Mientras, en Málaya Sya la vida transcurre bajo tierra. En esta aldea de Jakasia hay más de 40 cuevas. Algunas de ellas no dan mucho miedo, como la cueva Arjeologuícheskaya, a la que van de excursión los niños que pasan aquí sus vacaciones.
Sin embargo, en otras cuevas, como la Kashulákskaya, que la gente del lugar llama la cueva del demonio negro o la Caja de Pandora, solo entran los espeleólogos con experiencia, equipados con provisiones, decenas de metros de cuerda resistente, instrumentos profesionales e incluso sacos de dormir para pasar la noche bajo tierra.
Las cuevas de Málaya Sya no despertaron el interés de los espeleólogos hasta el siglo XX. Antes de ello eran lugares de culto. Desde la Edad de Piedra los chamanes, cazadores y habitantes de la taiga y de las montañas celebraban en ellas sus ritos y sacrificaban animales. Incluso hoy en día se hacen hechizos en ellas, aunque cobrando.
Elena, una vecina de la aldea, comenta con ironía: