Rusia deslumbra con luz propia

Fuente: RIA Novosti

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A pesar del fracaso en el deporte rey, el hockey sobre hielo, el país anfitrión demostró en Sochi que no se da por vencido y con 33 metales remontó en el medallero en los últimos días de los Juegos.

Tras la rimbombante ceremonia de inauguración y puesta de largo de los lujosos estadios, llegó el turno de los atletas. Para los deportistas rusos, que competían en su propia tierra, estos eran unos Juegos especiales. Se enfrentaban a la difícil tarea de conseguir el primer puesto en el medallero, algo que el país no lograba desde hacía veinte años. Pues bien: tras conseguir 33 medallas, se puede decir que la celebración de los JJ OO ha sido un éxito deportivo contra todos los pronósticos. Y también en cuanto a organización. 

“Todos hemos disfrutado de unas condiciones excepcionales en estos Juegos Olímpicos de Invierno”, declaró Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, durante la ceremonia de clausura. “Nuestros anfitriones rusos habían prometido excelentes recintos deportivos, unas villas olímpicas de excepción y una organización impecable. Hoy podemos decir que Rusia ha ofrecido todo lo que había prometido”, añadió.

Desde el punto de vista deportivo, hace cuatro años, en los Juegos de Vancouver, el deporte ruso parecía desecho. El método soviético de producción en línea de campeones, tan solvente durante décadas, parecía agotado. La peor posición en el medallero, 11ª —por detrás de los Países Bajos­—, era una muestra clara de ello.Por eso, la tarea a la que se enfrentaba en Sochi era complicada, pero Rusia ha conseguido llegar hasta lo más alto del podio dejando atrás a titanes como Canadá y Noruega.

Y las caras de ese triunfo se han consolidado en una nueva generación de campeones, liderada por las princesas del patinaje sobre hielo Yulia Lipnítskaya y Adelina Sótnikova, de 15 y 17 años, respectivamente. 

También han destacado las figuras de los nacionalizados rusos: el patinador de origen surcoreano Víctor Ahn, ganador de tres medallas, y el snowboarder nacido en ­EE UU Vic Wild, que se hizo con dos oros. También han brillado con luz propia atletas veteranos como Alexánder Zubkov, de 39 años, medalla de oro en bobsleigh, que pasó del bando de los perdedores al de los campeones. 

En cualquier caso, el camino al éxito no ha sido fácil. A mitad de los Juegos parecía que el palmarés ruso sería un fracaso. El país contaba con solo dos medallas y Twitter [#sochiproblems] se llenaba de burlas al respecto. Pero poco después las mofas terminaron y comenzó una lluvia de medallas de oro hasta alcanzar 13. Si se computan todas, Rusia consiguió un total de 33, lo que supone un récord en su historia olímpica.

Aunque no todo fueron sonrisas. El mayor fiasco para Rusia vino de la mano del hockey sobre hielo, un deporte muy popular en el país que ha contado con la mayor publicidad de los Juegos Olímpicos de Invierno. La selección masculina perdió ante EE UU en la fase de grupos y se apeó de la competición tras caer contra Finlandia en cuartos de final. Fue un escándalo que provocó una ola de comentarios airados en los medios rusos. 

La semifinal entre EE UU y Canadá fue memorable. Ganaron los segundos por 1-0 en uno de los partidos más brillantes de la historia, jugado a un ritmo frenético y con el público del Bolshói Ice Dome apoyando con fervor a los canadienses. En la final contra Suecia, Canadá se volvió a imponer con un claro 3-0.

En cuanto a la actuación del resto de países, Gran Bretaña consiguió su mejor resultado en unos Juegos en los últimos 90 años. Fue gracias a la medalla de oro de Lizzy Yarnold en skeleton, más una medalla de plata y dos de bronce, incluyendo la primera británica ganada por Jenny Jones en snowboard, en la modalidad de descenso. 

La estrella noruega de biatlón Ole Einar Bjoerndalen se convirtió en el atleta más laureado de la historia de los Juegos Olímpicos de Invierno con sus oros en sprint y en relevos mixtos, que suman trece medallas ganadas durante su carrera (una más que las obtenidas por quien ostentaba el récord anterior, su compañero noruego y esquiador de campo a través Bjoem Daehlie).

¿Cuáles son las perspectivas?

La pregunta es evidente: ¿qué le depara el futuro al deporte ruso? Si Sochi sirve de orientación, podría incluso mejorar de cara a los próximos Juegos Olímpicos de Invierno de 2018 en Pionyang, Corea del Sur. 

Conviene señalar también las cinco medallas de oro conseguidas por los atletas de origen ruso que cambiaron su nacionalidad. Partieron de su país natal durante un caótico periodo en el que la financiación y el apoyo al deporte era irregular. Sin embargo, dentro de cuatro años la actual generación de atle­tas habrá progresado en gran medida y será reemplazada por jóvenes que habrán crecido con el generoso apoyo de los últimos años, una tendencia que solo puede potenciar las actuaciones de Rusia sobre la nieve y el hielo de Pionyang. Al final, los hash­tags de los problemas en Sochi son para los atletas de otros países. Si todo sigue así, parece que tendrán que acostumbrarse a que los rusos ganen el oro.

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