La batalla del Ejército Rojo por la liberación de Crimea

Fuente: TASS

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En abril de 1944 empezó la operación de ataque de Crimea que finalizó con la liberación de la península a principios de mayo. Los historiadores rusos subrayan las dificultades de la operación y su significado estratégico, que permitió al Ejército Rojo abrirse paso hacia los Balcanes.

“Viento, nieve, lluvia... Los soldados construían puentes sobre el agua helada que los cubría hasta la cintura. Los reconstruían después de que hubieran sido destruidos por las tormentas. Todo esto sucedía bajo disparos y bombardeos por parte del enemigo. El trabajo fue titánico...”, describía el historiador Borís Bozhedomov los esfuerzos de los soldados del Ejército Rojo por unir el mar de Syvach, el golfo de agua baja que divide el norte de Crimea de la parte continental, en la mesa redonda en honor al aniversario de la operación. Para cruzar el golfo se construyeron puentes, los más largos de 1,5 km.

Los historiadores destacan que los alemanes se aferraban a Crimea desesperadamente. Hitler se negó a evacuar a sus soldados a pesar de que las tropas alemanas en tierra estaban bloqueadas en otoño de 1943. 

Según el director de la asociación histórico-militar Mijaíl Miagkov, la administración soviética esperaba que los soldados alemanes fueran conscientes del significado estratégico de la operación.

Para conquistar Crimea los soldados de Hitler necesitaron 250 días, entre 1941 y 1942, y solamente el asalto de Sevastopol duró 30 días. Por su parte, las tropas soviéticas tardaron 35 días en liberar Crimea y cuatro para tomar Sebastopol.

En vistas de la operación el Ejército Rojo garantizó que contaba con ventaja en lo que respecta a la fuerza humana y los equipos de defensa. Los soviéticos reunieron alrededor de 470.000 personas frente a los 200.000 soldados alemanes y rumanos.

Sin embargo, para aprovechar la ventaja hacía falta concentrar las tropas en dos direcciones principales – una por parte de Perekop (al norte) y otra de Kerch (sureste de la península)- aprovechando las bases conquistadas anteriormente.

Sin embargo, según destaca Borís Bozhedomov, el enemigo era consciente de que era imposible desplegar de pleno las fuerzas aéreas y había que enviar decenas de miles de soldados de manera oculta. A pesar de ello, las tropas soviéticas lograron concentrar una cantidad significativa de tropas, incluyendo el cuerpo de tanques. 

El golpe principal tuvo lugar en la zona de Perekop. El segundo se dirigía hacia Kerch, que fue conquistada el 11 de abril. Las tropas soviéticas violaron la defensa de los alemanes en ambas direcciones en unos días y el enemigo empezó a retroceder.

Para mediados de abril las tropas soviéticas se acercaron a Sebastopol. Los dos primeros intentos por romper la defensa, de modo que empezaron los preparativos para el asalto completo, que tuvo lugar el 5 de mayo y se completó el 9 de mayo.

A raíz de la operación las tropas alemanas y rumanas perdieron 140.000 personas, de las cuales casi la mitad fueron prisioneros. Las pérdidas de las tropas soviéticas alcanzaron las 17.000 personas.

El editor de la revista Military Krym, Serguéi Chennyk, destaca que la operación de Crimea fue el compendio de la experiencia de combate acumulada por el Ejército Rojo hasta aquel entonces. Según él, fue una operación de barrera, seguida por una serie de victorias interminables. Destacó el alto grado de motorización, las divisiones del Ejército Rojo avanzaban velozmente y los soldados casi no se desplazaban a pie.

También fue clave la geografía de la propia península: parece una fortaleza medieval, rodeada por fosos de agua por todos lados. Sin embargo, las tropas soviéticas lograron tomarla en plazos cortos. Los historiadores subrayan que la operación abrió al Ejército Rojo la puerta a los Balcanes, y que las grandes pérdidas entre las tropas rumanas fueron importantes para que Rumania se adhiriera a la coalición antinazi.

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