¿Qué puede ofrecer Argentina a Rusia?

Fuente: ITAR-TASS

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El país austral tiene la oportunidad de aumentar sus suministros de alimentos a Rusia debido al veto del país eslavo a los productos procedentes de Occidente. Sin embargo, este aumento dependerá de muchos factores. Hay algunos problemas burocráticos y será necesario limitar los problemas derivados de la gran distancia entre ambos países.

Como respuesta a las sanciones impuestas por los países occidentales, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, firmó el 6 de agosto un decreto que restringe la importación de productos agrícolas procedentes de los países de la Unión Europea, EE UU, Australia, Canadá, Noruega y Japón durante un año. Al día siguiente, el gobierno ruso preparó una lista de los productos afectados. La prohibición se extiende a la carne, los embutidos, la leche y otros productos lácteos, el pescado, el marisco, la verdura, la fruta y los frutos secos.

Según las estimaciones de la Comisión Europea, solamente las exportaciones de este tipo de productos procedentes de Europa ascendían a 5.000 millones de euros. Las empresas rusas están buscando ahora un sustituto para sus proveedores habituales. En esta situación podrían salir ganando los productores de víveres latinoamericanos: Brasil, Ecuador, Uruguay, Chile y, por supuesto, Argentina.

En los últimos años la balanza comercial entre estos dos países se ha inclinado a favor de Argentina. Rusia le compra bienes por un valor aproximado de 1.000 millones de dólares y entre el 70 y el 75 % de ellos son productos agrícolas y de la industria alimentaria, según señala el representante comercial de Rusia en Argentina, Serguéi Derkach. “La mayor partida de importación que llega de Argentina es de frutas y verduras, sobre todo manzanas y peras”, añade.

“Actualmente se nota un aumento del interés y el deseo de incrementar la exportación de bienes, y no solo de aquellos que se han visto afectados por las sanciones”, cuenta Derkach, “Argentina ocupa una posición muy práctica al velar por los intereses de sus productores”. Esta no es la primera vez en la historia que ocurre algo parecido: en 1980, cuando los países occidentales impusieron un embargo a las exportaciones de trigo procedentes de la URSS por la invasión de Afganistán, Argentina aumentó sus exportaciones considerablemente, según añade el representante comercial.

Según Derkach, la medida en que Argentina podrá aumentar sus suministros a Rusia dependerá de muchos factores. Entre los favorables menciona que las temporadas de cosecha no coinciden.

Entre los desfavorables, la distancia existente entre los dos países. “Algunos productos, por ejemplo, algunos tipos de queso, podrían no llegar en buenas condiciones a Rusia”, afirma también la vicedirectora general de la empresa de logística Transbusiness, Olga Mishina.

Además hay otras barreras de naturaleza burocrática. “En Argentina existen actualmente 13 empresas que reúnen las condiciones necesarias para el suministro de quesos, ya que disponen de los certificados necesarios y no están endeudadas”, asegura Mishina. No es de extrañar que ya hayan vendido todas sus existencias hasta noviembre.

Para empezar a vender, por ejemplo, carne o leche en Rusia, primero hay que entregar una solicitud a SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria de Argentina), quien a su vez la reenvía a Rosseljoznadzor (Servicio ruso de Control Veterinario y Fitosanitario), desde donde se envía a un sanitario para que inspeccione la fábrica. “Todo esto lleva tiempo”, comenta Mishina. “Pero estamos dispuestos a acelerar el proceso lo máximo posible”, promete Derkach. “Aunque no a costa de la calidad”.

Sin embargo, el hecho de que cualquier modificación en el procedimiento de certificación requiera la aprobación de los demás miembros de la Unión Aduanera (Bielorrusia y Kazajistán), a la que pertenece Rusia, puede suponer una complicación.

Asimismo, la política de exportación del Gobierno argentino podría entorpecer la búsqueda de nuevos socios por parte de los agricultores. La aparición de un actor importante como puede ser Rusia ha provocado ya un aumento de los precios en muchos productos.

“En el próximo año la Argentina tiene potencial productivo para abastecer al mercado ruso con grandes cantidades de carne bovina y leche en polvo. Pero no debe esperarse un gran aporte en ese sentido, porque el gobierno argentino mantiene fuertes restricciones a las exportaciones de ambos productos”, indicó el editor de valorsoja.com Ezequiel Tambornini.

“El gobierno argentino, desde 2005 a la fecha, viene implementando restricciones a las exportaciones con el objetivo teórico de contener los precios internos de los alimentos, aunque en lo que respecta a carne vacuna el impacto de tal medida es nulo porque la industria cárnica exportadora fue prácticamente desmantelada y se encuentra reducida a una mínima expresión”, añadió.

El presidente de Ecorules, Nicolás Zabotkin, cree que la situación económica general de Argentina no es propicia para el establecimiento de relaciones comerciales a largo plazo. Debido a la fuerte inflación y al doble cambio, el precio de los productos argentinos en dólares no es estable, lo cual resulta muy difícil de explicar a los socios.

Por otro lado, hay un desajuste entre el consolidado mercado minorista ruso y el fragmentado mercado argentino de producción agrícola. Con frecuencia, los importadores rusos necesitan cientos de toneladas de cada producto y están acostumbrados a pagar con unos plazos de tres meses. “Una sola fábrica argentina no produce tales volúmenes y exige un anticipo del 30 %”, explica Mishina. “Observamos muchas consultas de nuevos importadores, en este caso, se hace necesario previamente definir instrumentos de pago seguros”, dice Miguel Paulón, presidente de Centro de la industria lechera. Por eso piensa que se intensificarán las ventas de los operadores habituales.

Hay dos eventos que podrían ayudar a que las negociaciones resulten más productivas y que, por suerte, han coincidido en el tiempo.

El 15 de septiembre comienza en Moscú la exposición World Food, en la que este año participará un número récord de empresas argentinas (cerca de 80); además, también tendrá lugar el encuentro anual de la Comisión Intergubernamental Ruso-Argentina. “Es un partido que se comenzó a jugar y si los primeros minutos permiten un buen calentamiento, será un partido intenso e interesante para ambos planteles”, comenta Paulón.

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