Las neuronas de la maldad

Fuente: Alamy / Legion Media

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Se sabe que la muerte de neuronas en el cerebro provoca el desarrollo de distintas enfermedades psicológicas y neurológicas, incluidos el Parkinson o el Alzheimer. Pero los científicos del Instituto de Citología y Genética de la división siberiana de la Academia Rusa de Ciencias, situada en Novosibirsk, han ido más allá. Estos especialistas han averiguado que la muerte de células en el cerebro también podría provocar el comportamiento agresivo en las personas, que hasta el día de hoy se contempla más bien como un rasgo del carácter en lugar de una enfermedad. Si lo que aseguran estos genetistas es cierto, es perfectamente posible que la razón por la cual una persona se vuelve mala no sea el medio o unas circunstancias vitales complejas, sino una serie de factores biológicos.

Ratas buenas y malas 

Para su experimento, los investigadores han utilizado dos líneas de ratas que llevan 40 años seleccionando en el laboratorio. Ambas líneas están formadas por ratas grises comunes. En la 75ª generación comenzaron a clasificarlas a partir de un criterio: su reacción cuando se aproximaba un humano. Algunas de ellas se mostraban tranquilas y amistosas. Otras, por el contrario, reaccionaban violentamente a las presencia de personas. Observando su descendencia, los científicos notaron que el comportamiento agresivo se transmitía de generación en generación.

“Durante varios años estuvimos investigando detalladamente en nuestro laboratorio unas proteínas determinadas, en particular el factor neurotrófico derivado del cerebro, el BDNF, - comenta a RBTH Vladímir Naumenko, doctor en biología. – Nuestra conjetura era que esta proteína participaba en la regulación del carácter agresivo. Decidimos probar nuestra teoría en ratas que habíamos estado seleccionando durante mucho tiempo para averiguar qué es lo que sucede”. 

Resultó que una de las posibles causas de la agresividad consiste en la muerte de neuronas en fases tempranas de la formación del centro del sistema nervioso, tanto en animales como en personas. Estas células mueren parcialmente tras el nacimiento. Las que quedan, forman la estructura del cerebro. Una cantidad exagerada o, por el contrario, insuficiente de neuronas muertas puede provocar la aparición de severas enfermedades psicológicas. 

Un primer intento de comprender 

Los científicos estudiaron las tres principales estructuras del cerebro animal: la región de los núcleos del rafe del mesencéfalo, el hipocampo (una parte del sistema del cerebro, se encuentra en la región del lóbulo temporal) y la corteza frontal. Detectaron importantes diferencias entre los dos grupos de sujetos de pruebas.

Las ratas agresivas tenían un nivel más alto de la proteína BDNF en el hipocampo y en los núcleos del rafe.

“Para saber qué es exactamente lo que sucede en el cerebro de las ratas, es necesario llevar a cabo investigaciones adicionales de recuento de células, así como estudiar otros posibles factores de la muerte de estas células”, - aclara Naumenko. Por ahora, a partir de la información obtenida por los científicos podemos señalar que la muerte de células es mayor en las ratas “malas”. 

Es pronto para hablar de un medicamento 

La investigación de los científicos rusos ha arrojado luz sobre el mecanismo de la muerte de células cerebrales y su influencia en la agresividad del comportamiento de las ratas. Para averiguar si este principio también es válido en el cerebro humano todavía hay que seguir investigando.

“Ahora, un comportamiento altamente agresivo puede caracterizarse como un trastorno neurológico, y es posible que en algún momento pueda comenzar a tratarse del mismo modo que la depresión, - opina el científico. – Pero esto no sucederá próximamente. Nosotros únicamente hemos investigado los primeros datos obtenidos de esta interrelación. Además, la muerte de células no se da solamente debido al factor neurotrófico que estudiamos nosotros, sino también a muchos otros factores. Por esta razón debemos seguir realizando pruebas en animales antes de empezar las pruebas en seres humanos”.

Vladímir Naumenko señala: cuando conozcamos exactamente el mecanismo de lo que sucede en el cerebro, quedará claro de qué modo puede corregirse el comportamiento agresivo de las personas.

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