Reino Unido tuvo un total de 420.000 víctimas, y los EE UU, 420.000. El principal agresor, Alemania, tuvo 6 millones de bajas. 

En 2004, Vadim Erlikam estimó que entre las bajas soviéticas, alrededor de 14 millones eran rusos, 6,8 millones ucranianos y 2,3 millones bielorrusos. Polonia también sufrió considerablemente. En 1987, el superviviente del campo de Dachau,  Franciszek Proch, concluyó que habían muerto 3,3 millones de polacos eslavos y 2,5 millones de polacos judíos.

Los mandatarios de Polonia, Bielorrusia, Rusia, Ucrania e Israel deberían ocupar las primeras filas en los eventos en memoria de la liberación de  Auschwitz. Son los representantes contemporáneos de la mayoría de las víctimas. El papel del presidente de Alemania debería ser el de tratar de expiar los agravios de sus predecesores.

Según parece, la razón para no invitar a Putin a Auschwitz es la confrontación entre Rusia y Occidente debido a la crisis en Ucrania. 

Pero podría ser algo más profundo.

Efraim Zuroff, del centro Simon Weisenthal de Los Angeles, cree que “desde la admisión de los países bálticos y otros países europeos a la UE y la OTAN, hemos presenciado una campaña para debilitar la tesis que defiende la singularidad del Holocausto y para promover una equiparación entre los crímenes nazis y los de los regímenes comunistas”.

“La motivación de esta campaña es evidente. En la mayoría de los países de Europa del Este la colaboración con los nazis significó una activa participación en los asesinatos masivos. En caso de que puedan elegir entre ser consideradas como naciones víctimas o victimarias, está claro qué es lo que van a elegir estas nuevas democracias”, declaró Zuroff la semana pasada en el canal israelí i24 News.

El problema de estos revisionistas es que la mera presencia de Putin en Polonia servirá para recordar al mundo qué ejército liberó  Auschwitz.

En un momento en el que diferentes grupos de extremistas quieren rehabilitar a  colaboradores con el nazismo como el ucraniano Stepán Bandera (incluso por el propio gobierno de Ucrania), el croata Dinko Sakic y el letón Viktors Arjas parece que hay gente en Europa que no quiere tener en cuenta el hecho de que fue la Unión Soviética la principal fuerza que liberó a Europa del fascismo. 

Bryan MacDonald es un periodista irlandés especializado en Rusia y geopolítica internacional.

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