La estepa rusa en 50 cortos

Con el propósito de animar su museo antropológico, Carmen Arnau, su directora, acaba de entregar los premios a los mejores cortos sobre Siberia en un certamen de cine, MiniDoc, creado por ella misma.

Hace apenas unos días, un pequeño pueblo de Toledo, Polán, vivía una fiesta de cine: con trofeos, banda de jazz, la inauguración de una exposición de fotos, cena y proyecciones de las cintas ganadoras.

 Estaban convocados los casi cien participantes que enviaron su corto a participar en una de la cuatro categorías establecidas por este primer certamen de MiniDoc: mejor minidocumental etnográfico, mejor trabajo etnográfico sobre Castilla La Mancha, mejor film sobre Siberia y cinta más votada por el público.

El trofeo al mejor documental se lo llevó Andrea Ruffini, de Paraguay, por su trabajo Kuña Mbarete, un corto sobre el trabajo de las mujeres indígenas en Paraguay, donde además de llevar sus casas, deben hacerse cargo de recolectar frutas, leña, agua y peces mientras los hombres buscan un sustento ausentándose de sus casas por periodos de hasta un mes. La cinta más votada por el público fue Harenes en el Ártico, del español Alberto José Redondo. Su propuesta, rodada en Siberia, narra el trabajo y vida de los pastores de renos.

Las categorías sobre Siberia y etnografía en Castilla La Mancha quedaron desiertas, un aspecto que no preocupa a su directora, Carmen Arnau, que espera recibir más propuestas el año que viene. “Hemos recibido muchos cortos. Es más, muchos no han podido participar porque no cumplían los requisitos de estar subtitulados o superaban el tiempo que habíamos estipulado”.

Para esta mujer, antropóloga y enamorada de Siberia y sus culturas, lo importante es que los museos y espacios culturales como los que ella regenta estén vivos.

Y ante el terror de que mueran prueba de todo: da clases de ruso gratis, imparte talleres de cocina rusa y siberiana, organiza veladas de cine ruso, organiza charlas… y busca la financiación para tenerlos en pie.

En este caso, para levantar el certamen de cine, pensó en un jurado técnico, compuesto por Anaís Berdie, Jorge Cosmen y Ariel Flühr, ideó los trofeos y diplomas, escribió las bases del concurso, buscó patrocinios y lanzó la iniciativa a los cuatro vientos desde un pueblo que bien podría ser la Siberia de España.

“Decidí organizar el concurso para que sirva como caja de resonancia de los dos museos que llevo, el Etnomuseo de los Pueblos Indígenas de Siberia, a unos metros de su pueblo; y el Museo Etnográfico de Siberia, en Polán”, reitera al teléfono y por escrito, al tiempo que cuenta que a partir de ahora, irá proyectando en sus locales las cintas finalistas del concurso.

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