La pasión para mostrar el camino hacia la
poesía de la escritora rusa Marina Tsvietáieva ha llevado a su
traductora en español, Selma Ancira, a participar en los escenarios
teatrales, donde se ha reencontrado con la pasión de su padre, el gran
actor mexicano Carlos Ancira.
"Tsvietaieva no se conocía en
español hasta que yo la traduje, y ahora la llevo al gran público", dijo
a Efe Ancira, quien destacó que 27 años después de la muerte de su
padre, ella debuta en el teatro para contar la obra de la poeta rusa "Mi
madre y la música", una historia que despierta grandes emociones en el
público.
Ancira, quien ha recibido el Premio Pushkin de Rusia,
el Nacional de Traducción 2011 (España) y el Premio de Traducción
Literaria Tomás Segovia 2012 (México), ha traído al español obras
inéditas de los clásicos de la literatura rusa: Tolstói, Pushkin, Gógol,
Dostoievski, Bulgákov y Pasternak, entre otros, y ha sido la única
divulgadora de Tsvietáieva en español.
En este relato, la
poeta rusa recuerda su infancia y la influencia de su madre pianista,
quien le inculcó una formación artística a través de la expresión
musical, en un ambiente familiar en un contexto mágico que más tarde
ella trasladó a la poesía y al conjunto de su obra.
Marina
Tsvietáieva (1894-1941) nació en Moscú y desde 1922 se exilió en Praga y
luego en Francia, aunque en 1939 volvió a Rusia, donde fue condenada al
ostracismo por el régimen de Stalin y provocó su suicidio en la ciudad
de Yelabuga, Tartarstán, en el centro de Rusia, después de que su esposo
fuera fusilado y su hija y hermana deportadas a un campo de
concentración.
Además de traducir la obra "Mi madre y la
música", Ancira la puso en escena -asesorada por el director de teatro,
el ruso Boris Rotenstein- escogió partituras y empezó a protagonizar el
relato de los primeros años de Tsvietáieva.
"Se me ocurrió un
día que se podía investigar que obras tocaba la madre de Tsvietáieva y
cuáles fueron las que influyeron en ella para después de convertirse en
poeta", explicó Ancira, y agregó que esta obra muestra como la escritora
"llega a la poesía a través de la música".
Ancira, quien
reside en Barcelona desde 1988, adaptó el texto de la poeta para
presentarla en teatro, y escogió la música adecuada entre las partituras
de la madre de Tsvietáieva.
"Me fui a Rusia, vi las
partituras y vi donde podía meter a Schubert, Beethoven, Schumann,
Chopin, Chaikovski y Griboyédov y le envié las partituras a la pianista
que la acompaña", indicó.
La traductora, nacida en México en
1956 y estudió filología rusa en la Universidad Estatal de Moscú,
explicó que este relato impacta a todo el público debido a que toca
fibras sensibles de la infancia de todos los espectadores y los
lectores.
"La reacción del público ha sido fantástica", señaló
Ancira quien aseguró que "esto no nació como obra de teatro, sino como
una lectura acompañada con el piano", pero Rotenstein realizó los
cambios para evitar que el texto se perdiera con la música.
Además del impacto que tiene esta obra, en el público existe la
curiosidad por ver en el escenario a la hija del actor Carlos Ancira
(1929-1987), quien realizó 300 obras de teatro, 50 películas, dos mil
programas de televisión y más de 30 telenovelas, además de mantener
cerca de tres décadas el monólogo "Diario de un loco" de Nikolái Gógol.
"Siento que ha habido un reencuentro con mi padre, él vivía para el
teatro, y 27 años después de muerto yo entro en su terreno no como
traductora de obras de teatro, sino haciendo llegar al público lo que
hacía mi papá", afirmó Ancira.
Indicó que con el trabajo de
ensayos y la memorización de un texto, el manejo de vestuario, volvió a
vivir lo que había visto de niña durante el trabajo de su padre y afirmó
que Ancira es un apellido de teatro que debe defender.
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