Las autoridades ucranianas y los rebeldes se culparon hoy mutuamente del supuesto derribo del avión malasio que se estrelló ayer en la región de Donetsk con 298 personas a bordo, sin que haya habido supervivientes.
El Ministerio de Defensa de Rusia dijo hoy que ayer detectó el empleo de radares de los sistemas de defensa antiaérea "Buk" del Ejército ucraniano cerca de la zona donde se estrelló el avión malasio.
Por su parte el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, responsabilizó a Rusia y señaló que "los rusos han ido demasiado lejos. Es un crimen internacional por el que sus responsables deben ser juzgados ante el Tribunal de La Haya".
Además el asesor del Ministerio de Interior ucraniano, Antón Gueráschenko, denunció que el sistema de defensa antiaérea "Buk" con el fue derribado ayer, según Kiev, el avión malasio en el este de Ucrania, ha sido trasladado a Rusia por los separatistas prorrusos.
Varios países han pedido ya una investigación internacional sobre lo ocurrido ayer con el vuelo MH17 de la compañía Malaysia Airlines, que cubría la ruta entre Amsterdam y Kuala Lumpur, en la región oriental de Donetsk, escenario de combates entre las fuerzas gubernamentales de Ucrania y los rebeldes prorrusos.
Según los servicios de inteligencia estadounidenses, el avión fue derribado por un misil tierra aire, aunque no ha podido especificar quién lo disparó.
Para el presidente ruso, Vladímir Putin, el suceso demuestra la necesidad de que se llegue cuanto antes a un arreglo pacífico del conflicto en el este de Ucrania.
Los rebeldes prorrusos de la autoproclamada "república popular de Donetsk" se han mostrado dispuestos a aceptar una tregua con las fuerzas de Kiev.
Así lo señaló hoy, según medios rusos, el viceprimer ministro de la formación separatista, Andrei Purguín, quien dijo que hoy tendrán lugar nuevas consultas del llamado Grupo de Contacto, integrado además por representantes de Rusia, Ucrania y la OSCE, para que se declare un alto el fuego.
Purguín negó que los separatistas se hayan apoderado de sistemas de defensa antiaérea "Buk", capaces de derribar aviones, extremo que fue confirmado hoy por el Fiscal General de Ucrania, Vitali Yarema.
Los sistemas de defensa antiaérea "Buk" (Gadfly, según la clasificación de la OTAN) son fabricados por la empresa rusa Almaz-Antéi, incluida esta semana en la nueva lista de sanciones por Washington contra compañías del sector estatal ruso a raíz del conflicto armado en el este de Ucrania.
Los "Buk" tienen una capacidad de alcance de objetivos aerodinámicos a una altura de 25 kilómetros y pueden disparar contra 24 blancos simultáneamente.
El avión se desintegró en el aire y sus fragmentos y los cuerpos de los ocupantes quedaron diseminados por un área de 12 kilómetros.
Malaysia Airlines informó de que todavía debe verificar la nacionalidad de unos 20 pasajeros del avión y anunció que publicará las identidades una vez se haya puesto en contacto con los familiares de todos ellos.
De momento, la aerolínea informó de que el avión transportaba 173 holandeses, 44 malasios -incluidos 15 tripulantes y 2 bebés- 27 australianos, 12 indonesios -incluido 1 bebé-, 9 británicos, 4 alemanes, 4 belgas, 3 filipinos, 1 canadiense y 1 neozelandés.
Decenas de delegados, investigadores y activistas que iban a participar en una conferencia internacional sobre el Sida en Australia viajaban a bordo del avión y, según medios australianos, se estima que la cifra ronda el centenar.
La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) ha convocado para hoy una reunión especial en Viena y un grupo de especialistas de esa organización se dirige al lugar del siniestro.
Los rebeldes prorrusos han garantizado la seguridad de los observadores de la OSCE y de los investigadores internacionales que van a examinar las causas del siniestro.
También el Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá hoy en una sesión de urgencia.
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