Operarios verifican el estado de uno de los reactores en una central nuclear en Cheliábinsk. Fuente: Photoshot/Vostok-photo.
¿Cómo afectó el accidente de Fukushima a la industria nuclear?
A diferencia de lo que muchos pensaban, la influencia de Fukushima sobre la industria atómica no ha sido muy fuerte. Muy pocos países decidieron cancelar la construcción de plantas nucleares. Alemania optó por desmantelar sus reactores, pero Japón está dispuesto a continuar con la actividad, robusteciendo los sistemas de seguridad. Hay otros países que construyen nuevas centrales, como Rusia y la Argentina, más una interesante lista de naciones que se están iniciando con gran optimismo.
¿Qué lección le dio al mundo el accidente de 2011?
La seguridad se ha instalado como la principal urgencia que atender en todas las centrales del mundo. Se están poniendo en práctica todas las lecciones surgidas desde el primer momento, sobre todo referidas a la localización de las instalaciones. Se comprendió que los riesgos de las catástrofes naturales deben ser considerados al detalle en el diseño y emplazamiento de las plantas. Fukushima advirtió que un evento como un tsunami de gran tamaño puede arrasar con todos los sistemas de protección.
¿Habrá cambios en el diseño de las centrales nucleares rusas tras el accidente de Fukushima?
Muchos de los principios de seguridad que surgieron a partir de Fukushima habían sido contemplados en los diseños rusos antes de lo sucedido en Japón.
Además, Rosenergoatom invirtió US$ 1000 millones para mejorar las centrales ya existentes. En cuanto a los nuevos reactores, los cambios fueron mínimos, porque Rusia aprendió mucho 25 años atrás en Chernóbyl, accidente que modificó el concepto de seguridad en las centrales nucleares. Las plantas rusas fueron rediseñadas después del desastre, hubo una sustancial optimización en los sistemas de seguridad y sus diversas barreras de protección. Tras Chernóbyl, en la URSS se estableció el objetivo de desarrollar sistemas de seguridad especializados en proteger el contenedor del reactor ante un posible accidente. Con Fukushima, esta meta logró el apoyo de todo el mundo y se incluyó en la propuesta de la Directiva del Consejo de la Unión Europea para la seguridad de las instalaciones nucleares.
¿El impacto de Chérnobyl fue distinto al de Fukushima?
Desafortunadamente, la Unión Soviética mantuvo en secreto los progresos que había logrado en materia de seguridad. En contraposición, las discusiones luego de Fukushima sí fueron claras e inmediatas. Chernóbyl tuvo un impacto más profundo, probablemente porque fue el peor accidente nuclear por el alto nivel de radiación en los alrededores de la planta y porque las primeras horas y los primeros días del accidente la población no recibió información sobre lo ocurrido. Entonces, la ciudadanía advirtió por primera vez los riesgos que puede traer la energía nuclear si no se respetan las normas de seguridad. En este sentido, Fukushima no arrojó nada nuevo, y esa puede ser la razón por la cual la reacción del público no fue tan negativa. Tras el primer accidente se temió por el futuro de la industria nuclear, pero ahora no se discute en esos términos.
¿Qué aprendió Rusia tras el accidente en Japón?
Quedó claro que los sistemas de seguridad deben ser optimizados continuamente, hay que considerar hasta la más pequeña probabilidad de incidencia climática extrema, y que el personal responsable de la instalación tiene que estar alerta ante cualquier riesgo. En Rusia estamos atentos a cada detalle, y seguimos de cerca todas las mejoras tecnológicas que van apareciendo para construir una energía nuclear segura y de excelencia tanto en el plano local como internacional.
Entrevista preparada por Daniela Bentivoglio, corresponsal de la revista Energía Nuclear Hoy.
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