Los científicos afirman que las consecuencias de Fukushima se sentirán durante largo tiempo

Rusia ha enviado su tercera expedición a las islas Kuriles para medir la radiación y planea continuar con estas misiones en el futuro. Fuente: Alexéi Druzhinin / Ria Novosti

Rusia ha enviado su tercera expedición a las islas Kuriles para medir la radiación y planea continuar con estas misiones en el futuro. Fuente: Alexéi Druzhinin / Ria Novosti

La radiación de la planta nuclear de Fukushima-1 no amenaza el territorio ruso. Sin embargo, las consecuencias del accidente de 2011 seguirán sintiéndose durante décadas. RBTH ha hablado con los científicos rusos que participaron en la tercera expedición enviada a las islas Kuriles para medir la radiación.

El barco para expediciones científicas “Profesor Jliustin”, con científicos, expertos y personal militar a bordo, zarpó del puerto de Vladivostok el 25 de septiembre y se dirigió hacia las islas Kuriles de Urup y Simushir. En el arco de un mes, la expedición planea navegar por el mar de Japón y por la costa este de las Kuriles, para tomar muestras de la radiación resultante del accidente de la planta nuclear de Fukushima-1. Esta es la tercera expedición desde marzo de 2011; la primera se llevó a cabo justo después de la catástrofe y la segunda un año más tarde.

La nueva expedición se coloca bajo la égida de la Sociedad Geográfica de Rusia y está organizada por el Instituto Oceanográfico Estatal. En el barco viajan también colaboradores de Rosatom, el Ministerio de Defensa, el Instituto Hidro-Metereológico Ruso, la Agencia de Medición Rospotrebnadzor y la Universidad Naval Nevelski.

Los resultados de pasadas expediciones mostraron que la polución era casi nula y que la mayor amenaza para Rusia procedía de la acumulación de radiación en pescado contaminado.

Recogida de muestras marinas y terrestres

En una entrevista con RIA Novosti, el director del Laboratorio de Medición Radiológica del Instituto Radiev, Stanislav Shabalev, explicó que las primeras pruebas sobre agua marina y tierra de varias islas Kuriles se realizarán directamente en el barco y que se obtendrán los primeros resultados hacia finales de la expedición. También afirmó que las pruebas de este año serán más completas que las anteriores.

Según Shabalev, durante la nueva expedición también se realizarán pruebas atmosféricas. Por otra parte, el agua marina recogida en los puntos planeados se analizará para medir el cesio-137 y el estroncio-90; algunas aguas se analizarán también en busca de isótopos de plutonio y otras, en busca de tritio. “Además, proyectamos analizar los radioisótopos en algunos organismos marinos, y la tierra y la vegetación serán examinadas en las propias islas”, añadió.

Shabalev llamó la atención sobre el hecho de que las muestras tomadas en 2011 y 2012 “mostraron que todo está prácticamente limpio, pero, en cualquier caso, es necesario obtener nuevos datos”.

Cómo se extiende la radiación

“A pesar de la proximidad de estas islas rusas a Japón, tras el accidente de Fukushima solo minúsculas cantidades de radiación se extendieron hasta ellas”, explica Serguéi Panchenko, colaborador del laboratorio de Radioecología del Instituto de Desarrollo Seguro de la Energía Atómica de la Academia Rusa de las Ciencias. La cuestión es que “la nube radioactiva flotó primero sobre el Océano Pacífico, Norteamérica y Europa y solo después llegó a Rusia”.

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Panchenko dijo que “el nivel de radiación de Chernobil que Japón registró en su territorio en 1986 fue mil veces más elevado que los niveles registrados en las islas Kuriles tras Fukushima”.

La única amenaza para Rusia después de la catástrofe es, según Panchenko, la acumulación de radiación en varios tipos de pesacado en venta al público. “Los escapes radioactivos de Fukushima contaminaron la arena de los bajíos donde se crían las pequeñas anguilas de arena, que son capturadas por los pescadores y también constituyen el alimento de otros peces comerciales más grandes, que van acumulando radiación de este modo”.

¿Qué ocurrirá?

Gennadi Bruk, director de los laboratorios de Exposición Interna del Instituto de Investigación de Seguridad y Radiación y participante en la primera expedición de 2011, cree que la tercera misión no encontrará indicios de contaminación radioactiva alta.

Sin embargo, esto no quiere decir que las expediciones no deban continuar. “Tras el accidente de Chernóbil,  aún estámos trabajando en los territorios afectados”, dice Bruk. “Y para la seguridad de la población es muy importante que se siga con este trabajo”.

Serguéi Panchenko comparte esta opinión: “La situación con la radiación no está cambiando y no cambiará en un futuro próximo. El cesio no desaparece rápidamente, en consecuencia, el medio ambiente se reequilibrará en unos 20-30 años”.

En teoría, se repetirán estas expediciones en el futuro. El responsable de la Administración Presidencial, Serguéi Ivánov, que visitó las islas Kuriles poco antes de que comenzase la expedición, aseguró a los residentes de la ciudad de Kurilsk, en la región de Sajalín, que “Estamos controlando la situación y estamos dispuestos a invertir recursos en ello”.

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