Rusia niega conceder crédito a Grecia para la construcción del gasoducto Turkish Stream

En su lugar se creará un consorcio ruso-europeo. Fuente: Reuters

En su lugar se creará un consorcio ruso-europeo. Fuente: Reuters

Tras las negociaciones en Atenas entre miembros del gobierno griego y Gazprom, Alexéi Miller, presidente de la compañía rusa ha anunciado que los fondos para construir la rama griega del Turkish Stream se captarán través de un consorcio ruso-europeo.

Hasta ahora Atenas confiaba en que Rusia le otorgaría un crédito estatal para financiar sus propias necesidades. Grecia tenía previsto devolver ese anticipo a partir de los ingresos que percibiría como país de tránsito, una vez construido el tramo del Turkish Stream que debe atravesar su territorio, según declaró el ministro de Energía, Panagiotis Lafazanis. El medio alemán Der Spiegel incluso había publicado la cifra de ese supuesto anticipo: de 3.000 a 5.000 millones de euros.

El Turkish Stream es un gasoducto con una capacidad de 63.000 millones de metros cúbicos que se plantea como alternativa al tránsito de gas a través de Ucrania. La arteria pasará por el fondo del Mar Negro en dirección a Turquía, y a continuación, por tierra, se extenderá hasta la frontera con Grecia, donde se construirá un centro de distribución de gas. El proyecto de Gazprom contempla que sean los propios países europeos quienes construyan la prolongación del gasoducto que cruzará su territorio.

Los expertos a los que RBTH ha consultado consideran que, debido a factores económicos y políticos, Gazprom ha optado por la prudencia.

“Lo ocurrido con el South Stream nos ha enseñado a todos que debemos actuar con prudencia. Anticipar fondos de antemano para este proyecto cuando las negociaciones todavía se encuentran en una fase embrionaria es un lujo que no podemos permitirnos”, dice Alexander Kudrin, del Centro de Análisis del Gobierno de la Federación de Rusia, que destaca que, por ahora, las empresas europeas aún no hay hecho públicos los datos referentes a los participantes del proyecto o los futuros clientes. “Es probable que se estén entablando negociaciones muy intensas, pero hasta que no hayan culminado, aún es pronto para prestar recursos económicos”, explica Kudrin.

Sin embargo, Yelizaveta Belúguina, analista de la empresa de servicios bursátiles FBS, considera que las posibilidades de captar los 2.000 millones de euros que se necesitan a partir de un consorcio ruso-europeo son elevadas. Los costes del proyecto equivalen al 1% del PIB griego, por lo que una inversión de este tipo resultaría un buen apoyo para la economía del país.

Alexander Kudrin recuerda que los volúmenes de prebombeo que se contemplan (47.000 millones de metros cúbicos al año) reportarán a Grecia cientos de millones de dólares anuales. El endeudamiento total de Grecia en relación al PIB es del 174%, según datos del FMI para el 2014.

¿Se retrasará el Turkish Stream?

Por ahora las negociaciones en torno al Turkish Stream ya han pasado a ser una declaración de intenciones. Kudrin cree que, por un lado, los inversores, en particular los posibles socios de algunas empresas europeas, podrían considerar una buena señal el hecho de que se Grecia se haya reafirmado en su interés por construir la tubería. Pero por otro lado, para que el gasoducto se construya, es necesario que Turquía y la UE lleguen a un acuerdo.

“Teniendo en cuenta las declaraciones de los representantes de la directiva europea, el proyecto debe estudiarse detenidamente. En lo que se refiere a Turquía, actualmente las partes rusa y turca aún están negociando los precios, por lo que resulta poco probable que el proyecto se ponga en marcha durante este año”, considera Yelizaveta Belúguina.

Los expertos también estiman que Grecia podría reducir su actividad en el proyecto. “El hecho de que Grecia no reciba ese crédito, supeditado a una devolución basada en los ingresos que obtenga como país de tránsito, supone que el país no pueda mitigar por ahora la situación atraviesa. Teniendo en cuenta los graves problemas que tiene actualmente, esto puede provocar que su interés en el proyecto decaiga”, reconoce Belúguina. El ministro de Energía de Grecia, Panagiotis Lafazanis, que el 15 de abril anunció la posibilidad de cerrar el acuerdo la semana pasada, tras las negociaciones con Miller pasó a referirse a las “próximas semanas”.

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