Se hacen públicas las reservas rusas de petróleo y gas

El proyecto Sajalín 2 (Lejano Oriente ruso). Fuente: Gazprom / Press photo

El proyecto Sajalín 2 (Lejano Oriente ruso). Fuente: Gazprom / Press photo

Los datos oficiales de las reservas rusas han doblado las valoraciones de los auditores extranjeros. Por lo demás, para que las previsiones sean objetivas, los especialistas rusos tienen que actualizar el sistema nacional de clasificación de acuerdo con los estándares internacionales.

El pasado 5 de julio, el primer ministro ruso Dmitri Medvédev suscribió una resolución que anula la confidencialidad de las informaciones sobre las reservas nacionales de petróleo y gas. Desde la época de la Unión Soviética, esos datos se mantenían en riguroso secreto y sólo ahora se han publicado de manera oficial.

El 1 de enero de 2012 las reservas de petróleo en Rusia ascendían a 17.800 millones de toneladas de reservas definitivamente probadas y probables (categorías A y B) y bastante posibles (categoría C1), así como 10.900 millones de toneladas de reservas posibles o inferidas pero aún no descubiertas (categoría C2). 

El país tiene un volumen total de reservas de gas de las categorías A, B y C1 de 48,8 billones de metros cúbicos (bm³) y de la categoría C2 de 19,6 billones de metros cúbicos. 

El Ministro de Recursos Naturales y Ecología, Serguéi Donskói, declaró: “En la época de la lucha por las inversiones, los recursos naturales son una ventaja competitiva importante que no deberíamos ocultar”. De ahora en adelante el Ministerio publicará cada año los datos relativos a las reservas naturales del país. 

La confidencialidad sobre los datos de las reservas de petróleo y gas se estableció en tiempos de la Unión Soviética. La URSS no formaba parte de ninguna organización internacional de control, pero era uno de los mayores exportadores de hidrocarburos.

Según los datos de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), en 1990 salía del territorio de la Unión Soviética el 11,6% del volumen mundial de petróleo destinado a la exportación, cifra superada por algunos pocos países, como Arabia Saudita, Irán, Venezuela y Noruega.

A principios de la década de 1990, las antiguas empresas soviéticas fueron privatizadas y obligadas a enfrentarse a una rápida transición de la economía planificada al sistema de libre mercado. Fue solo entonces cuando las empresas realizaron, por propia iniciativa, la auditoría de sus reservas.

Naturalmente, las informaciones obtenidas en aquella época no eran tratadas como confidenciales; de hecho, muchas empresas petrolíferas pasaron a ser entidades de capital abierto y, cumpliendo con las exigencias de salida al mercado de valores, fueron obligadas a publicar sus datos. Pero las fuentes oficiales del país preferían no publicar los resultados de las auditorías.

La decisión de compartir las informaciones se tomó en febrero de este año, durante la reunión de la Comisión presidencial para asuntos energéticos. Según diversas fuentes, el autor de la iniciativa es Ígor Sechin, actual presidente de Rosneft,  la mayor petrolera de Rusia, para quien la falta de informaciones oficiales conlleva que se subestime el valor real de la empresa.

La falta de informaciones oficiales por parte del gobierno ruso es el motivo de que los valores calculados por los auditores occidentales representen apenas la mitad de las cifras reales.

Por ejemplo, según Revista estadística mundial de energía, publicada por la petrolera BP, a finales de 2012 las reservas rusas de petróleo alcanzaban los 11.900 millones de toneladas, y de gas, 32,9 billones de metros cúbicos.

De acuerdo al informe de la revista, Venezuela, con 46.500 millones de toneladas de petróleo, ocupa el primer lugar en el ranking mundial; Arabia Saudita, el segundo, con 36.500 millones de toneladas; en el tercero, Canadá con 28.000 millones de toneladas.

Pero si se tomaran en cuenta las informaciones oficiales recientemente publicadas, Rusia podría figurar entre uno de los tres primeros.

Pero eso sólo será posible cuando las autoridades rusas actualicen el sistema nacional de clasificación de acuerdo con los patrones internacionales.

El sistema postsoviético de evaluación de reservas disponibles no tiene en cuenta los aspectos económicos del proceso de exploración de petróleo y gas, cuya evaluación está prevista por los estándares internacionales (PRMS y SEC).

“Precisamente por ese motivo la aplicación de las reglas internacionales lleva a la subestimación del volumen de nuestras reservas petrolíferas; por eso, son reservas lucrativas”, explica Valeri Nesterov, analista de la agencia Sberbank Investment Research.

Hoy en día, todas las compañías rusas ya utilizan los estándares PRMS y SEC en sus informes, mientras que el Ministerio de Recursos Naturales de Rusia ofrece un sistema propio.

Aunque los detalles sobre esa nueva opción, que en la actualidad está siendo probada por las empresas petrolíferas y será totalmente integrada a principios del próximo año, no han trascendido, se sabe que el sistema se parecerá al adoptado mundialmente.

Por lo demás, las empresas del sector no apoyan este cambio. “Nosotros seguiremos utilizando los criterios de PRMS. El cambio a un nuevo sistema de clasificación nos acarreará gastos adicionales innecesarios. Además, para los auditores, al menos en el momento actual, un nuevo documento no tendrá ninguna fuerza”, explica un ejecutivo de una de las mayores empresas petrolíferas de Rusia.

Valeri Nesterov comparte su opinión y defiende que “los inversores que estén interesados en trabajar en Rusia tienen toda la información sobre los activos de su interés, pues hasta los yacimientos más pequeños hacen su propia auditoría”.

Ígor Sechin se muestra convencido de que la publicación de los datos sobre las reservas permitirá atraer al sector a nuevos inversores extranjeros. Esta opinión también la comparten las autoridades rusas.

“La decisión de mantener en secreto las informaciones sobre las reservas de petróleo y gas parecía ridícula. Estamos en el libre mercado desde hace más de 20 años, trabajamos con muchos inversores extranjeros y tenemos interés en que se incremente su presencia. No tenemos nada que ocultar”, afirmó una fuente del gobierno ruso que prefiere permanecer en el anonimato. 

Kirill Mélnikov es corresponsal del periódico Kommersant. 

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