El plazo del ultimátum presentado por el
presidente interino de Ucrania, Alexandr Turchínov, a los prorrusos para
que depongan las armas y abandonen los edificios públicos que mantienen
ocupados en el sureste del país venció hoy a las 09.00 horas (06.00
GMT).
El jefe del Estado ucraniano, que anunció anoche que
empleará el ejército para restaurar el orden, firmó un decreto que
garantiza que no se perseguirá judicialmente a quienes acaten el
ultimátum en caso de que no hayan herido o matado a otros ciudadanos.
De momento no hay información que indique que los activistas
prorrusos estén dispuestos a desalojar las dependencias administrativas
que ocupan en varias ciudades de mayoría rusohablante.
En un
mensaje a la nación, Turchínov advirtió de que el Gobierno de Ucrania no
permitirá la repetición del "guión de Crimea en las regiones orientales
de Ucrania", en alusión a la reciente anexión de esa región ucraniana
por la Federación de Rusia.
Aseguró que las autoridades
ucranianas han hecho todo por evitar el derramamiento de sangre, pero
están dispuestas a rechazar "con las armas en la mano los intentos de
invasión y desestabilización, así como las acciones terroristas".
Rusia reaccionó al ultimátum del Gobierno de Kiev con una declaración
de su cancillería que tachó de "criminal" la decisión de Turchínov de
utilizar el Ejército para aplastar "manifestaciones pacíficas".
Moscú, que niega su implicación en los acontecimientos en las
regiones de Ucrania, aseguró que de Occidente depende que se evite una
guerra civil en Ucrania, en alusión a su influencia en el Gobierno de
Kiev, al que el Kremlin le niega toda legitimidad.
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