Empresas catalanas se ponen en forma en Rusia

Fuente: RIA Novosti

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La Federación Rusa, país que siempre ocupa un lugar de honor en los medalleros y que en los próximos años va a protagonizar grandes acontecimientos deportivos como los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi o el Mundial de Fútbol de 2018, tiene una estructura empresarial muy débil en este sector. Esta es una oportunidad que las compañías españolas y, en concreto, las catalanas, no van a dejar pasar por alto.

Sólo un 10% de los productos deportivos que compran los rusos son made in Rusia. El 90 % restante es importado, sobre todo, de China (más o menos, las dos terceras partes). Además, las instituciones rusas “no hacen absolutamente nada para promover la creación de la industria local”, señala Xavier Esteve, representante del clúster Indescat, que agrupa empresas y centros de investigación catalanes vinculados al mundo del deporte.

Estos datos –entre muchos otros- animaron al gobierno catalán, junto con Indescat, a organizar una misión empresarial a Rusia hace unos pocos meses y, unos días atrás, se expusieron los resultados en unas jornadas en Barcelona.

A ellas acudieron, tanto empresas que ya están en el mercado ruso -por ejemplo, la textil Buff-; como otras que han empezado a explorarlo, gracias o no a la citada misión empresarial -el club de fútbol RCD Espanyol, el centro tecnológico CETEMMSA o la firma dedicada a productos de fitness A&F-; o alguna otra que declaró su “gran interés” por entrar en el país eslavo, como el Instituto Johan Cruyff, especializado en formación en marketing y proyectos deportivos, entre otras.

“Los rusos valoran mucho el deporte”, explicó Xavier Esteve, aunque practicarlo es otro cantar, ya que solamente lo hace un 20 % de la población. Es un porcentaje bastante bajo, si se compara con España, donde esta cifra es del 60 %, aunque la mayoría de los españoles que se consideran deportistas se dedica a caminar y es por lo menos dudoso que eso sea una práctica deportiva. 

Los deportes que más se practican en la Federación Rusa son la natación, en primer lugar, y el futbol, en segundo. 

El mercado del deporte en general está creciendo a un ritmo del 15-20 %, con preeminencia, lógicamente, de los deportes de invierno. Y más que crecerá tras las Olimpiadas de Sochi o, al menos, esta es la experiencia de las citas olímpicas, entre ellas, Barcelona 92. 

También hay que destacar que un 45% del cliente es público. ¿Sabían, por ejemplo, que el ejército ruso es un muy importante comprador de esquís? 

¿Y sabían que sólo un 0,2 % de los rusos va al gimnasio? Eso significa que en fitness hay “muchas posibilidades”. Así lo cree la responsable de exportación de A&F, Montse Centellas. La firma está presente en San Petersburgo, a través de un socio distribuidor que les está funcionando muy bien y ahora están en tratos con uno de Moscú, con el que “no acabamos nunca de cerrar el contrato, pero parece que hay mucho interés”. 

Centellas constató en persona que Rusia es un país de contrastes. Así, por ejemplo, el tipo de disciplinas que más se llevan en los gimnasios rusos son el aerobic o el step “que hace 15 ó 20 años que pasaron de moda en España”. Pero a la vez, “en ningún sitio he visto gimnasios con un material tan bueno y tan caros como en Moscú”. 

Por su parte, la responsable de área de Buff, Anna Monteagudo, destacó que esta empresa –cuyo signo de identidad son los tubulares de microfibra sin costuras- ha tenido una trayectoria algo errática en Rusia, al no encontrar un socio adecuado. Pero a partir de 2011, el cambio de distribuidor ha ubicado este mercado entre los 15 a 20 primeros de la empresa. Hay que tener en cuenta que Buff está presente en más de 60 países.

Sus productos se pueden encontrar en tiendas de deportes de toda Rusia, con especial presencia en la parte occidental, pero también en lugares tan remotos como Kamchatka. 

Finalmente, la directora de la oficina comercial de Cataluña en Moscú, Elena Palaguina, trazó los puntos fuertes y débiles del mercado ruso. Advirtió, por ejemplo, del alto coste a causa de los aranceles y el transporte y advirtió que eso puede repercutir en que un producto concebido como gama media acabe siendo de gama media alta o incluso alta, a causa del precio final. 

Pero a la vez, los rusos están dispuestos a pagar un alto precio por los productos de calidad y sobre todo por las marcas. Eso sí, tienen que ser marcas conocidas en todo el mundo. No vale que se conozcan solo en España, sino también en Estados Unidos, en París, allá donde lleguen los viajeros rusos.

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