Rusia y la UE acuerdan un mercado común de energía para el año 2050

Después de firmar la “hoja de ruta”. Fuente: Centro de prensa

Después de firmar la “hoja de ruta”. Fuente: Centro de prensa

A principios de abril, el ministro de Energía ruso, Alexander Nóvak, y el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, firmaron la “hoja de ruta” de colaboración energética entre Rusia y la Unión Europea hasta el año 2050.

“Este acuerdo es un símbolo de las buenas relaciones energéticas”,  comentó el representante de Oettinger. “El documento impulsará el compromiso por ambas partes”, señaló Nóvak. 

Según se declara en el acuerdo, el objetivo estratégico de este proyecto consiste en construir hasta mediados del siglo XXI “un espacio paneuropeo de energía”, con una infraestructura interconectada y con mercados energéticos abiertos y competitivos.

Hasta el año 2050, la Unión Europea y la Federación Rusa deberán aproximar sus respectivas normativas en materia de energía para alcanzar un estándar común, coordinar sus sistemas de suministro eléctrico y los mercados de energía eléctrica, así como eliminar los obstáculos en el sector petrolero. 

La parte más voluminosa del documento está dedicada al comercio internacional de gas natural. Un 70% de la producción de gas natural ruso se exporta a Europa. La nueva “hoja de ruta” recomienda a la UE informar a Rusia de cualquier cambio en la demanda de gas en Europa, así como de las medidas que se adopten para la reducción del uso de hidrocarburos. Todo eso ayudará a Rusia a evitar invertir en activos que podrían acabar siendo no rentables. 

Actualmente, el principal problema en las relaciones energéticas entre la Unión Europea y la Federación Rusa es el “Tercer Paquete Energético”.  Uno de los principios básicos de este paquete es la igualdad de acceso a las infraestructuras. Además, obliga a las empresas vendedoras de gas y electricidad a vender las redes de distribución, transfiriendo el control sobre ellas a un operador independiente o a terceros para así garantizar el acceso de otras empresas al 50 % de las redes de distribución. 

Por su parte, Rusia aspira a lograr un estatus especial para los dos grandes proyectos energéticos de Gazprom en el Viejo Continente. Por un lado, el gaseoducto Nord Stream, con sus ramificaciones NEL (el ramal que se extiende desde la costa del Báltico hasta Baja Sajonia) y OPAL (la tubería de gas troncal de la Unión Europea) y, por otro lado, el gaseoducto South Stream, que  empezó a construirse en diciembre y tiene proyectado llevar el gas hasta Italia y Austria a través de Bulgaria y Hungría y otros países del sur de Europa. 

“Un gaseoducto que atraviesa dos o más países podría optar a una excepción en la normativa establecida por el “Tercer Paquete Energético”, comentaba la portavoz del comisario de Energía europea, Guenther Oettinger. 

La negociación es posible sobre una base bilateral, pero en cualquier caso el país miembro de la UE deberá alcanzar un acuerdo con la Comisión Europea respecto a los cambios que pretenda introducir en los principios dictados por el “Tercer Paquete Energético”. 

El ramal de OPAL, que conecta a Alemania con la República Checa, ya ha obtenido un acuerdo específico. Gazprom tiene derecho a utilizar más del 50% de la capacidad de la red de distribución siempre y cuando al menos 3 millones de metros cúbicos de gas natural sean suministrados al mercado energético checo. En el caso del ramal de NEL, no será posible semejante excepción, dado que se trata de un gaseoducto que recorre exclusivamente el terreno de Alemania. 

Al mismo tiempo, Rusia sugirió que  el Nord Stream y el South Stream obtuvieran un estatus de “proyectos de interés mutuo”. Esto concedería a Gazprom el monopolio sobre el uso de estos gaseoductos. 

Cabe recordar que el “Tercer Paquete” corresponde al ámbito jurídico de la UE. Por tanto, Rusia tan sólo puede optar a discutir de manera bilateral algunos aspectos concretos de dicha normativa, pero siempre “dentro de los límites de flexibilidad” previstos por la ley, observa una fuente cercana a la Delegación Europea. 

La “hoja de ruta” marca que para el año 2020 “se haya proporcionado el apoyo necesario a aquellos grandes proyectos de infraestructura de gas que ambas partes reconocen como  proyectos de interés común”; que para el año 2030 aproximen las normativas a un estándar común en materia de regulación de mercados y que para el año 2050 sean eliminadas todas las barreras”. 

“Europa espera un gesto de acercamiento de la otra parte”, explica una fuente cercana a la delegación europea, que explica que el “mercado de la energía ruso debe ser más abierto. La misma aspiración está plasmada también por escrito en la 'Hoja de ruta de la energía para 2050 de la Unión Europea' aprobada por el Parlamento europeo que declara que “está interesada en que el sector de la exploración y la producción [de gas natural] se desarrolle en un entorno internacional competitivo”. 

Sin embargo, el director del Fondo Nacional de Seguridad Energética, Konstantín Símonov, señala que en estos momentos “las negociaciones sobre la energía entre Rusia y la UE han llegado a un callejón sin salida y la 'hoja de ruta' lo confirma. Este documento no impone obligaciones reales, mientras que, de facto,las acciones se muestran contrarias a las declaraciones. A mediados del pasado marzo, la Comisión Europea se negó a incluir el proyecto South Stream en la lista de proyectos prioritarios”. 

Símonov concluyó que “la aproximación de las respectivas normativas a un estándar común implicaría para la UE la anulación del monopolio de Gazprom en el ámbito de la exportación, pero nadie se cree que esto vaya a suceder”. 

Artículo publicado originalmente en ruso en Védemosti.

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