El ministro de Defensa ruso se presenta ante la OTAN

Serguéi Shoigú participó en la asamblea del Consejo Rusia-OTAN. A pesar de los desencuentros asegura que continuará el diálogo entre ambos. Fuente: AFP / East News

Serguéi Shoigú participó en la asamblea del Consejo Rusia-OTAN. A pesar de los desencuentros asegura que continuará el diálogo entre ambos. Fuente: AFP / East News

La semana pasada tuvo lugar la asamblea del Consejo Rusia-OTAN, en la que la Federación Rusa presentó oficialmente al ministro de Defensa Serguéi Shoigú.

Las nuevas ideas expresadas por el ministro ruso con el objetivo de contribuir a la lucha contra el terrorismo internacional, en particular en Afganistán, de donde la Alianza retirará el año que viene sus fuerzas principales, complacieron a casi todos los miembros del Consejo Rusia-OTAN.

Además de la preparación de especialistas para las Fuerzas Aéreas afganas y de policías especializados en la lucha contra el narcotráfico que llevan a cabo algunas empresas en Siberia, Serguéi Shoigú propuso la creación de un sistema de preparación de zapadores afganos. Esto contribuirá, por un lado, a limpiar el país de minas y munición sin explotar, y además supondrá la creación de puestos de trabajo para una gran cantidad de jóvenes afganos que de lo contrario podrían optar por colaborar con los terroristas.

En mayo de 2002 se estableció en Roma el Consejo OTAN-Rusia. Su objetivo es promover el diálogo político sobre seguridad, la adopción de enfoques comunes, el desarrollo de la cooperación y el establecimiento de operaciones conjuntas.
En el NRC participan en pie de igualdad 29 Estados (los 28 aliados de la OTAN más Rusia), pero en la práctica se reproduce el formato “OTAN+1” del Acta Fundacional, ya que Moscú se enfrenta a posiciones consensuadas en bloque. 

Shoigú también propuso a la comunidad internacional ofrecer asistencia a los especialistas militares rusos en la destrucción de las armas químicas sirias.  Además, expresó su esperanza de que el año que viene alcance una nueva fase el proyecto conjunto de destrucción segura y ecológica de los restos de armas y municiones de la región de Kaliningrado con ayuda de tecnologías desarrolladas por países miembros de la OTAN.

Las relaciones entre Rusia y la OTAN no se limitan a los planes aprobados o discutidos durante esta semana en Bruselas. El secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, concedió la víspera de la asamblea una rueda de prensa exclusiva para periodistas rusos, entre los que se encontraba el autor de estas líneas, en la que señalaba que entre Rusia y la OTAN comienza a haber mayor apertura, capacidad de previsión y confianza.

Rasmussen alabó la transparencia que las Fuerzas Armadas rusas demostraron durante las maniobras Occidente-2013, a las que tuvieron acceso más de 80 representantes de estados extranjeros, muchos de ellos de países de la OTAN. El secretario general prometió la misma transparencia durante las maniobras que la OTAN llevará a cabo los primeros días de noviembre en Polonia y los países del Báltico.

Sin embargo, más tarde Serguéi Shoigú reprendió ligeramente a sus compañeros de la Alianza porque la escenificación de sus maniobras supone la asistencia a los aliados en caso de ataque contra uno de los estados del Tratado del Atlántico Norte por parte de un país vecino. Según indica el ministro ruso, no es difícil adivinar de qué país se trata.

La creciente militarización, uno de los principales escollos

Aunque no son estos “desmañados escenarios” lo que impide la cooperación entre Rusia y la Alianza Atlántica. A fin de cuentas, el guión de las maniobras militares se puede cambiar. El problema de los comprometidos planes antimisiles en Europa, los intentos de recuperar el antiguo Tratado de las Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE) así como el acercamiento a las fronteras rusas de infraestructuras militares de la OTAN o la política de expansión de la Alianza son asuntos más graves. Rasmussen informó a la prensa que las puertas de la alianza están abiertas para Georgia y Ucrania, pero que estos países únicamente podrán entrar si cumplen con los requisitos impuestos por la OTAN. Y esto no sucederá en 2014.

Siguen existiendo también algunos problemas irresolubles en las relaciones de Rusia y la OTAN. Uno de ellos es el sistema antimisiles. “No logramos encontrar una vía de colaboración en este ámbito, - declaraba Serguéi Shoigú. – El sistema antimisiles sigue desarrollándose en Europa sin tener en cuenta nuestras preocupaciones. Me gustaría subrayar que nosotros seguimos estando a favor de una colaboración mutuamente beneficiosa en este ámbito. Sin embargo, antes de comenzar programas comunes necesitamos unas garantías jurídicas firmes y fiables de que el sistema antimisiles norteamericano no será utilizado contra las fuerzas rusas de disuasión nuclear. Además, necesitamos una mayor previsibilidad respecto a los planes en los sistemas antimisiles estadounidenses y de la OTAN”.

El secretario general de la OTAN, por su parte, manifestó ante la prensa rusa su deseo de que el diálogo sobre el sistema antimisiles avance. En los pasillos de la sede de la OTAN se comenta que el problema del sistema antimisiles está demasiado politizado para que las partes alcancen un acuerdo respecto a cualquiera de sus puntos, así que habrá que dejar todas las discusiones y consultas para los expertos.

Ellos deberán encontrar una opción viable técnica y tecnológicamente que lleve a Rusia y la OTAN la concordia en este asunto. Otros especialistas hacen referencia a la posición de Estados Unidos. En opinión de estos, la solución al conflicto pasa por arreglar los problemas entre Moscú y Washington, y no entre Moscú y Bruselas.

Pero no todo es negativo. “Si tengo que hacer una valoración general sobre nuestra actividad conjunta, - señalaba Serguéi Shoigú en su rueda de prensa tras el evento, - los participantes en la asamblea del Consejo coinciden en la opinión de que la actual colaboración entre Rusia y la OTAN, a pesar de la existencia de graves problemas sin resolver, ha hecho progresos significativos, aunque se deben ampliar los horizontes de esta cooperación”.

Al final de su intervención ante el Consejo Rusia-OTAN, Serguéi Shoigú hizo entrega al secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, de un pequeño regalo: un casco de soldado pintado en Jojlomá, un plato y una cantimplora, diciendo: “No piense que hay un significado militar oculto en todo esto, en absoluto. Se trata simplemente de un souvenir: una peculiar manera de protegerse contra los golpes del destino”.

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