"Estamos perdiendo la batalla contra los gatitos y las tetas"

Los reportajes sobre los refugiados sirios de Sergey Ponomarev para el diario The New York Times obtuvieron un galardón en World Press Photo y el Premio Pulitzer.

Los reportajes sobre los refugiados sirios de Sergey Ponomarev para el diario The New York Times obtuvieron un galardón en World Press Photo y el Premio Pulitzer.

Sergey Ponomarev para The New York Times, World Press Photo / AP
Sergey Ponomarev ha ganado el Premio Pulitzer de fotografía por su trabajo acerca de los refugiados sirios. El joven ruso trabaja para el "The New York Times" y ha cubierto numerosos conflictos.

Sergey Ponomarev hizo la famosa foto de los refugiados sirios llegando a la costa de una isla griega el pasado 16 de noviembre. En ese momento estaban llegando muchos barcos procedentes de Turquía, algunos días podían ser incluso hasta 50. La mayoría eran precarias embarcaciones inflables, aunque había alguno de madera, y era evidente que los refugiados preferían llegar en un barco de madera.

Ponomarev estaba allí trabjando para el The New York Times.

Sergei Ponomarev. Source: NYT Pulitzer Prize, - 2016Sergey Ponomarev. Fuente: servicio de prensa

"Cada día íbamos a la playa bastante antes del amanecer. Había una colina, subí a ella con mis prismáticos y miré hacia el horizonte, esperando que llegasen los primeros barcos", recuerda Ponomarev. "Muchas veces pasábamos todo el día en la playa, yendo de un bote a otro. El de la foto es uno de esos".

Desde Grecia Ponomarev siguió a los refugiados en busca de asilo en países europeos. Una travesía que pasa por  Macedonia, Serbia, Hungría y Eslovenia.

Estuvo trabajando en este proyecto durante cinco meses de manera interrumpida y justo cinco meses después de que tomase la icónica fotografía ganó el Pulitzer, el premio de periodismo más codiciado del mundo. "Realmente es algo. Supongo que significa que este año lo he hecho bien", declaró a The Moscow Times.

Ponomarev dice que lo que más le motiva es el deseo de tender puentes entre la gente y las tragedias humanas que hay en otras partes del mundo.

"Quiero mostrar que el mundo es mucho más grande que un apartamento o una oficina y que en un momento dado hay gente que vive cosas muchos peores que nosotros", explica.

El camino al Pulitzer

Ponomarev tiene 35 años y es tercer ruso en ganar un Pulitzer. Ha estado en varias guerras, zonas de conflicto y tragedias humanas.

En 2004 trabajó en Beslán, el pueblo ruso en la región de Osetia del Norte, que sufrió un ataque terrorista en la escuela local y centenares niños fueron secuestrados. Cubrió también el secuestro terrorista del teatro Nord-Ost en Moscú en 2002. Documentó atrocidades en la franja de Gaza, la revolución libia, las protestas del Maidán en Ucrania y los conflictos de Siria y Ucrania.

Sin embargo Ponomarev rechaza que lo califiquen como un fotógrafo de guerra. "Puedes pensar que lo soy porque hay una foto de mí con un chaleco antibalas en mi página web", dice riéndose.

"Pero veo que mi papel consiste en desarrollar historias que incomoden".

Es un colaborador habitual del The New York Times. Anteriormente trabajó durante nueve años para la agencia Associated Press y contribuía en medios rusos como Kommersant o Gazeta.ru.

"Los medios rusos han cambiado muchos desde entonces. La gran mayoría ha perdido su independencia y ahora están en un lado u otro de la valla. Prefiero trabajar para medios que son más independientes".

Policía antidisturbios dispersa manifestantes en Moscú. Mayo del 2012.Policía antidisturbios dispersa manifestantes en Moscú. Mayo del 2012.

Ponomarev tiene suerte de poder colaborar con un medio como el The New York Times, cree Yuri Kózirev, fotógrafo de guerra ruso galardonado con varios premios internacionales. "Es fantástico que den tiempo y recursos a los fotógrafos para seguir historias tan importantes como la de los refugiados", declara Yuri al The Moscow Times. "Es raro que eso ocurra actualmente, no solo en Rusia sino en todo el mundo".

Competir contra gatitos

"La gente ve el mundo a través de nuestros ojos", dice Ponomarev. "Fui a una conferencia sobre refugiados. Los ponentes hablaban de números y estadísticas y podía decir que ninguno de ellos había visto nunca a ningún refugiado. Mi charla era la última del día y las fotografías que mostré dejaron atónito al público. La fotografía es un lenguaje universal para contar historias. La gente no necesita saber una lengua extranjera para entenderlas".

Entre los ganadores del  World Press Photo de este año hubo dos fotógrafos rusos. Entre los ganadores del World Press Photo de este año hubo dos fotógrafos rusos.

Es indiscutible que la fotografía está perdiendo poder para poder cambiar el desarrollo de los acontecimientos. Ya nadie puede parar unas guerra como ocurría en los años 60 o 70, explica Ponomarev.

Entonces todo el mundo quedó conmocionado con la imagen de Nick Ut en la que aparecía una niña huyendo de un ataque de napalm en Vietnam, o con la foto de Eddie Adams en la que un policía ejecutaba a un joven en las calles de Saigón.

"Estas imágenes explosivas hicieron que la sociedad pidiese el fin de la guerra. Ahora las fotografías serias con imágenes sangrientas o violentas se esconden tras las restricciones de edad y con notas que dicen que pueden herir la sensibilidad de las personas. Ya no causan tanto impacto".

En ocasiones la sociedad es llamadas a actuar. La imagen de Aylan, un niño sirio de tres años ahogado en una playa turca provocó indignación en todo el mundo.

Miembros del grupo punk Pussy Riot durante su actuación en la Catedral de Cristo Salvador en febrero de 2012.

La fotografía provocó encendidas discusiones entre los profesionales sobre si era conveniente o no publicar este tipo de imágenes. "Personalmente, estoy en contra de todas estas restricciones", dice Ponomarev.

"Cuanto más gente vea la injusticia, habrá más gente que quiera cambiarla", dice.

Otra de las amenazas para estos fotógrafos es la batalla que libran contra el entretenimiento. "Estamos perdiendo la batalla contra los gatitos y las tetas", declara. "Pero estoy seguro de que al final no perderemos. Los gatitos son un fácil placer visual que puede ser constante, pero nosotros siempre mostramos algo nuevo".

Publicado originalmente en The Moscow Times.

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