El turista ruso: sol, cultura, shopping y, sobre todo, Barcelona

Fuente: Lori / Legion Media

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La Diputación de Barcelona y una de las principales empresas turísticas de España, Grupo Sehrs, han presentado el mayor estudio que se haya hecho jamás en Europa sobre el turista ruso. El trabajo -basado en más de 1.600 entrevistas realizadas a partes iguales en Rusia y en España- confirma la tendencia al alza del visitante ruso, aunque también advierte de la dura competencia de países como Italia o la República Checa.

En 2012, España recibió 1,2 millones de turistas rusos, casi un 40 % más que en 2011 y en 2015 el sector confía en que la cifra alcanzará los dos millones. Junto a este dato y sin olvidar el estado de la maltrecha economía española, hay que recordar que el turismo representa un 10 % del PIB de España y una cifra similar en cuanto a la población activa. 

No es de extrañar, pues, que se dediquen esfuerzos a intentar agradar al que se ha convertido en el turista de moda. Pero ¿cuál es el perfil de ruso que visita España? 

Se trata de un turista que viaja casi siempre (96 %) a través de touroperador y que pasa 8,5 días de media en este país. De aquí le gusta, por este orden, Barcelona (62 %), las playas (61 %), los lugares históricos (38 %) e ir de compras (35,6 %).  

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Por lo tanto, “es algo más que un turista de sol y playa”, subraya el responsable de turismo de la Diputación de Barcelona, Ramon Riera, quien no duda en calificar la capital catalana de “joya” del turismo. El ruso es un visitante muy “inquieto”, que también quiere visitar museos, monumentos, ciudades con interés histórico o hacer shopping. 

En cambio, lo que más le molesta es la falta de atención en su idioma (48,7 %), el nivel de precios fuera de su alojamiento (28,4 %), las dificultades para obtener el visado (24,1 %) y los intentos de robo. 

“Es un turista que valora mucho la seguridad”, señala Jaume Garau, autor del trabajo, quien añade: “Esto es algo que tenemos que tener en cuenta, sobre todo, en Barcelona”. 

Pero en general España les gusta y la recomiendan encarecidamente (71 %). Incluso, un 43% de ellos la ha visitado más de una vez y un 14 % ha estado tres o más veces en los últimos seis años. 

A diferencia de lo que muchos creen, no se trata exclusivamente de una persona de alto poder adquisitivo, aunque sí que es cierto que gasta mucho en general: 125 euros de media al día, frente a los 93 que gasta un británico, los 98 de un alemán o los 80 de un francés. 

El estudio revela que, por una parte, la mitad de los encuestados tiene unos ingresos que no alcanzan los 940 euros mensuales. Es decir, “España y, en concreto, Cataluña les gusta mucho y hacen un esfuerzo económico importante para poder venir”, subraya Garau. 

Pero al mismo tiempo, uno de cada siete turistas rusos gasta 177 euros al día, que es una cifra muy alta. Por el interés que encarna este tipo de visitante en concreto, el estudio lo retrata con más detalle: se trata de una persona de 35 años o más; que prefiere viajar en septiembre u octubre en detrimento de la temporada alta: que viene en pareja; es un viajero habitual; su estancia es más larga, y tiene una menor motivación por el turismo de sol y playa y más interés por el componente cultural. 

En cuanto a los competidores de España, la encuesta apunta que en los últimos tres años, los rusos viajaron sobre todo a Turquía (14,1 %), Italia (11,8 %), España (11,5 %), Grecia (7,9 %) y Egipto (7,4 %). Y en un futuro próximo, les gustaría ver Italia (18,6 %), España (11,7 %), Francia (11,6 %), Grecia (8,8 %) y la República Checa (7,9 %). 

Si cruzamos estos datos con los que indican el índice de satisfacción, la conclusión es que los máximos competidores de España son Italia y la República Checa, países que recomiendan, respectivamente, un 90 y un 95% de los encuestados. 

En palabras de Garau, “los rusos empezaron a viajar por su propio país y los de su entorno, como Ucrania. Más adelante, exploraron Turquía, Egipto y Grecia –destinos que ahora van a la baja- y después entraron a España a través de Cataluña. Pero quieren seguir probando y ya han empezado a ir a Gran Bretaña o Francia y eso quiere decir que compararán Barcelona con Londres o París”. 

En la misma línea, Ramon Bagó, del grupo Sehrs, advirtió de que “el ciclo del turismo ruso pasará, de la misma manera que también han ido pasando –aunque muchos nos  continúan visitando- los alemanes, los británicos, los franceses o los holandeses”. 

En cuanto a los visados, Bagó reconoció que se trata de un “agravio comparativo” respecto a Turquía o Egipto, donde no se requieren, pero quitó importancia a este trámite al recordar que, cuando empezaron a llegar a España los primeros turistas rusos, desde Cataluña se tenía que subvencionar a unos becarios que hicieran visados porque el ministerio de Exteriores decía no tener fondos para afrontarlo. Afortunadamente, esto ha cambiado mucho, aunque los visados siguen existiendo y su desaparición, de momento, solo es un anhelo.

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