De paseo con Dostoievski por las calles de San Petersburgo

"Es una ciudad de gente medio loca... en pocos lugares encontrarás gente con influencias tan lúgubres, duras y extrañas en el alma como en San Petersburgo. (Crimen y castigo)

"Con las persianas cerradas las pequeñas y amarillas casas de madera tenían un aspecto sucio y deprimente. El frío y la humedad penetraban en su cuerpo y comenzó a temblar. Cada cierto tiempo cruzaba por delante de señales de tiendas y las leía con atención”. (Crimen y castigo)

“El calor en la calle era horrible. A su alrededor estaban la falta de aire, el bullicio, el yeso, los andamios y los ladrillos, y ese hedor especial de Petersburgo, tan familiar a todos los que no pueden salir de la ciudad en verano. Todos esto afectaba dolorosamente sobre los ya alterados nervios del joven”. (Crimen y castigo)

"En ese punto en el que hay gran cantidad de bloques de edificios, llenos de tiendas para beber y comer algo. Las mujeres entran y salen corriendo constantemente, con la cabeza sin cubrir y con ropa para estar en casa. Se reúnen aquí y allí en grupos, en la acera, sobre todo a la entrada de varios establecimientos situados en los pisos más bajos. Desde uno de estos salía el sonido del canto, el tañido de la guitarra, los gritos de júbilo, que flotaban en la calle”. (Crimen y castigo).

"… estaba interesado en saber por qué en todas las grandes ciudades a los hombres no solo les guía la necesidad sino que, de una manera peculiar, se inclinan a vivir en esas partes de la ciudad donde no hay jardines ni fuentes, donde se acumula más suciedad, malos olores y todo tipo de obscenidades”. (Crimen y castigo)

“Era una noche maravillosa, una de esas noches que uno experimenta solo cuando se es joven. El cielo estaba tan claro y había tantas estrellas brillando en lo alto, que uno no podía dejar de sorprenderse de que debajo de ese cielo viviera gente tan caprichosa”. (Las noches blancas)

“¿Entiende, señor, entiende, qué significa que cuando no tiene ningún sitio a dónde ir?' La pregunta de Marmeládov le vino entonces a la mente: 'Cada hombre tiene un lugar a dónde ir”. (Crimen y castigo)Lea más: Un paseo por San Petersburgo de la mano de Dostoievski

"Me dicen que el clima de Petersburgo es malo para mí y que con lo poco que tengo me resulta muy caro vivir aquí. Lo sé mejor que toda esta saga de experimentados consejeros y monitores...Pero me quedo en Petersburgo, ¡no me voy a ir de Petersburgo! No me voy a ir porque...bueno.. da igual si me voy o no” (Apuntes del subsuelo) Lea más: Un fin de semana en San Petersburgo Los tres amores de Dostoievski