Más allá de la competencia, China y Rusia en América Latina

Dibujado por Natalia Mijáilenko

Dibujado por Natalia Mijáilenko

Las recientes giras por Latinoamérica de Vladímir Putin y Xi JinPing ponen de manifiesto que el potencial del continente no pasa desapercibido en el juego geoestratégico internacional. La denominada doctrina Monroe –corpus teórico del expansionismo de EE UU en Latinoamérica– parece que ha tocado definitivamente fondo. China y Rusia se perfilan como los socios más deseados por los sistemas políticos de la región que ven en estas dos potencias una salvaguarda a su independencia nacional.

Dibujado por Natalia Mijáilenko

Balance comercial de Rusia y China con Latinoamérica

Gracias al imparable aumento de la demanda de productos latinoamericanos en Rusia y China, la crisis que estremeció al mundo occidental en 2008 no afectó tanto al continente, mientras que las exportaciones a la UE y EE UU durante este periodo caían en torno al 26%, las exportaciones a Rusia y China no dejaron de aumentar.

Entre 2010 y 2012 el comercio bilateral entre China y América Latina alcanzó los 260.000 millones de dólares. Por poner un ejemplo, en la exportación de consumos básicos, la carne uruguaya se vendé más y más cara en China que en Rusia. China se convierte así en un destino muy apetecible por parte de las regiones sudamericanas.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el intercambio comercial de Rusia con Latinoamérica alcanzó en 2013 los 13.088 millones de dólares, siendo Argentina y Brasil sus dos principales socios comerciales.

China es el segundo socio comercial de Latinoamérica después de EE UU, una tendencia que según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) puede verse incrementada a partir de 2017 y pasar a ser así el mayor socio comercial de la región. En algunos países, como Brasil, China se ha convertido en el principal destino de las exportaciones, con lo que adquiere de esta forma el estatus de primer socio comercial de Brasil por delante de EE UU.

México ha intentado impulsar sus relaciones con el gigante asiático en los últimos años, no olvidemos que China es el segundo mayor socio comercial después de EE UU. La última gira de Xin Jinping ha dejado claro que China se quiere acercar a México donde pretenden hacer inversiones productivas en minería, energía e infraestructuras. Aunque ha habido algunos casos de tirantez, sobre todo  un litigio comercial en la OMC iniciado por el país norteamericano.

México tiene también esperanzas de mejorar su relación con Rusia, país con lazos económicos en el área de la industria aeronáutica, automotriz y sobre todo gran consumidor de productos alimenticios de diverso orden.

Poder financiero y mercado armamentístico

Si tenemos en cuenta los aspectos relativos al poder financiero en todo el continente americano, China es el principal acreedor de EE UU con 1,5 billones de dólares. Según el Instituto para la Gobernanza Económica Global, China concedió 102.000 millones de dólares en créditos a América del Sur.

Rusia carece de un poder financiero tan fuerte como China, pero no son pocas las iniciativas que se están llevando a cabo al respecto como la creación de bancos financieros en Argentina y Brasil para facilitar el comercio y los negocios conjuntos.

En cuanto a la importación de armamento, Rusia copa una buena parte del mercado, después de EE UU. Alemania y España también tienen una porción del mercado armamentístico. China en este aspecto se ha convertido en un nuevo actor importante sobre todo en armas de tipo ligero y de mano. No obstante, no se trata de un competidor directo de Rusia que se encarga en los últimos años de suministrar armamento pesado (tanques, aviones...) además del ligero. La excepción podría ser la aviación militar. Venezuela adquirió un avión chino en vez del ruso Yak-130. Esto en un continente donde la importación de armas ha crecido un 61% en la última década y el 22% en el último lustro, según datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz (SIPRI) radicado en Estocolmo.

Sector energético y de comunicaciones

En lo que concierne a la colaboración energética, los acuerdos de Rusia en la región llevan madurándose más tiempo, compañías como Gazprom o Rushydro se han hecho con un buen abanico de propuestas, tanto en Argentina  como en Venezuela, por citar las colaboraciones más avanzadas. No obstante, en Honduras la empresa china estatal Sinohydro construye una hidroplanta por valor de 350 millones de dólares.

Rusia colabora activamente en la puesta en órbita de satélites en países como Perú, Argentina o Chile, y ahora también China está participando en la puesta en órbita de satélties comunicacionales. Nicaragua negocia con el gigante asiático la puesta en órbita de un satélite para 2016 que mejorará las emisiones de TV e Internet para todos los países de Centroamérica.

El nuevo canal que planea Nicaragua, a la manera del ya existente en Panamá, cuenta con una gran inversión China –el presupuesto se estima en 30 billones de dólares– y promete facilitar el transporte hacia el Pacífico en una zona ya orientada comercialmente, en gran medida, a los países de este entorno con especial incidencia en el sudeste asiático.

Entramado cultural, núcleo duro del poder blando

En un mundo globalizado donde la presencia simbólica (cultura) de los países gana cada vez más terreno, los centros oficiales dedicados a la difusión y enseñanza de la lengua y la cultura se convierten en piezas de valor estratégico. China tiene abiertos 15 centros de difusión cultural y lingüística, mientras que apenas son siete los centros rusos.

Aunque no nos dejemos engañar por estos datos, ya que parece que la “marca Rusia” vende en América del Sur por sí sola, no olvidemos que el peso de la URSS a la que se considera su heredera pesa mucho en el imaginario de la izquierda latinoamericana que es precisamente la que se encuentra en auge en medio hemisferio. 

Vladímir Putin y Xin Jinping

Justo antes de la gira de los correspondientes presidentes a América Latina, hubo una reunión en Pekín. En dicha reunión Putin destacó que las relaciones entre los dos países se encuentran en su más alto nivel si tenemos en cuenta los útlimos 100 años de la historia más reciente. Atrás queda la etapa de tensión entre el ahora denostado maoísmo y lo que denominaban "burguesismo soviético".

La visita dejó claro que son muchos más aspectos los queunen a ambos países a nivel geoestratégico y defensa de un mundo multipolar que las pequeñas diferencias que los separan, como las prolongadas negociaciones para llevar gas ruso a China, que se prolongaron mucho y parecía que iban a fracasar a en numerosas ocasiones.

Si realizáramos un análisis de debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades –lo que se llama comúnmente análisis DAFO– situaríamos las debilidades y amenazas en el eje de la pura competición por el posicionamiento en la región. En este sentido, las oportunidades y fortalezas vienen dados por la unión estratégica.

Más que competidores en la región los dos países tienden a ser socios con un planteamiento claro de ejercer contrapeso a la parte estadounidense, tradicionalmente proclive a intervenir en la región más allá del ámbito comercial y de negocios.

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