Fuente: Víktor Litovkin
El centro de drones se estableció en Kolomna, a las afueras de Moscú, en la base de la Escuela Superior Militar de Artillería de Kolomna, suprimida en 2008, que antes de la revolución era la Escuela de Artillería Mijailovski, fundada en tiempos de la emperatriz Catalina.
Da la impresión que desde entonces no se ha realizado ninguna reforma estructural, ni siquiera una 'limpieza cosmética'. Pero el responsable del centro, el coronel Valeri Frolov, se muestra optimista y asegura que se acometerá una profunda reconstrucción del centro. Para finales del próximo año no sólo se habrán reformado integralmente los edificios antiguos sino que también se construirán nuevas instalaciones para las diversas clases de estudio.
En 2015 se construirá un parque para aeronaves de diferentes tipos. En 2016 se acondicionará el polígono de entrenamiento donde cadetes e instructores del centro enseñarán a pilotar drones y también aprenderán a dirigirlos en el aire.
En el día en que el autor de estas líneas visitó Kolomna, el centro de preparación de operadores de drones acogía a 180 militares en fase de preparación, tanto contratados como soldados en servicio activo de dos distritos militares: el occidental y el central. Estos jóvenes especialistas de compañías especiales de drones ahora se están extendiendo por todas las brigadas motorizadas y las divisiones de tanques de las Tropas Terrestres de Rusia.
El coronel Frolov señaló que en los últimos años su centro ha sido sometido a dieciséis remodelaciones. Según él, se debe al hecho de que la dirección de las Fuerzas Armadas ha subestimado la importancia del uso de aviones no tripulados en condiciones de lucha real. La situación llegó a tal punto que han empezado a preparar a pilotos de drones en subdivisiones de formación para tanquistas.
Se comenzó a prestar atención a los drones en el conflicto de agosto de 2008 con Georgia. Durante ese trance las tropas de Tiflis recurrieron activamente a los drones con fines de reconocimiento del terreno y obtención de información para determinar los objetivos de su artillería, mientras que el ejército ruso tuvo que enviar un avión de reconocimiento pesado Tu-22R.
Los georgianos incluso lograron derribar uno de ellos y a día de hoy sigue sin encontrarse el cuerpo del comandante del aparato.
Sólo con la llegada de Serguéi Shoigú al Ministerio de Defensa, en noviembre de 2012, se empezó a tomar en serio la preparación de operadores de aeronaves no tripuladas. Cuentan que en una de las primeras reuniones en el departamento de Defensa el ministro preguntó a sus subordinados: “¿Quién está a cargo de los drones?” No fueron capaces de darle una respuesta al instante. Ahora de la formación de los operadores, de la adquisición de drones y de la elaboración de tácticas, métodos y técnicas de aplicación se ocupa el Estado Mayor y su departamento especial, dirigido por el mayor general Alexander Nóvikov.
Al centro comenzó a llegar nueva tecnología de combate y armamento, así como 60 graduados de la actual Academia de la Fuerza Aérea Gagarin y Zhukovski, que fueron enviados para hacer el resto de su servicio militar en Kolomna, en calidad de profesores y de instructores de futuros alumnos.
Lo cierto es que también a ellos hubo que prepararlos, puesto que en la academia no les habían enseñado a dirigir aeronaves no tripuladas. Pero al cabo de un par de meses todos se convirtieron en buenos especialistas.
Pude conocer a algunos de los que llegaron a Kolomna este año y a otros que ya llevan varios años sirviendo allí. También conocí a algunos de los alumnos que vienen a Kolomna para convertirse en operadores de drones. Entre ellos está el alférez mayor Alexéi Naraikin, que llegó de la ciudad de Gúsev, en la región de Kaliningrado, para servir en la brigada de infantería de marines. Lleva sirviendo en el ejército 17 años. Ha participado en muchos ejercicios y en operaciones de combate. Conoce lo importante que es para el jefe de cualquier nivel militar tener información auténtica y precisa del adversario. Por eso accedió enseguida a aprender una especialización nueva para él, la de operador de drones.
En la misma compañía de la brigada de VANT está el cabo Vitali Koluntaiev, de la infantería marina de la Flota del Báltico. Lleva sirviendo en el ejército ocho años. Dice que le gusta mucho trabajar como operador de drones y también que los profesores sepan explicar de una manera sencilla y comprensible hasta los temas más difíciles. Lo más importante es que entre ellos también hay oficiales experimentados y muy jóvenes como él. Y por eso resulta tan interesante escuchar lo que dicen.
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“No aceptamos en el curso enseguida a todos los alumnos que nos envían de los distritos”, dice el coronel Frolov. “Necesitamos personas que dominen el lenguaje informático, que sean capaces de pensar rápido, atentas y responsables. Las dos semanas en que están en fase de prueba permiten descubrir quiénes pueden llegar a ser operadores y cuáles no. A estos últimos, por desgracia, tenemos que enviarlos de vuelta a sus unidades. Pero a los que se quedan, a lo largo de los tres meses que dura el entrenamiento, se les somete a una preparación completa después de la cual reciben un certificado de estudios y el equipamiento completo para desarrollar su trabajo en el futuro, luego vuelven a sus unidades para proseguir el servicio militar”.
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