“Hay valores por encima de la política”

El embajador de España en Rusia, José Ignacio Carbajal Gárate, habla de la celebración del Año de la Lengua y la Literatura. Fuente: Ruslán Sujushin

El embajador de España en Rusia, José Ignacio Carbajal Gárate, habla de la celebración del Año de la Lengua y la Literatura. Fuente: Ruslán Sujushin

Tras la inauguración oficial del Año de la Lengua y la Literatura en español en Rusia y de la Lengua y la Literatura rusas en España, Madrid y Moscú han dado comienzo a los festejos bilaterales que tendrán lugar en los próximos meses. RBTH conversa con el embajador de España en Moscú, José Ignacio Carbajal Gárate, sobre la presencia del español en Rusia, los intercambios culturales y los pasos que se pueden dar para acercar más a los dos países.

¿Cree que el español es un idioma menos popular en Rusia que el inglés, el alemán o el francés?

No estoy muy seguro de ello. Me llama la atención que, paseando por Moscú, uno se puede encontrar con más personas que entienden el español que el inglés. Pero el hecho de que el francés y el alemán tengan el lugar que ocupan en Rusia es perfectamente explicable.

A partir de los siglos XVII y XVIII, la cultura francesa tuvo una gran influencia en este país. Una gran parte de Guerra y paz, de Lev Tolstói, está escrita en francés. Y cuando alguno de los decembristas [oficiales del Ejército ruso que organizaron una sublevación contra la Rusia imperial en diciembre de 1825] fue sometido a juicio, tuvieron que ponerle­ un intérprete de fran­cés porque no hablaba ruso.

Ha habido también una gran influencia del alemán: casi todos los barones de la familia de los zares se casaban con princesas protestantes del norte de Alemania. Probablemente la situación del español se debe a una ausencia de vínculos con Rusia. Hay que tener en cuenta que España no mantuvo relaciones diplomáticas con la URSS desde 1918 hasta 1977.

Eso explica que la presencia del español se deba más a países iberoamericanos como Cuba. Ahora espero que la pujanza de América Latina también nos ayude a lograr una importancia mayor del español aquí.

¿Qué eventos podría destacar dentro de las celebraciones que tendrán lugar en Rusia?

Es la primera vez que nos ponemos de acuerdo con los países de habla hispana, a los que he querido incorporar en las celebraciones del Año de la Lengua y la Literatura. Destacaría una convocatoria del primer premio de Embajadas de lengua española por la mejor traducción del español al ruso.

Habrá también una participación interesante de España y los países de habla hispana en la feria del libro Non Fiction. Además, se van a celebrar el V Congreso de Hispanistas en Rusia, un congreso sobre el arte en Rusia y España y una serie de distintos eventos culturales.

¿Se ha visto afectado el Año de la Lengua por las actuales tensiones entre Rusia y la UE?

Creo que hay valores que están por encima de las circunstancias políticas, como la cultura y la lengua. Y hay otro factor: cuantas más dificultades existen para entenderse es cuando más hay que esforzarse por mantener un diálogo continuo y conseguir que sea más profundo.

Este Año del Idioma puede entenderse como una continuidad de las celebraciones de 2011, y lo será también 2016, que dedicaremos al turismo entre Rusia y España. 

 

¿Cree que la celebración del Año del Turismo en 2016 llega en un buen momento?

A pesar de las circunstancias políticas, que no son precisamente las más favorables, vamos a ver si podemos impulsar de alguna manera el Año del Turismo. Pero sí, esta iniciativa llega en un buen momento. Hay un dato muy curioso: el turismo ruso en España es el que menos ha sufrido dentro de los países de la UE. Hemos tenido pérdidas de un 26%, unas cifras notables que tenemos que superar, pero seguimos viendo que cuando los rusos tienen que decidir cuál será el destino de sus vacaciones, eligen España frente a otros competidores europeos.

¿Es posible que se vuelva a plantear la supresión de visados entre Rusia y la UE?

No solamente es posible, sino que es absolutamente necesario y tenemos que seguir planteándolo. Es un tema recurrente y muy antiguo que ya suscitamos en 2010. No tiene ningún sentido ir poniendo visados cuando hay más de un millón de visitantes.

En 2013 llegamos a tener 1,5 millones de turistas rusos, después hemos bajado hasta 1,4 millones. Desde muchos puntos de vista, no solamente el económico sino también desde el de los derechos humanos, los conocimientos, los intercambios de estudiantes, deportistas y científicos, es importante tratar de facilitar esta corriente humana. Los rusos siempre van a encontrar en España un país que defiende no solo la facilitación de visados sino su supresión. Confío en que en un plazo de tiempo razonable esta barrera para el conocimiento mutuo desaparezca.

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