Hillary Clinton habla con sus partidarios y repite que "hay informes creíbles acerca de la interferencia de Rusia en nuestras elecciones". La candidata a presidenta se refiera al escándalo provocado por el hackeo de los servidores de la Convención Nacional Demócrata. Sin embargo, no ha habido ninguna instancia oficial que acusara a Moscú. Las autoridades estadounidenses se han limitado a declarar que hay una investigación abierta.
El presidente ruso Vladímir Putin negó las acusaciones y declaró que “Moscú no está implicado en cosas así a nivel de Estado".
Se trata de la primera campaña electoral en las que hay acusaciones directas contra agencias rusas sobre su posible influencia en el resultado de las elecciones de EE UU. En gran parte es por la figura de Donald Trump, que algunos consideran un candidato "prorruso" debido a su supuesta afinidad con Putin. En una entrevista en el The Washington Post, un miembro de los servicios de inteligencia de EE UU declaró de manera anónima que las relaciones del multimillonario están siendo analizadas minuciosamente.
"En los EE UU dicen que Rusia está en decadencia, pero cuando se habla de todo lo asociado a las amenazas cibernéticas, parece que el país es muy competitivo y tiene más capacidad que China", declaró a Gazeta.ru el analista Matthew Burrov del Consejo Atlántico. "Rusia realiza estas operaciones al más alto nivel".
Algunas expertos creen que en caso de que haya un ataque masivo de los hackers, el propio censo electoral estaría bajo amenaza. En agosto el FBI informó de que un grupo de hackers había accedido a la base de datos del comité electoral de Illinois, y de que se había robado información sobre 200.000 votantes. Según el FBI se sospecha de los servicios de seguridad rusos.
En julio el senador Harry Reid preguntó al FBI que investigara la capacidad de Rusia para influir en las votaciones de noviembre. Declaró que tras hablar con oficiales de inteligencia se había quedado con miedo de que el objetivo de Putin fuese "alterar el resultado de las elecciones".
En EE UU existe el miedo de que Rusia pueda influir en las elecciones, dice Nikolái Zlobin, del Center on Global Interests, situado en Washington.
Por ejemplo, es posible que los hackers interfieran en los votantes que lo hagan por internet. Aunque por ahora este sistema de votación no es muy habitual y la mayoría prefiere hacerlo con papeletas de papel.
Zlobin cree que la posible manipulación de votos en estados clave es mucho más peligrosa. "No es posible hacerlo en todos los lugares, pero si creas una pequeña ventaja en un estado concreto, es posible que el resultado de las elecciones cambie radicalmente", dice.
Este analista recuerda las elecciones presidenciales del año 2000 que enfrentaron a Geaorge W. Bush y Al Gore. Según el primer recuento, Bush fue el ganador por el recuento manual de 43.000 papeletas que ordenó el Tribunal Supremo de Florida. Aunque la Corte Suprema acabó por suspenderlo.
Los oponentes del Kremlin en Washington creen que las autoridades rusas apoyan a Trump.
Putin llegó a declarar su simpatía por el candidato republicano, pero posteriormente dijo que estarían dispuestos a trabajar con cualquier administración estadounidense.
Los canales de televisión rusos muestran más a Trump que a Hillary Clinton. Pero esto apenas influirá de manera indirecta en los ciudadanos estadounidenses rusoparlantes. En estos momentos las encuestan sitúan a los dos candidatos casi empatados y los debates que se celebren a finales de septiembre influirán en los resultados finales.
Publicado originalmente en ruso en Gazeta.ru.
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