Cien astrónomos para un telescopio

¿Por qué se pasan horas y horas los astrónomos calculando la masa de los cuerpos celestes? ¿Qué son en realidad estos descubrimientos de los que están tan orgullosos? ¿Qué se siente al ser un astrónomo en la pequeña república de Karacháyevo-Cherkesia, en el Cáucaso Norte?

 

Fuente: servicio de prensa

Solo 50 astrónomos se gradúan al año en universidades rusas. Pero, de estos, 100 son miembros de este grupo de élite afincado en la aldea de Nizhni Arjiz, en un pintoresco valle rodeado por las montañas del Cáucaso y por antiguos templos. El científico más anciano del grupo, Yuri Galgolevski, tiene 82 años.

A solo 16 kilómetros del pueblo, a 2.070 metros sobre el nivel del mar, está el Gran Telescopio Azimut (LAT), uno de los más grandes del mundo.

Durante muchos años, los astrónomos del Karacháyevo-Cherkesia se han especializado en agujeros negros. Están entre los mayores especialistas internacionales en este ámbito. Un grupo de científicos dirigido por el académico Yuri Pariyski ha descubierto un agujero negro gigante en la galaxia RC J0311+0507, que está a 12.300 millones de años luz de la Tierra.

“Toda la información que recoge el telescopio es transmitida a un ordenador. El trabajo de los astrónomos es procesar e interpretar esos datos. Esta labor puede llevar meses, incluso años. Constantemente se intercambian enormes cantidades de datos, por lo que los astrónomos normalmente trabajan en equipos, que suelen ser internacionales. Un artículo científico puede tener hasta 10 autores”. 

¿Hay vida en un telescopio?

Trabajar en las instalaciones del LAT es relativamente cómodo. Hay increíbles vistas de las cumbres nevadas desde todas las ventanas. Sin embargo, se presenta un inconveniente importante: todos los días, a las 8:00, los turistas despiertan a los científicos. Hasta 500 personas visitan el observatorio cada día. En los años 70 y 80, cuando el LAT era aún el telescopio más grande del mundo, en Nizhni Arjiz se organizaban numerosas conferencias científicas. Los astrónomos más importantes del mundo se reunían en la sede del telescopio.

 

Fuente: servicio de prensa

“En aquellos tiempos, la vida de un astrónomo soviético era bastante dura”, narra Yuri Balega. “Las observaciones empezaban a las 5 de la tarde y continuaban hasta las 7 de la mañana. El científico se sentaba en una diminuta cabina en lo alto del telescopio; el visor del aparato se deslizaba hacia un lado, abriéndose a una fabulosa vista del cielo. ¡Esas vistas eran absolutamente sobrecogedoras! Pero hacía muchísimo frío allí en lo alto; teníamos que llevar un traje especial que llamábamos 'el pingüino'. Tampoco nos podíamos mover en la cabina, porque nuestros movimientos hacían que temblase todo el ensamblaje del telescopio y la imagen de las estrellas en la placa fotográfica podía salir movida. Y salir de la cabina era algo que ni se planteaba”.

 

Fuente: servicio de prensa

“Empiezo mi jornada de trabajo leyendo nuevos artículos de colegas de todo el mundo”, dice Serguéi Fabrika, que trabaja en el LAT. “De media se publican unos 50 nuevos artículos en nuestro campo cada día. A veces, me paso el día entero analizando un artículo especialmente interesante. Después, proceso los nuevos datos que arroja el telescopio. A continuación me reúno con mis estudiantes y doctorandos. Si tengo algo de tiempo para mí, es solo porque del telescopio a mi casa hay tres minutos andando. Así, normalmente tengo una hora al día para jugar al bádminton”.

Los colegas del dr. Fabrika tampoco están de brazos cruzados. Muchos de ellos son expertos esquiadores de montaña; hay una bajada esquiable al lado del edificio del telescopio. Yuri Balega, el director del centro, empieza el día corriendo y nadando en el río, haga el tiempo que haga. 

Ver los confines del Universo

El LAT sigue estando entre los 20 más grandes del mundo y científicos del todo el mundo están interesados en reservarlo una temporada. Astrónomos de Alemania, Francia y los EE UU han participado en proyectos conjuntos con sus colegas de Karacháyevo-Cherkesia.  

En el LAT se han realizado muchos descubrimientos maravillosos”, comenta Balega con orgullo. “Ya es suficientemente impresionante ver galaxias a 13.000 millones de años luz, justo en los límites del Universo”.

Los científicos del observatorio están orgullosos de haber descubierto cómo determinar la masa de las estrellas gigantes, cuyo nacimiento y evolución son aún sujeto de encendido debate entre los astrofísicos.

“La masa de las estrellas es unos de los parámetros más difíciles de medir”, comenta el dr. Fabrika. “Pero si somos capaces de calcularla, podemos predecir las posibilidades de que se convierta en un agujero negro o en una estrella de neutrones. Podemos saber si finalmente se volverá una enana blanca, como nuestro Sol, o si explotará como una supernova”.

“La ciencia es un constante proceso de descubrimiento”, explica Yuri Balega. “Una vez que entendieron cómo funcionaba el Sol, los científicos pudieron construir la bomba de hidrógeno. Una vez que entendamos la naturaleza de otros cuerpos celestes, podríamos también descubrir nuevas formas de energía, o comprender los secretos de la materia negra”.

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