La industria espacial se reinventa para salir del atolladero

Fuente: NASA / Jeff Berkes

Fuente: NASA / Jeff Berkes

La industria aeroespacial rusa tiene otra oportunidad de salir de un peligroso hoyo. Parece que la compleja reforma del sector esta vez no se quedará en la intención, y se presentará al gobierno a principios de septiembre.

A mediados de septiembre el lanzador espacial Rokot (el antiguo misil balístico intercontinental SS-19) consiguió llevar con éxito al espacio tres satélites de comunicaciones Gonets que, según dijo el presidente de la empresa Sputnikovaya Gonets, Dmitri Bakanov, "permitirán reducir significativamente los cortes del sistema  de comunicaciones en el territorio de Rusia". Un poco antes el lanzador Zenit llevó al espacio el satélite israelí de comunicaciones Amos-4. 

El director de Roskosmos, Vladímir Popovkin, durante una larga rueda de prensa en el Centro de Control de Vuelos a las afueras de Moscú comunicó que a finales de septiembre se reanudarán los lanzamientos de la lanzadera pesada Protón, interrumpidos después del sonado accidente a comienzos de año en el que se perdieron tres satélites con el ambicioso programa de navegación GLONASS. 

Sin embargo, la conclusión principal es que la reforma a gran escala del sector continua. En esta línea hace poco, de acuerdo con la iniciativa del vice primer ministro, Dmitri Rogozin, encargado de la supervisión del complejo industrial-militar y del aeroespacial en general, no está previsto incluir en la nueva Corporación Unificada de Misiles Espaciales (ORKK, por sus siglas en ruso), a las empresas del espacio militar. A día de hoy, sin embargo, todas las empresas del sector de misiles espaciales, incluidas las de defensa, deberían entrar en la nueva corporación. Según los planes de Roskosmos el proceso de reestructuración del sector se completará en un año. 

Como se anunció, la futura Corporación Unificada de Misiles Espaciales estará compuesta de ocho estructuras integradas en las cuales hay 33 organizaciones, entre otras 16 empresas, 6 FGUP y nueve sociedades por acciones. 

En total, en Rusia, hay más de 100 empresas directamente relacionadas con el espacio, con la particularidad de que, de acuerdo con la clasificación oficial de Roskosmos, están agrupadas en dos tendencias con igual número: las que se encuentran bajo la dirección de Roskosmos y las sociedades por acciones. De esto se deduce que no todas las organizaciones entrarán en la futura corporación. Pero si además separamos el componente militar, en otras palabras, fraccionamos las empresas que participan los programas militares obtenemos un auténtico revoltijo en la industria de misiles espaciales.

La redundancia de algunas empresas espaciales es evidente. Por ejemplo, la empresa Glavkosmos", de acuerdo con la página oficial de Roskosmos, "es una empresa bajo la dirección de la Agencia Espacial de la Federación Rusa, responsable de la coordinación de la actividad económica exterior y de garantizar la coordinación de su actividad económica en el extranjero mediante la firma de contratos internacionales para cualquier trabajo preparatorio o auxiliar en tierra". 

Pero la actividad económica exterior en el ámbito espacial, es decir el soporte directo de lanzamientos y la explotación de los equipos, la realiza, además de la misma administración de Roskosmos, también una gran cantidad de estructuras. El marketing de los servicios de lanzamiento y la producción del lanzador ruso más famoso, el Protón la realiza la compañía mixta ruso-americana fundada en 1993, International Launch Services Inc (con este nombre desde 1995). 

La explotación de los misiles Rokot transformados la realiza la empresa mixta ruso-europea, Eurockot Launch Services, en la que participan el Centro Espacial M. V. Krunichev y el consorcio espacial y aeronáutico europeo EADS Astrium. A mediados de septiembre el Centro de desarrollo y producción de satélites de comunicación ruso más importante, Informatsionnie sputnikovie sistemi imeni akademika M. F. Reshetnev y el consorcio europeo Thales Alenia Space, comunicaron la creación de una empresa mixta cuya especialización sería el desarrollo y producción de componentes para carga útil de aparatos espaciales. 

"En mi opinión", se lamenta el miembro de la Academia de cosmonáutica rusa Tsiolkovki, Yuri Karash, "la raíz de todos los problemas es que nuestra industria espacial no crea nada nuevo. Dicen, vamos a construir un nuevo cosmódromo, (el discutido proyecto del cosmódromo en extremo oriente Vostochni), vamos a comercializar el sector. Yo pregunto, ¿qué es lo que vais a comercializar? ¿La tecnología que se construyó en la época de Korolev? En aquella época apenas había cinco competidores. Y ahora avanzan a toda prisa el lanzador chino Veliki pojod, el japonés N-2, el indio GSLV. Por no hablar de los estadounidenses Falcon, Antares, Ariane. El mundo está lleno de "cocheros espaciales". No vale la pena mejorar mil veces el Protón o el Soyuz, hay que crear algo nuevo. Estoy convencido de que en Rusia todavía quedan cerebros que pueden crear algo nuevo".

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