Decenas de soldados profesionales son
procesados en Rusia como desertores tras huir de un polígono militar en
la frontera de Ucrania donde eran persuadidos a enrolarse como
'voluntarios' en las filas de las milicias separatistas prorrusas,
revela hoy el diario digital ruso "Gazeta.ru".
El soldado Ivan
Shevkunov podría ser condenado a 10 años de prisión tras ser acusado de
desertar en otoño del año pasado del polígono militar Kadámovski, en la
región de Rostov, a unos 80 kilómetros de la frontera con Ucrania.
"Me llamaba todos los días para quejarse de las condiciones. Los
soldados dormían sobre unas tablas tiradas en el suelo. Me contó que
eran forzados a inscribirse como voluntarios" para combatir en el este
de Ucrania, cuenta su madre, Svetlana Shevkunova.
Al igual que
Shevkunov, el soldado Anatoli Kudrin fue enviado en septiembre de 2014
junto a compañeros de la brigada de reconocimiento de Máikop (República
rusa de Adiguea) a unas maniobras en el polígono Kadámovski.
"Al polígono venían reclutadores que llamaban a combatir en Ucrania. El
principal reclamo era el dinero, 8.000 rublos al día (210 dólares al
cambio de entonces). Tenía miedo de que me obligaran a ir al Donbass y
volví a Máikop", cita Gazeta.ru al soldado, condenado a seis meses por
"abandonar sin permiso" su unidad.
La abogada Tatiana
Chernétskaya, que defiende a cinco soldados profesionales en la misma
situación, asegura que son decenas los militares procesados por huir
entre septiembre y noviembre del año pasado del citado polígono militar
en la región de Rostov.
"Nadie quería combatir en el Donbass
(las rebeldes regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk) ni por 8 ni por
28.000 rublos. Los militares huían de Kadámovski y al llegar a su unidad
pedían la baja, pero sus peticiones simplemente no eran atendidas",
denuncia Chernétskaya.
El sargento Alexandr Yenenko, de 22
años, asegura haber visto en Kadámovski "a personas en uniforme de
camuflaje y sin distintivos que intentaban convencer a la gente a
combatir en Ucrania por dinero".
Otros soldados que ya habían
luchado en el país vecino llamaban por teléfono a sus compañeros para
decirles que no hicieran caso a los reclutadores: "si te pasa algo en
Ucrania, te darán de baja o te tacharán de desertor que huyó de su
puesto y pisó sin querer una mina", decían, según Yenenko.
El
sargento Pavel Tinchenko, de 27 años, había servido durante siete años
como soldado profesional en la Flota del mar del Norte antes de
incorporarse en agosto de 2014, en plena ofensiva prorrusa contra las
fuerzas de Kiev, a la brigada de reconocimiento de Máikop.
A
mediados de octubre fue enviado a Kadámovski, donde según su madre,
Valentina Tinchenko, él y sus compañeros eran obligados a permanecer
durante semanas en campo abierto y dormir sobre unas mantas tiradas en
el suelo.
El sargento, que tras un mes en Kadámovski huyó a su
Máikop natal con una neumonía, y hoy está detenido y acusado de
"abandonar sin permiso la unidad", declaró al juez que instruye su causa
que se había negado "a cumplir una orden criminal y a participar en las
acciones militares en territorio de Ucrania".
A finales del
pasado mes de mayo, las autoridades ucranianas detuvieron a dos
militares rusos, el capitán Yevgueni Yeroféyev y el sargento Alexánder
Alexándrov, durante un combate con las fuerzas de Kiev junto a la ciudad
de Schastie, en la región de Lugansk.
Aunque los dos
detenidos confesaron ante una cámara ser oficiales en activo del GRU
(inteligencia militar rusa) que cumplían una misión de reconocimiento en
la zona del conflicto, el ministerio de Defensa ruso aseguró que "en el
momento de su detención, el 17 de mayo, ya no eran militares en activo
de las Fuerzas Armadas rusas".
Tanto Kiev como algunos países
de Occidente sostienen que tropas regulares rusas combaten junto a los
separatistas en el este de Ucrania, mientras que el Kremlin y el
Ministerio de Defensa ruso niegan ese extremo y lo tachan de mentiras
malintencionadas que persiguen desacreditar a Rusia.
Pese a
los acuerdos de paz de Minsk firmados en febrero, los separatistas
prorrusos y los militares ucranianos se acusan a diario de violar el
alto el fuego que rige en la zona del conflicto y de emplear armamento
pesado.
Según los últimos datos de la ONU, cerca de 6.500
personas, entre combatientes y civiles, han perdido la vida en el este
de Ucrania en poco más de un año de conflicto.
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