¿Para qué necesitan los rusos un híbrido de automóvil y caballo?

Vasily Alexandrov/TASS
Uno de cada diez rusos se dedica a la innovación casera. Además, estos “inventores aficionados” no intentan ganar dinero con sus ideas y las comparten de buena gana con los demás.

Los rusos son más propensos que en otros países a la innovación casera. Uno de cada diez rusos posee varios inventos propios o modifica tecnologías ya existentes. Entre los ejemplos de estos inventos figuran una bicicleta exprimidor y un “caballomóvil”, un híbrido de automóvil y caballo.

Los investigadores Konstantín Fursov y Thomas Turner de la Escuela Superior de Economía han llevado a cabo un estudio sobre innovación casera. Recurriendo a estudios internacionales y tras encuestar a 1670 ciudadanos de distintas regiones de Rusia, los investigadores han concluido que en Rusia la innovación a nivel usuario es mucho más popular que en otros países. Según muestra el estudio de Fursov y Turner, en Rusia el porcentaje de inventores aficionados asciende a un 9,6 %, mientras que en otros países esta cifra es considerablemente menor.

 


La innovación a nivel usuario es aquella desarrollada no por el fabricante de productos y servicios, que crea o modifica inventos, sino por los propios usuarios partiendo de sus necesidades.

¿Por qué lo hacen?

Los investigadores cuentan con varias hipótesis sobre la razón del interés de los rusos por los inventos. Por un lado se encuentran las dificultades económicas: la falta de productos de buena calidad, la escasa variedad, especialmente en las regiones, y el bajo poder adquisitivo.

“En ocasiones es más fácil mejorar un instrumento por ti mismo que comprar uno nuevo — comenta el autor del estudio Konstantín Fursov— . Por otro lado, esta costumbre se ha formado con el paso de los años. En la época soviética se promovía activamente la innovación. En los centros de innovación y desarrollo y en los institutos había clubes y organizaciones con una rica base tecnológica y en los que los ciudadanos podían dar vida a sus ideas. Además, se publicaban numerosas revistas de divulgación científica. En una economía planificada, en la que prácticamente no había oferta en el mercado, la gente optaba por sus propios inventos”.

En la actualidad, internet compensa la falta de revistas y clubes de ciencia. “Internet está muy presente en la vida de la Rusia moderna. En los foros y páginas web, así como en las redes sociales, es muy fácil encontrar la información necesaria. Además, existe la posibilidad de comprar online materiales y herramientas más baratos” — aclara Fursov.

Innovadores en la ciudad y en el campo

Un electricista mec&aacute;nico de Omsk monta un todoterreno sobre orugas basado en un autom&oacute;vil Lada.&nbsp;\nDmitry Feoktistov/TASS<p>Un electricista mec&aacute;nico de Omsk monta un todoterreno sobre orugas basado en un autom&oacute;vil Lada.&nbsp;</p>\n
Un profesor de Borisoglebsk construye una bicicleta-exprimidor\nAlexander Ryumin/TASS<p>Un profesor de Borisoglebsk construye una bicicleta-exprimidor</p>\n
Alexander Ryumin/TASS
Un hombre con discapacidad f&iacute;sica inventa un ascensor propio\nSergei Florentsev/TASS<p>Un hombre con discapacidad f&iacute;sica inventa un ascensor propio</p>\n
Un jubilado de Kaliningrado construye una casa de tres plantas con botellas\nIgor Zarembo/TASS<p>Un jubilado de Kaliningrado construye una casa de tres plantas con botellas</p>\n
 
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Los investigadores distinguen dos grupos principales de innovadores rusos. El primer grupo lo conforman los habitantes de las ciudades, con formación académica y mayor poder adquisitivo. A menudo son hombres que se dedican a la innovación con fines de ocio por diversión o con objetivos profesionales. Se trata de inventos en el ámbito de las tecnologías de la información y la informática.

El segundo grupo está formado por los habitantes de las pequeñas ciudades y pueblos que se convierten en inventores por necesidades cotidianas y económicas. Sus inventos proceden de los ámbitos más variados: desde la economía doméstica y el trabajo en el jardín y el huerto hasta el cuidado de los niños o incluso el transporte.

Los inventores rusos rara vez se mueven por el deseo de ganar dinero, opinan los investigadores. Generalmente los rusos se guían por el interés personal, por la curiosidad, por el deseo de hacer una contribución y ayudar a los demás. Una posible prueba de ello es el hecho de que los inventores rusos comparten de buena gana sus ideas pero rara vez patentan sus inventos.

 

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