El Teatro Bolshói busca jóvenes coreógrafos.
AP/East NewsEl director del Teatro Bolshói, Vladímir Urin, anunció el pasado 1 de marzo que el teatro estaba creando un taller dirigido por el exdirector artístico Serguéi Filin, que en 2013 sufrió un ataque con ácido. También afirmó que se invitaría a grandes coreógrafos occidentales, pero no dio ningún nombre.
Serguéi Filin declaró estar feliz por el nuevo proyecto aunque se negó a dar detalles. "Volvamos a este tema más tarde cuando haya proyectos interesantes", dij Filin.
Tanto secretismo implica que este paso es muy arriesgado para el Bolshói en el siglo XXI.
El Bolshói siempre ha sentido una falta de ideas creativas y nuevos autores. El coreógrafo Alexéi Ratmanski, que dirigió el teatro entre 2004 y 2009, trató de enfrentarse a este problema. Durante su primer año de trabajo organizó un taller para nuevas coreografías, e invitó no solo a los intérpretes del Bolshói sino a otros coreógrafos. El ballet no tiene nacionalidad y los intérpretes solamente pertenecen a alguna de las escuelas de ballet.
Estrellas como Andréi Merkuriev, Ekaterina Krysanova o Vladislav Lantratov interpretaron el trabajo de jóvenes coreógrafos. Mientras que la prima ballerina Marianna Ryzhkina participó tanto como bailarina como coreógrafa.
Foto: Natasha Razina/State Academic Mariinsky Theatre
Los críticos destacaron el trabajo de Ivan Urban, bailarín del Ballet de Hamburgo, y el de Viacheslav Samodurov, del Teatro Mariinski y del Royal Opera House de Londres. Su premiere de Ondide está programada para el 24 de junio en el Bolshói.
Tras el cambio de director en el teatro moscovita este seminario cerró. Pero tras la designación de Urin como director se ha retomado la idea, aunque no ha podido llevarse a cabo. El problema ha sido la falta de espacio, ya que con tan solo dos escenarios no había lugares para la producción de nuevas coreografías.
El Teatro Mariinski de San Petersburgo organizó sus propios seminarios hace cuatro temporadas, durante el Festival Internacional de Ballet, y gracias a ello renovó inmediatamente su repertorio. Por ejemplo, Juego Coreográfico 3x3 de Antón Pimónov se mostró en el Mariinski, en Baden-Baden y en Nueva York. Pero fue sobre todo el coreógrafo Vladímir Varnav quien triunfó. Recibió la invitación de Jean-Christophe Maillot para trabajar con la troupe del ballet de Montecarlo.
La oferta llegó porque Maillot y Benjamín Millepied (L.A. Dance Project), que en ese momento era director de París Opera Ballet, estaban entre el público durante la celebración de los seminarios.
Yuri Fatéiev, director artístico del Mariinski, cree que "es imposible enseñar cómo hacer una coreografía, pero se puede dejar libre un escenario e invitar al público para que el coreógrafo muestre su trabajo. La reputación de teatros como el Bolshói o el Mariinski ayudan a atraer la atención hacia los debutantes, influye en los jóvenes coreógrafos".
Foto: AP/East News
Entre los coreógrafos con los que colabora el Bolshói, Vladímir Urin citó a la española Sol León, Jean-Christophe Maillot, Wayne McGregor, Yuri Posokhov, Paul Lightfoot y Christopher Wheeldon. Si después los maestros pueden ver y comentar las obras de estos jóvenes creadores, el Bolshói habrá cumplido sus objetivos.
La ballerina Marianna Ryzhkina, que también trabaja como coreógrafa en varios teatros, explica que su visión de la danza cambió tras trabajar en la coreografía de Mats Ek, Apartament, en el Bolshói. “Poder observar con tus propios ojos al acercamiento diferente de un autor es un privilegio, tanto para el que baila como para el coreógrafo”.
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