Gimnasia, natación sincronizada y esgrima son las disciplinas favorables .
Valery Sharifulin/TASS
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Los espectadores están acostumbrados a ver a gimnastas rusas en el pódium desde la época de Alina Karabáyeva, que triunfó a principios de la década del año 2000. Pero la actual estrella rusa, Yana Kudriávtseva, ha eclipsado incluso a Karabáyeva.
A sus 18 años, Yana ya es 13 veces campeona del mundo (Karabáyeva conquistó el título en nueve ocasiones). La joven acude a sus primeros Juegos Olímpicos como la favorita absoluta: desde su debut en las categorías adultas en 2013 se ha convertido en la campeona absoluta del mundo más joven. Kudriávtseva no ha dado ningún motivo para sospechar de sus triunfos en el futuro.
Sus seguidores la llaman “el ángel de las alas de hierro”. Esta joven de aspecto frágil tiene verdaderamente unos nervios de acero. En 2013, en Kiev, durante el ejercicio con cinta del primer mundial de su carrera la música se interrumpió varias veces. Pero este episodio desagradable no le impidió realizar su programa de forma brillante.
“Nunca me altero lo más mínimo, puede que mi sistema nervioso sea así”, comenta Kudriávtseva en una entrevista para el periódico Sport-Express.
Puede que fuera esta estabilidad psicológica sin igual lo que ayudó a la deportista a ganar cinco medallas de oro en el mundial de 2015 en Stuttgart con un pie fracturado.
Sin embargo, Kudriávtseva no puede considerarse como un robot perfecto: la gimnasta reconoce que le resulta muy complicado llevar a cabo los ejercicios a la perfección cuando se encuentra de mal humor. Y en la selección, a pesar de la dura competitividad Yana mantiene una relación de amistad con su máxima rival, Margarita Mamún. Incluso comparten un perro: un spitz enano llamado LeBron James.
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Las nadadoras rusas tienen a todos tan acostumbrados a sus victorias, que la mayoría de sus seguidores lo dan por hecho. “Si, Dios no lo quiera, ganamos la plata o el bronce, la gente se olvidará de nuestro deporte durante los próximos diez años”, señala con amargura Svetlana Romáshina, la estrella de la natación sincronizada rusa.
Svetlana tiene un currículum espectacular: triple campeona olímpica y 18 veces campeona del mundo. Ha ganado tanto en el programa individual como en las pruebas de grupo y de dúo. Su dúo con Natalia Ischenko en Río será todo un hit para los fotógrafos, ya que las jóvenes rusas suelen regalar al público escenas admirables.
Para Romáshina, estas Olimpiadas serán las últimas: la deportista quiere pasar más tiempo con su familia. Aunque su carrera deportiva no acaba aquí: Romáshina piensa dedicarse a la vela, un deporte al que ha llegado a través de su marido.
Su marcha de la natación sincronizada permitirá a Svetlana centrar su atención en otra de sus grandes pasiones: el ballet. Hace unos años pidió un permiso especial en los entrenamientos para ir un día a San Petersburgo: en el teatro Mariinski representabanEl lago de los cisnes.
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Sofia Velíkaya se encuentra en la élite de la esgrima de sable desde hace tanto tiempo que parece que lo ha ganado todo. O casi todo. Es siete veces campeona del mundo y para conseguirlo todo le falta solamente el oro en las Olimpiadas. El mismo oro que hace cuatro años dejó pasar en Londres en la final contra una rival claramente inferior: la coreana Kim Ji-Yeon, que aquel día obró un verdadero milagro. Ahora viaja a Río como campeona del mundo y es que en 2015 en Moscú no tuvo rival digno, ni en la categoría individual ni por equipos.
La deportista de 31 años opina que la edad no es un defecto, sino una ventaja. “A mayor edad, más responsable es un deportista, tiene más capacidad de mantener la concentración, la atención, de no distraerse. Es un deportista más maduro”, comenta Sofia en una entrevista para R-Sport.
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