Reacción de Moscú ante la renuncia del Papa

Fuente: Reuters

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A pocas horas del anuncio de la dimisión de Benedicto XVI, en Rusia ya se piensa en instaurar relaciones de colaboración con su sucesor.

Hacía casi 600 años que no ocurría. Con un discurso en latín, el 11 de febrero de 2013, el Papa ha anunciado en el Vaticano su dimisión. "He llegado a tener la certeza de que mis fuerzas, debido a mi avanzada edad, no son adecuadas para ejercer de modo eficaz el ministerio de Pedro". Así, tras ocho años de pontificado, Benedicto XVI abandona.

Esta decisión podría marcar un antes y un después en las relaciones entre el Vaticano y la Iglesia Ortodoxa rusa. Precisamente en Rusia, además, el hashtag en cirílico dedicado al Papa ha estado entre los más tuiteados en las horas inmediatamente posteriores a la noticia. Y tampoco han faltado los comentarios. El jefe del Comité de la Duma para la CEI (Comunidad de Estados Independientes), Leonid Slutski, en comentarios transmitidos por la agencia RIA Novosti, ha hecho saber que la elección de un nuevo Papa podría inaugurar una nueva fase de diálogo entre la Iglesia Ortodoxa rusa y la Iglesia Católica.

"En estos momentos es muy importante iniciar nuevos desarrollos de las relaciones entre el Vaticano y la Iglesia Ortodoxa", ha afirmado. "Creo que la Iglesia rusa tiene todos los elementos para afrontar este paso con todo el cuidado necesario. El encuentro entre el Patriarca y el Papa de Roma, que será elegido próximamente, podría ser una piedra angular con un gran valor histórico. Pero eso sucederá solamente cuando las dos Iglesias consideren que se dan las condiciones necesarias. Espero que eso suceda pronto"

El metropolita Hilarión de Volokolamsk, presidente del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú, ha definido la decisión de Benedicto XVI como "un acto personal de valentía y humildad", como se lee en el periódico Vzgliad. "La noticia de su dimisión", añade, "ha sido una sorpresa incluso para sus colaboradores más cercanos. La Iglesia Ortodoxa Rusa le agradece al Papa Benedicto XVI lo que ha hecho para la comprensión y resolución de los problemas que obstaculizan las relaciones entre ortodoxos y católicos, sobre todo en algunas regiones, como Ucrania. Precisamente hace pocos días estuve hablando sobre el Papa Benedicto XVI, durante un encuentro con el nuevo embajador ruso en el Vaticano, Alexander Avdéev. Se subrayó el impulso positivo que se ha notado en las relaciones entre la Iglesia rusa y la de Roma tras su llegada". 

"Es un teólogo muy respetado, un gran conocedor de las tradiciones ortodoxas", añade el metropolita Hilarión, que ha tenido ocasión de reunirse personalmente con el Papa varias veces.

"Me impresionó su calma y sus respuestas moderadas, así como su agudeza para tratar de resolver problemas". El metropolita Hilarión también ha deseado que el sucesor de Benedicto XVI logre "continuar por el mismo camino de diálogo en las relaciones entre las dos Iglesias, por el bien de todo el mundo cristiano".

Recientemente, también el Patriarca Kirill, según RIA Novosti, había hablado sobre las relaciones entre las dos Iglesias, enfatizando que no excluía un encuentro oficial con el jefe del Vaticano. "No excluyo la posibilidad de reunirme con el Papa de Roma en cualquier momento", afirmó, "pero debemos trabajar para crear las condiciones necesarias para que esa reunión pueda tener lugar".

Según Kirill, "la Iglesia Ortodoxa y la Iglesia Católica tienen muchos puntos en común",  como "las cuestiones relativas a la familia, el matrimonio, los hijos y la salvaguarda de los valores cristianos en Europa".

Además, la renuncia de Benedicto XVI, que dejará definitivamente su pontificado el próximo 28 de febrero, coincide con la llegada a Roma del exministro ruso de cultura, Alexander Avdéev, nombrado ahora embajador ruso en el Vaticano.

La decisión del Papa llega tras un periodo negro en la historia del Vaticano, marcado por escándalos y luchas internas. No hace mucho tiempo, en un libro-entrevista, el propio Benedicto XVI, consideraba la posibilidad, prevista por el Código Canónico, de dejar el cargo.

"Cuando un Papa llega a la total certeza de que ya no es capaz, física, mental o espiritualmente, de desempeñar la labor que se le ha confiado, entonces tiene el derecho, o incluso el deber en algunas circunstancias, de dimitir".

El último que renunció al pontificado fue Gregorio XII, en 1415. Antes de él, Celestino V, el Papa "che fece per viltade il gran rifiuto" (que hizo, por cobardía, la gran renuncia), como escribió Dante en el Canto III del "Infierno".

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