El sueño catatónico de Dostoievski y otras curiosidades de escritores rusos

Escritores soviéticos Iliá Ilf y Yevgueni Petrov.

Escritores soviéticos Iliá Ilf y Yevgueni Petrov.

TASS
¿Eran supersticiosos y maniáticos artistas de la talla de Dostoievski o Pushkin?

Alexander Pushkin

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Pushkin era muy conocido por su gran superstición, que en ocasiones rozaba la paranoia. Sin embargo, en algunas ocasiones conocidas, sus premoniciones aparentemente aleatorias se hicieron realidad. En diciembre de 1825 Pushkin decidió escapar de la finca rural de su madre Mijáilovskoye (en la región de Pskov, a 350 km al noroeste de Moscú) donde se encontraba exiliado.

Durante su camino hacia San Petersburgo una liebre se cruzó por delante de su carruaje, algo que el escritor consideró como un mal augurio.

Volvió inmediatamente a la finca, que resultó ser la víspera del Levantamiento Decembrista, en el que un grupo de nobles exigió que se restringiera el poder del zar y se creara una constitución.

El hecho de que Pushkin no llegara a San Petersburgo provocó que no se uniera a los revolucionarios en la Plaza del Senado, un acto que a muchos les valió la prisión en Siberia de por vida. Esta era una de las historias favoritas de Pushkin y solía contarla muy a menudo.

Veinte años antes de su trágica muerte en un duelo provocado por una cuestión de celos, el escritor recibió una profecía que aseguraba que sería asesinado por un “hombre blanco” con la “cabeza blanca”. En 1837, Pushkin resultó mortalmente por Georges D’Anthes, que llevaba un abrigo blanco y tenía el pelo rubio.

Nikolái Gógol

TASS

Gógol tenía numerosas excentricidades y preocupaciones, pero la que más le persiguió a lo largo de toda su vida fue la tapefobia: el miedo a ser enterrado vivo. Para evitar este horrendo destino, dormía sentado e incluyó un punto especial en su testamento en el que pedía que no lo enterraran hasta que su cuerpo estuviera claramente descomponiéndose.

Gógol murió en 1852 y sus restos se volvieron a enterrar en 1931. Algunos testigos de la exhumación informaron de que el cuerpo del escritor se encontraba en una postura antinatural. ¿Pura coincidencia, o se trata de los últimos movimientos de un hombre cuya peor pesadilla se volvió realidad?

Fiódor Dostoievski

Retrato de Fiódor Dostoeivski, realizado por Vasili Petrov (1872). Galería Tretiakov.Retrato de Fiódor Dostoeivski, realizado por Vasili Petrov (1872). Galería Tretiakov.

Este grande de la literatura rusa es conocido por su prosa dinámica y energética, pero él también tenía una fuerte propensión a caer en un sueño catatónico, un efecto colateral de su epilepsia.

“Cada vez que se acostaba me pedía que no le enterráramos hasta al menos tres días después si sucumbía a la catatonia” recuerda Konstantín Trutovski en sus Memorias sobre Dostoievski, el primer libro sobre el escritor. “Siempre tuvo miedo de ello”.

Dostoyevski era muy conocido por su inestable salud física y mental, hasta el punto de suscitar el interés de Sigmund Freud, quien escribió varios artículos sobre él.

Vladímir Nabokov

APAP

Muchos escritores tienen un ritual especial que ayuda a fluir a su creatividad, pero Nabokov llevó esta práctica a un nuevo nivel. Escribía sus novelas en pequeñas tarjetas de archivo en las que cabían unas 150 palabras. No trabajaba de modo lineal, sino que escribía ideas aleatorias a medida que le venían a la cabeza para numerarlas y combinar las tarjetas en un solo texto al final del proceso.

Este modo tan poco ortodoxo de trabajar dio a sus editores verdaderos dolores de cabeza cuando le llegó el turno a su última novela, El original de Laura, una obra inacabada. Nabokov no numeró las 138 tarjetas antes de morir y el debate sobre la versión que debía publicarse duró 30 años. La cuestión sobre si el resultado se corresponde con la versión que Nabokov tenía planeada es algo que llevará unas cuantas décadas más de discusión.

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