Rusia protegerá sus propias instalaciones nucleares

Desde la caída de la URSS hasta la fecha EE UU había colaborado en el mantenimiento de la seguridad. Fuente: Mijaíl Mokrushin / Ria Novosti

Desde la caída de la URSS hasta la fecha EE UU había colaborado en el mantenimiento de la seguridad. Fuente: Mijaíl Mokrushin / Ria Novosti

La cooperación con EE UU en este ámbito se interrumpe, después de que se iniciara en los año 90. Ahora Rusia se ocupará de garantizar por sí misma la seguridad de sus instalaciones nucleares. Aunque Moscú está dispuesto a colaborar con Washington en el ámbito de la seguridad nuclear mundial.

El periódico Boston Globe ha informado de que a mediados de diciembre de 2014 Moscú decidió interrumpir su colaboración con EE UU en cuanto a la seguridad de las instalaciones nucleares rusas y que para ello se firmó un acuerdo con Washington. Sin embargo, esto tuvo lugar después de que los estadounidenses decidieran restringir la cooperación con Rusia en el ámbito nuclear. Esta noticia fue comunicada oficialmente en marzo de 2014 en la página web del Departamento de Estado de EE UU.

No obstante, según notificaba oficialmente el 22 de enero la Corporación Estatal Rosatom, en 2015 la cooperación a nivel mundial con EE UU continuará. 

Historia de una cooperación desigual

“En los años 90, cuando Rusia se enfrentaba a unas complicadas circunstancias económicas, el problema de la conservación de los materiales nucleares era uno de los más acuciantes. Esta cuestión era un gran motivo de preocupación para nuestros socios occidentales”, explica Anatoli Diákov, investigador principal del Centro de Estudios de Control de Armamento, Energética y Ecología.

En 1992 se aprobó el programa Nanna-Lugara. Uno de sus objetivos era la cooperación para reforzar el sistema de mantenimiento y protección de los materiales nucleares con fondos no sólo estadounidenses, sino también rusos.

EE UU, que cofinanciaba la protección de las instalaciones nucleares en Rusia, se reservaba el derecho de inspeccionarlas para controlar el uso de los fondos invertidos. Moscú, por su parte, carecía de un derecho en igualdad de condiciones respecto a las instalaciones nucleares estadounidenses. Esto provocó un particular descontento en el Kremlin, que consideraba que se trataba de una cooperación desigual.

Andréi Baklitski, director del programa del Centro Rusia y la no proliferación nuclear, aclara: “En los años 90 lo más importante era no permitir que los materiales de las instalaciones nucleares de la URSS cayeran en el mercado negro. Por esta razón, Rusia estaba dispuesta a aceptar cualquier condición a cambio de recibir ayuda. Pero en la actualidad el país posee tecnologías y medios para garantizar independientemente la seguridad de sus instalaciones nucleares y no desea obtener ayuda de nadie”.

En 2013 ya se había cumplido con la mayor parte del trabajo y el programa Nanna Lugara llegó a su fin. Este programa fue relevado por el “nuevo acuerdo marco bilateral para reducir la amenaza nuclear”.

Según Diákov, hace tiempo que Moscú está en condiciones de garantizar independientemente y con sus propios fondos la seguridad de sus instalaciones nucleares.

Rusia propuso a Estados Unidos la colaboración en el ámbito científico y mostró interés por la posibilidad de visitar las instalaciones nucleares estadounidenses. Sin embargo, según informa el experto, EE UU rechazó esta colaboración. 

¿Tiene algo que ver Ucrania en todo esto?

Según los expertos, el empeoramiento de las relaciones ruso-estadounidenses debido a la crisis en Ucrania no ha sido la razón principal de la interrupción de la cooperación bilateral. Las sanciones únicamente han acelerado la decisión de Moscú de garantizar de forma independiente y sin apoyo financiero de EE UU la seguridad de sus instalaciones nucleares. En una cumbre sobre seguridad nuclear en 2010 Rusia ya declaró que cada país debía responsabilizarse de forma independiente del mantenimiento de sus materiales nucleares.

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