Mensaje de Rusia al mundo postsoviético desde el mar Caspio (parte II)

Occidente reaccionó ante el golpe coheteril ruso contra los terroristas que agreden a Siria con una verdadera guerra informativa.

 

 

El Pentágono lleva la voz cantante en esta campaña, cuyo jefe, Ashton Carter, declaró públicamente basado en "fuentes anónimas" que cuatro de los misiles disparados por Rusia contra los terroristas tenían defectos y cayeron en Irán.

 

"Rusia informa con fuentes oficiales y muestra los videos del impacto de sus bombardeos contra los terroristas", fue la respuesta demoledora del general mayor Ígor Konashenkov, portavoz del Ministerio de Defensa.

 

Por otra parte, la onda expansiva de los cruceros de alta precisión rusos "impactó" también en el denominado Viejo Continente y se hizo visible en el llamado desde Alemania del presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, a un distanciamiento respecto a la Casa Blanca y un cambio de actitud hacia Moscú.

 

"Tenemos que hacer un esfuerzo para tener relaciones con Rusia, a pesar de que esto no se vea sexy" ('looks sexy'), dijo en territorio germano, citado por el portal digital Segodnya.

 

"Rusia debe ser tratada de una manera muy seria. No podemos permitir que nuestras relaciones con Rusia sean dictadas por Washington", enfatizó el titular de la CE.

 

"Sé de una conversación con el presidente ruso, Vladimir Putin, que él no acepta frases como aquella de Barack Obama, de que Rusia es un Estado regional". ¿Qué significa eso? Tú no puedes hablar así de Rusia", concluyó Juncker en su llamado a un cambio de política de la Unión Europea hacia el Kremlin.

 

Apenas unas horas antes, la subsecretaria de Estado norteamericana Victoria Nuland declaró a la prensa que Washington trabajará con la Unión Europea para que las sanciones contra Rusia se mantengan "hasta el cumplimiento total de los acuerdos de Minsk".

 

Esta alusión a los 13 entendimientos pactados el 12 de febrero del año en curso en la capital de Bielorrusia en busca de un arreglo político del conflicto ucraniano entre los negociadores de los territorios rebeldes y el representante de Kiev constituye un doble juego con el que se trata de culpar a Rusia.

 

Por solicitud de Moscú, un nuevo decreto rubricado recientemente por el líder de la República Popular de Donetsk (RPD), Alexandr Zajárchenko, declara aplazadas hasta el 20 de abril de 2016 las elecciones locales en ese territorio rebelde, con la intención de salvar los acuerdos de Minsk. El texto posterga "el día de los primeros comicios de las administraciones locales, establecido por el decreto número 358 del jefe de la RPD del 16 de septiembre" último.

 

En declaraciones al canal 24, los negociadores en la capital de Belarús de la RPD y la RPL, Denis Pushilin y Vladislav Deinego, respectivamente, informaron la conformidad de esas regiones rebeldes con postergar los comicios del 18 de octubre y el 1 de noviembre "al año que viene".

 

Los gobernantes llegados al poder en Kiev tras el golpe de Estado del 22 de febrero de 2014 programaron las elecciones regionales en el país para el 25 de octubre, mientras que los dos territorios insurgentes las convocaron para el 18 del mes en curso y el 1 de noviembre.

 

Pushilin y Deinego expresaron satisfacción en sus declaraciones porque el cuarteto de Normandía (Alemania, Francia, Rusia y Ucrania) tomó en cuenta la iniciativa presentada recientemente por la RPL de diferir las justas electorales.

 

Esa proposición incluye como condición que Kiev cumpla todos los puntos aprobados el 12 de febrero de 2015 en la capital de Bielorrusia (Acuerdos de Minsk 2). 

 

Según un comunicado dado a conocer por los portavoces insurgentes, la RPD y la RPL expresaron confianza en que Kiev apruebe antes de las justas electorales de 2016 un estatus especial al Donbass (sureste de Ucrania) y cumpla la amnistía prometida para los rebeldes.

 

Igualmente, el texto advierte que el proyecto de ley sobre las elecciones en el Donbass, las enmiendas a la Constitución de Ucrania y cualquier otro documento debe ser rubricado por todos los participantes en las negociaciones de paz.

 

Cualquier cambio no acordado constituirá "una violación burda e inadmisible" de los acuerdos de Minsk, según el texto dado a conocer.

 

El presidente Petró Poroshenko expresó satisfacción ante la decisión formulada por los líderes rebeldes, al considerar que "allana el camino para que Ucrania vuelva al Donbass" a través de elecciones acordes a la legislación ucraniana y conforme a los estándares europeos.

 

Sin embargo, de manera contrastante con la decisión de los insurgentes, el mismo 6 de octubre el Parlamento unicameral de Ucrania aprobó una ley que permite la contratación de mercenarios extranjeros por las fuerzas armadas de Kiev.

 

De promulgar el mandatario esta normativa entraría en contradicción con Minsk-2, que en uno de sus puntos establece la "retirada de todas las fuerzas extranjeras de Ucrania".

 

Este antagonismo puede originar el reinicio de hostilidades entre los rebeldes y las tropas ucranianas en Donbass, situación que Washington podría utilizar como pretexto para mantener e incrementar las sanciones económicas contra Moscú.

 

Con esas represalias, "competencia económica desleal" como advirtió Putin en su reciente discursoante la Asamblea General de Naciones Unidas, Washington pretende aventajar a Rusia en la competencia por el mercado internacional y debilitarla para que no cumpla el papel de contrapeso geopolítico ante Washington y la OTAN en un mundo multipolar.

 

Lea la primera parte aquí.

 

*Corresponsal de Prensa Latina en Rusia.

 

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