El anuncio de Rusia de que no prolongará su
aportación a la Estación Espacial Internacional (EEI) a partir de 2020
es un revés en la estrecha colaboración espacial entre Moscú y
Washington tras la Guerra Fría.
Hace más de quince años, el 20
de noviembre de 1998, se puso en órbita el primer módulo de la EEI como
ejemplo del acercamiento entre las superpotencias.
EEUU y
Rusia habían comenzado su carrera espacial en un contexto de competencia
militar por la supremacía global en la década de 1950 pero fue no fue
hasta 1975 cuando dieron un paso decisivo hacia la cooperación con el
acoplamiento en vuelo del Apolo-18 (EEUU) y la Soyuz-19 (URSS).
En plena Guerra Fría, fue el primer proyecto de colaboración conjunto.
En 1984, el presidente estadounidense Ronald Reagan propuso reunir a
las potencias occidentales para construir una estación permanente en el
espacio. El programa lo denominó Alfa y su sucesor, George Bush,
"Freedom" (Libertad).
En noviembre de 1993, después de que
rusos y norteamericanos firmaran el primer proyecto de cooperación
espacial, el presidente Bill Clinton redefinió el programa EEI y lo dotó
de un carácter multinacional.
Y, en junio de 1995, Washington
y Moscú pusieron fin a casi cuatro décadas de carrera espacial por
separado con el histórico acoplamiento del transbordador "Atlantis" en
la estación orbital rusa "Mir", núcleo de la EEI.
En el
desarrollo de la EEI intervinieron EEUU y Rusia, como socios
principales; Canadá, Japón y los países de la UE, como Estados de
referencia, y más tarde se unieron Brasil y Ucrania, como colaboradores.
En la actualidad, en la estación participan quince naciones y es un símbolo de la cooperación internacional.
En diciembre de 1998, el módulo "Unity" (de EEUU) se acopló al
"Zaryá" ruso y, en noviembre de 2000, tres astronautas (los rusos
Serguei Krikaliov y Yuri Guidzenko y el estadounidense William Shepard)
se convirtieron en los primeros habitantes la EEI.
En este
tiempo, los accidentes no han sido ajenos a su desarrollo: el más grave
se produjo con la desintegración del transbordador estadounidense
Columbia en febrero de 2003 y el fallecimiento de sus siete tripulantes
cuando regresaban de la estación.
Dos años después, la NASA
decidió la suspensión del programa de los transbordadores, porque el
Discovery sufrió problemas en el despegue hacia la EEI, y abrió una
nueva etapa de colaboración con Moscú.
Rusia asumió en 2008 el
traslado de los astronautas estadounidenses al espacio y, el 21 de
julio de 2011, la NASA puso fin a los vuelos de sus transbordadores, con
el último lanzamiento del Atlantis.
Desde ese momento, sólo
los rusos efectúan labores de aprovisionamiento de la Estación Espacial
Internacional. Rusia mantiene la primacía, pues son la naves Soyuz el
único eslabón entre la Tierra y la plataforma orbital.
Rusia,
sometida ahora a sanciones de EEUU y la UE por su papel en la crisis de
Ucrania, anunció hoy que no tiene intención de prolongar el uso de la
EEI después de 2020, la fecha comprometida con la NASA y la europea ESA.
Un proyecto de más de 100.000 millones de dólares, la EEI orbita a
una distancia de entre 335 y 460 kilómetros de la Tierra, pesa más de
450 toneladas, se desplaza a unos 27.000 kilómetros por hora y ha tenido
residentes de forma continuada desde 2000.
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