La belleza de una remota aldea peruana inspira a director de cine ruso

Niños en El Salado.

Niños en El Salado.

Valentín Albov
En el festival cinematográfico Ventana a Europa, celebrado en Víborg, se estrenó la película: Salado. La cesta de los sueños. Es la primera parte de una trilogía documental a cargo del director ruso Mark Joseph sobre recónditos lugares, donde la forma de vida de las comunidades está plenamente conectada con el medio ambiente.

Salado es una pequeña aldea, cercana a la ciudad peruana de Tarapoto. No tiene sentido buscarla en el mapa, solo es posible llegar hasta ella en motocicleta, si hace buen tiempo. Cuando llueve, la carretera queda desdibujada por el agua. Aquí acaban las montañas y comienza la selva, que se extiende a través de Brasil a lo largo del Amazonas hasta el Atlántico.

Para Mark Joseph, la atracción hacia este tipo de lugares alejados de la civilización, surgió tras su visita a una aldea maya en el 2004. Los ojos de quienes viven sin dinero, en armonía y respeto con el medio ambiente, eran tan vivos y auténticos que Joseph se convenció de que había que darlos a conocer por el mundo mediante el cine.

El director emigró desde la URSS a Canadá en 1989. Ahora vive en Montreal, donde conoció a un anciano peruano que se dedica a la práctica espiritual. A través de él, Joseph supo de la aldea El Salado, con el deseo de pasar varios días rodeado de personas que se funden con la naturaleza. En el 2013 se llevó consigo a un operador de cámara, un año después la película ya estaba terminada.

“Salado. La cesta de los sueños, es solo la primera parte de la trilogía que he ideado. Ahora rodamos otra película sobre una aldea canadiense similar que se encuentra en la provincia de Québec. Planeamos hacer la tercera película en México o en Rusia”, explicó Mark Joseph a RBTH.

El estreno mundial de la primera parte, tuvo lugar en Víborg el pasado 11 de agosto, en el festival de directores rusos Ventana a Europa.

“Para mí, es un gran honor presentar mi trabajo en un festival ruso, codo con codo junto a otros excepcionales autores. Es la primera vez que estoy en Rusia desde hace 26 años. Actualmente, los directores rusos están dispersos por todo el mundo. Este festival nos da la posibilidad de conservar el contacto con nuestra casa, con nuestra cultura”, continúa Joseph.

El argumento de la producción, es un día en la vida de la aldea peruana. Esta película rompe con las reglas del cine documental. Aquí no hay comentarios, tan solo la observación silenciosa de los juegos infantiles, la búsqueda y elaboración de alimentos o la preparación de una gran celebración. De este modo, el director pretende mostrarnos la belleza natural en medio de la simplicidad en que vive la comunidad.

“No tienen el concepto de la propiedad. Por ejemplo, nos fijamos en que en la aldea había muchos perros. Cuando preguntamos sobre los dueños, todos nos miraron muy sorprendidos. “Tan solo viven aquí y nosotros les damos de comer”, dijeron. Nos implicamos tanto en proceso de filmación que el operador de cámara incluso quería quedarse a vivir”, recuerda Joseph.

Al final de la película, aparece únicamente el monólogo de un chamán habitante de la comunidad, a quien Joseph pudo filmar mientras curaba a un niño. El chamán utiliza medicina ancestral, y según Joseph, todos sus pacientes se han logrado curar. Incluso, han llegado algunos enfermos de Europa, que siendo rechazados por doctores occidentales, reciben tratamiento con él. En la película, el chamán se convirtió en una figura central, pues en su monólogo logra expresar la filosofía que sigue el propio director.

Mark Joseph pasó su infancia en Moscú. Más tarde se trasladó a Bakú, donde finalizó sus estudios musicales en el conservatorio. Estudió en el departamento de actuación del Teatro Académico Ruso, pero no finalizó, al cabo de dos años, regresó a Moscú e ingresó en la Universidad Estatal Guerásimov de Cinematografía en el departamento de dirección. Más tarde interpretó el papel principal en la película La Leyenda de Siyavush, del director soviético Borís Kimyagárov. Joseph participó en otras cuatro películas y tuvo otras experiencias como actor, pero después emigró para evitar la censura soviética. Llegaría a Toronto, Canadá en 1989, conocería al poco tiempo a un productor que le ofreció trabajo escribiendo el guion para un largometraje con un presupuesto de un millón de dólares, el cual no pudo ser finalizado debido a la censura canadiense. Posteriormente se mudó a Montreal, donde reside actualmente, allí ha filmado varios programas para un canal de televisión ruso- canadiense.

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