Se resuelve la competencia para la construcción de una central nuclear en Bulgaria

Dibujado por Natalia Mijáilenko

Dibujado por Natalia Mijáilenko

La historia del proyecto de construcción de la central nuclear de Belene es larga y complicada, parece que después de todos los conflictos habidos en los últimos años se empieza a solucionar con la participación de una alianza rusa, francesa y finlandesa para sufragar los gastos de construcción.

Europa Oriental no está dispuesta a renunciar a la energía nuclear. El 27 de enero Bulgaria celebró un referéndum nacional, impulsado por el Partido Socialista Búlgaro liderado por el exprimer ministro Serguéi Stanishev, en el que se pedía a los ciudadanos que contestaran a la pregunta: “¿Apoya el desarrollo de la energía nuclear mediante la construcción de una nueva central eléctrica nuclear?”

Al principio la pregunta se formulaba de forma más concreta: “¿está de acuerdo con la reanudación de la construcción de la central eléctrica nuclear de Belene. (En el 2006 Atomstroyexport ganó la licitación para las obras, tras vencer a la empresa norteamericana Westinghouse)

Pero las autoridades cambiaron el enunciado por otro más neutral. Según los sociólogos, esto desorientó un poco a la gente. Además, el actual primer ministro, Boiko Borisov, que fue el que tomó la decisión de parar el proyecto de la Central de Belene, pidió a sus partidarios, el partido GERB (Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria) votar en contra. 

Un referéndum marcado por la baja participación 

La participación en el referéndum superó el umbral mínimo, alcanzando el 21,8%. Un 62% votó a favor de la construcción de la central y un 35%, en contra. Ahora, de acuerdo con la legislación búlgara, el Parlamento examinará el asunto de la nueva central nuclear. Si la participación hubiera alcanzado el 60%, el proyecto se consideraría ratificado sin el examen de los diputados. 

“Desde el punto de vista moral, no puedo imaginar que se pueda prescindir de la opinión de casi un millón de personas (la población de Bulgaria es de casi 7 millones). Además, las cifras del referéndum nos indican que tras las próximas elecciones en Bulgaria el tema de la central eléctrica nuclear de Belene volverá a estar a la orden del día”, considera Tasko Ermenkov, experto en el sector energético búlgaro y miembro del comité que impulsó el referéndum. 

Los resultados de la votación son un claro precedente para Europa tras la catástrofe de Fukushima. Ahora para la oposición búlgara será importante mantener la victoria del proyecto nuclear, ya que toda la discusión central de los últimos meses mientras se preparaba el referéndum giró alrededor de los pros y contras de este proyecto. 

“En verano del 2013 en Bulgaria se celebrarán elecciones legislativas. Los observadores analizan los resultados del referéndum como una intención de voto para el Partido Socialista Búlgaro o GERB. Es evidente que el debate continuará en tanto que el futuro del proyecto depende de quién gane las elecciones parlamentarias y forme gobierno”, considera el experto independiente en energía nuclear, el jefe de Atominfo, Alexánder Uvarov. 

Actualmente la postura de Boiko Borisov y de sus partidarios se centra en una tesis: la central cuesta 10 mil millones de euros, y no hay ese dinero suficiente en el presupuesto. Aunque la gente vote ‘a favor’, no habrá de dónde sacar el dinero, a menos que se les quite a los pensionistas, asegura el actual primer ministro. 

“En el año 2010 Boiko Borisov presentó una serie de condiciones para el inicio del proyecto de la central nuclear, como el anuncio del precio fijo de la central, teniendo en cuenta también los índices de inflación, que la empresa búlgara participante, NEK, tuviera el 51% del proyecto, que este se financiara sin dinero ni garantías del presupuesto búlgaro y que se atraería a inversores europeos. Todas estas condiciones se cumplieron”, recuerda el representante oficial de Rosatom, Serguéi Novikov.

Apoyo ruso, francés y finlandés para sufragar los gastos del proyecto 

La empresa francesa de ingeniería Altran Technologies y el consorcio finlandés Fortum se sumaron al proyecto y junto con Rosatom sumaron la financiación necesaria para la construcción a un precio fijo de 6,297 mil millones de euros, haciéndose responsables de los riesgos de la inflación. Además, NEK conservaba el paquete de control de las acciones y recibió la posibilidad de aportar su parte de inversión en un futuro, de las ganancias en energía eléctrica cuando la central construida entrara en funcionamiento. Todos esos acuerdos se reforzaron con la firma de un memorándum sobre la creación de una empresa para la construcción. No se hubiera gastado ni un lev (moneda búlgara) del presupuesto de Bulgaria en el proyecto.

Sin embargo, de todas formas Boiko Borisov decidió parar el proyecto justo después de la visita de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, a Bulgaria en primavera del 2012. “Ahora en Chequia hay un contencioso similar en la licitación para la construcción de la central eléctrica nuclear de Temelin: Skoda/Atomstroieksport versus Westinghouse. Antes de su dimisión Clinton visitó Chequia y durante el encuentro con el jefe de Exteriores, Karel Schwarzenberg, exhortó a dar la victoria a los americanos. Esto disgustó a los chechos. Es posible que precisamente este apoyo frontal de Clinton fuera uno de los motivos por los que el pasado sábado Schwarzenberg perdiera las elecciones presidenciales”, explicó el politólogo checo Ondrej Mrazek.

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