Reunión del cuarteo de Normandía, compuesto por los mandatarios de Francia, Alemania, Rusia y Ucrania, el pasado 2 de octubre en París.
ReutersEl Ejército ucraniano comenzó el pasado 5 de octubre la retirada de tanques y armamento de calibre inferior a 100 mm de la línea de separación de fuerzas. Por su parte, la República Popular de Lugansk comenzó a hacer lo propio el pasado día 3. Estas medidas fueron las acordadas tras la reunión del cuarteto de Normandía (Ucrania, Rusia, Francia y Alemania) en París el pasado viernes, en la que se confirmó la necesidad de implementar los acuerdos de Minsk.
Ambas partes requieren hacer concesiones, sobre todo en lo que respecta a las elecciones locales en las repúblicas autoproclamadas. Los miembros del cuarteto advirtieron a Donetsk y a Lugansk de que debían realizar los comicios locales según la ley ucraniana y que se debían aplazar las que tenían previstas celebrar los próximos 18 de octubre y 1 de noviembre. Por su parte, Kiev debe adoptar una nueva ley electoral consensuada con las regiones separatistas, realizar una reforma constitucional que reconozca el estatus especial del Donbass y garantizar una amnistía a los combatientes.
Los analistas rusos consultados subrayan que será mucho más complicado para las autoridades de Kiev implementar sus compromisos, ya que es más factible para Donetsk y Lugansk organizar las elecciones de una manera eficaz en otra fecha. El pasado 6 de octubre las autoproclamadas repúblicas de este de Ucrania aceptaron un cambio de fecha, para el próximo febrero.
“Es más fácil para Donbass cumplir con la parte política de los acuerdos, lo que incluye el cambio de fecha de las elecciones. Para Kiev se trata de una cuestión de estabilidad del régimen político, de ella estabilidad interna”, declara Maxim Bratevski de la Escuela Superior de Economía de Moscú.
El presidente ucraniano Petró Poroshenko no tiene mucho margen de maniobra. “Se asume que Poroshenko no ha obtenido todo el apoyo de sus socios europeos en la reunión de París. Aparentemente se señaló que no se podían romper en partes los acuerdos de Minsk, es decir, implementar unos puntos y no otros, y que no implicarse en el proceso político no era posible”, explica Bratevski.
Según Evgueni Minchenko, del Instituto Internacional de Expertos en Política, señala que “los socios europeos de Poroshenko han pasado de un apoyo incondicional a una percepción más crítica y entienden que deben presionarlo para conseguir sus objetivos”. Cree que hay razones objetivas para el cambio. “Poroshenko siempre promete pero luego no hace nada”, dice.
Poroshenko y la crisis política en Ucrania
El analista ucraniano Andriy Yermoláiev también cree que se está llegando a un punto de inflexión. Europa está obligando a Poroshenko a actual “a pesar de que haya grandes perturbaciones en Ucrania”. La implementación de lo acordado en París podría propiciar “una tregua más o menos sostenible y un descenso de la presencia rusa en Donbass”.
Sin embargo, no elimina de la agenda la cuestión de la autonomía de Donbass. “No todos los miembros de la coalición gubernamental están interesados en que haya un proceso de paz. Aunque sea difícil y doloroso reconocerlo hay partidarios de la guerra y quienes apoyan una Ucrania más pequeña [sin Donbass]”, explica Yermoláiev.
“El propio presidente está en una posición difícil”, pero a pesar de las dificultades para alcanzar la paz, Yermoláiev, al igual que los analistas rusos, no cree que las hostilidades en el este de Ucrania se vayan a reanudar.
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