¿Terminará Rusia los estadios del Mundial pese a las sanciones?

La construcción del estadio Zenit Arena. Fuente: Ígor Russak / Ria Novosti

La construcción del estadio Zenit Arena. Fuente: Ígor Russak / Ria Novosti

El escándalo de corrupción en la FIFA ha generado una nueva oleada de rumores sobre el futuro del Mundial de Fútbol que debe celebrarse en Rusia entre junio y julio de 2018. Sin embargo, a pesar de la controversia política y la crisis económica, Rusia prosigue los preparativos para el Mundial, que empezará en menos de tres años.

El ritmo de construcción de los estadios suele ser el tema que plantea más interrogantes, sobre todo teniendo en cuenta las experiencias de Sudáfrica y Brasil, los últimos anfitriones del campeonato mundial.

Rusia prevé que los partidos se disputen en 12 estadios de 11 ciudades diferentes. Tres de ellos ya están construidos, aunque en la práctica, a día de hoy, solo uno está habilitado para jugar un partido, el Otkritie Arena de Moscú, que pertenece al Spartak y tiene una capacidad de 45.000 espectadores. El Kazán Arena tiene el mismo aforo. El Fisht de Sochi, el estadio de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014, aún no reúne las condiciones para acoger el gran fútbol. Aún hay que desmontar las estructuras que se usaron durante los Juegos y habilitar el campo. Está previsto que estas labores finalicen en 2016.

Hay dos estadios más que se están reconstruyendo. En otoño de 2013 cerró sus puertas el campo más importante de Rusia, el Luzhnikí de Moscú, donde se disputará la final del Mundial 2018. Se prevé reabrirlo a finales de 2016. Se ampliará el aforo a 81.000 espectadores y se modificará el ángulo de inclinación de las gradas, que quedarán más cerca del terreno de juego. El estadio Tsentralni de Ekaterimburgo se ampliará hasta las 35.000 localidades. En ambos casos las labores de reconstrucción conservarán el aspecto histórico de las edificaciones, características de la década de los 50.

En cinco ciudades más se han empezado a construir estadios con capacidad para 35.000 localidades: en Nizhni Nóvgorod, Samara, Volgogrado, Rostov en Don y Saransk, aunque por ahora aún no se han iniciado las labores de explanación ni el hormigonado.

En Kaliningrado aún se han demorado más, y ni siquiera se ha validado el proyecto de estadio. El plazo límite para tener a punto los estadios es el mes de mayo de 2017.

San Petersburgo, las obras del nunca acabar

El estadio de San Petersburgo, que lleva diez años en obras, es el que ha levantado un mayor revuelo en Rusia. Se empezó a erigir en 2006 en el emplazamiento del histórico estadio Kírov, en la isla Krestovski. El estadio del club Zenit contempla incorporar innovaciones técnicas de tal complejidad como un campo movible de 7.800 toneladas de peso y un techo corredizo con una superficie de 71.000 metros cuadrados y 22.000 toneladas de peso.

Durante estos años el proyecto del arquitecto japonés Kisho Kurokawa se ha corregido a fondo, el plazo límite de la construcción se ha aplazado en diversas ocasiones y el presupuesto se ha ampliado repetidas veces hasta llegar a alcanzar la cifra astronómica de 34.000 millones de rublos (alrededor de 613 millones de dólares).

Dmitri Bush, arquitecto jefe del estadio, opina que el precio de la construcción está justificado: “Se trata de una construcción de otra índole. Es una enorme sala cubierta con un techo corredizo. Por su complejidad, en Rusia no hay ningún otro estadio que pueda comparársele. Cuando se cierra la cubierta, hay que crear un clima artificial, debemos calentar y ventilar esta sala, que tiene una capacidad cúbica descomunal. Esto, evidentemente, resulta caro. Hay que compararlo con los estadios más importantes de Canadá o EE UU, con capacidad para 50.000 ó 60.000 espectadores. Se podría equiparar al Dallas Cowboys. Incluso en Norteamérica hay pocas infraestructuras de este calibre, y su precio ronda los mil millones de dólares”.

Reducción de la financiación

Mientras tanto, con la crisis económica, las autoridades rusas se han visto obligadas a practicar recortes en la celebración del Mundial. En junio el Gobierno de la Federación de Rusia aprobó una disposición para reducir los gastos del Mundial en 29.000 millones de rublos (560 millones de dólares).

El ministro de Deportes, Vitali Mutkó, declaró que se había resuelto ahorrar en los fondos destinados a la construcción hotelera. “Hemos decidido no construir hoteles en aquellas regiones en las más tarde no tendrán salida”, RBC-Daily cita al ministro.

Oficialmente, no hay información precisa sobre los recortes que se han aplicado al Mundial. En 2013 el primer ministro Ígor Shuválov estimó que los gastos mínimos ascenderían a los 250.000 millones de rublos (4.500 millones de dólares), y en enero de 2015 se anunció que el gasto total se reduciría en un 10%.

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