La compañía Transaero
Serguéi Bobylev/ TASS.Transaero tuvo casi 11 millones de pasajeros durante los primeros nueve meses de 2015, pero ya en septiembre había cesado la venta de billetes. Entonces Aeroflot, la mayor aerolínea del país y de titularidad estatal, asumió el compromiso frente a los perjudicados.
Tal como ha explicado a RBTH el ministro de Transportes, Maxim Sokolov, se habían detectado “agujeros financieros” en la contabilidad de la empresa. La deuda total de la aerolínea frente a los acreedores rondaba en aquel momento los 250.000 millones de rublos (unos 3.900 millones de dólares). Tres bancos han presentado una demanda de quiebra de la empresa: Sberbank, el principal banco del país, Alfa-Bank, uno de los principales agentes privados, y Gazprombank, filial de Gazprom.
La quiebra de las aerolíneas se achaca generalmente a la dura situación económica que atraviesa el país. En particular, durante la crisis de 2008 una de las aerolíneas más importante del país, KrasAir, se topó con unas considerables dificultades financieras. Acabó cancelando sus vuelos y en julio de 2009 se declaró en bancarrota. Miles de pasajeros se quedaron sin billete y no pudieron volar a tiempo. Según Maxim Sokolov, la situación en torno a Transaero resulta un mucho más fácil de gestionar.
A principios de septiembre de 2015 estaba previsto que Transaero se integrara en el grupo Aeroflot. Para ello el 75% +1 de las acciones del transportista debían venderse al precio simbólico de 1 un rublo, pero los accionistas de Transaero no pudieron consolidar a tiempo el paquete de acciones necesario.
Según otra versión, la Oficina Federal Antimonopolio se habría posicionado en contra de la adquisición. En caso de que dicha adquisición se hubiera producido, la cuota de Aeroflot en el mercado de las aerolíneas de Rusia habría aumentado un 50%. Finalmente, la principal aerolínea de Rusia rechazó la oferta. Posteriormente, el Gobierno ruso celebró una sesión en la que se decidió la futura quiebra de la empresa.
Antes, los copropietarios de la tercera aerolínea más importante del país, S7 (con 6,26 millones de pasajeros durante los nueve primeros meses de 2015), anunciaron la compra del paquete de control de las acciones de Transaero.
“Antes de este anuncio, Transaero se encontraba en una situación bastante extraña: formalmente el director general de la compañía era un secuaz de Aeroflot, que a su vez es el competidor directo de Transaero. Es comprensible que en tales circunstancias los acreedores se pusieran nerviosos”, dice el analista de IK Premier Serguéi Ilín.
Los expertos consideran que, con el acuerdo entre Transaero y S7, aparecería un competidor de pleno derecho para Aeroflot y se garantizaría la ausencia de monopolio.
“El mercado saldría ganando si Aeroflot tuviera un competidor válido, que surgiría de la fusión de S7 y Transaero”, dice Serguéi Ilín. Pero, según él, S7 no tiene suficientes recursos para solucionar de forma autónoma los problemas de la deuda de Transaero.
Tal como explicó a RBTH el director del servicio de análisis de la agencia Aviaport, Oleg Panteléiev, el acuerdo entre Transaero y S7 podría haber estado promovido por los acreedores de la primera empresa. “Es poco probable que lo haya promovido el copropietario de S7, Vladislav Filiov, para ampliar el negocio del grupo”, dice.
Con el conflicto de Transaero de fondo, la volatilidad de sus acciones ha crecido drásticamente, lo que ofrece grandes oportunidades para las inversiones a corto plazo. Concretamente, la mañana del 29 de octubre el crecimiento de las acciones de Transaero en la Bolsa de Moscú superó el 40%, y el día antes de esto las acciones de la empresa se dispararon en un 54,3%, mientras que en la jornada previa lo hicieron en un 20%.
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