Profesión: pintor de iconos

En los últimos años ha aumentado el número de hombres y mujeres que se dedican al arte religioso. Fuente: ITAR-TASS

En los últimos años ha aumentado el número de hombres y mujeres que se dedican al arte religioso. Fuente: ITAR-TASS

Pintar iconos es un oficio que vuelve a ejercerse en Rusia. El número de especialistas en este campo ha crecido en los pasados años. Antiguamente, solo los monjes pintaban iconos, mientras que hoy en día los pintan principalmente licenciadas en academias artísticas o cursos especiales. RBTH ha hablado con artistas que elaboran iconos para iglesias y para particulares.

El pope ortodoxo Alexander Yégorov tomó contacto por primera vez con la pintura de iconos en sus clases de historia del arte en un instituto de Bellas Artes. Pero fue consciente de su valor espiritual solo cuando vio la Trinidad de Andréi Rublev en la Galería Tretiakov.

“Al principio, miraba el icono desde un punto de vista artístico, pero después, más allá de la intensidad de los colores, vi su luz interior, que galvanizó todo mi ser”, narra. “Desde entonces, miré al icono como fuente de luz, como la fuente de nuestra vida. Andréi Rublev fue capaz de desvelar el misterio de la Santísima Trinidad, fue capaz de transmitir esa luz”.

En Rusia, la gente recibe educación en arte clásico y realista. Durante siglos, los iconos permanecieron tras una cortina, comenta el sacerdote. El interés artístico por las imágenes religiosas se desarrolló solo en los siglos XIX y XX, cuando fue posible restaurar iconos antiguos. Antes, debido a la falta de la tecnología adecuada, los iconos parecían muy oscuros. “La cuestión es que se cubrían los iconos con aceite de linaza, que se oscurecía con el tiempo, lo que a su vez oscurecía o ennegrecía las imágenes”, dice el padre Alexander.

“Cuando íbamos quitando esa película oscura, los colores relucían e irradiaban luz. Resultó que las imágenes brillaban con todos los colores del espectro”.

Muchos impresionistas franceses que buscaban la armonía y la pureza de la luz se quedaron fascinados por los iconos de la antigua Rusia. “Henri Matisse estaba muy interesado en la pintura de iconos y entendió muy bien su paleta de colores”, explica el sacerdote. “A través de él, muchos de nuestros artistas también trataron de entender el misterio artístico de los colores en los iconos rusos. El matemático Borís Rauschenbach estudió algunos iconos rusos, y la Trinidad de Rublev en particular, desde un punto de vista matemático. Descubrió las leyes de la matemática superior en esta obra”. El padre Alexander está convencido de que la intuición de los pintores de iconos rusos era tan precisa que actualmente puede ser descrita con términos científicos.

“Tradicionalmente, los pintores de iconos eran monjes que, antes de pintar el rostro de los santos, ayunaban y rezaban durante varios días. Solo tomaban el pincel una vez que sentían la gracia del Espíritu Santo reverberando en su interior”, explica el pope.

“El propio acto de pintar iconos es un misterio y muchos están convencidos de que es el propio Espíritu Santo el que mueve la mano del pintor. Esto sucede cuando nosotros, como humanos, nos unimos con la mano de Dios. Sin embargo, estos casos son raros y pueden ser llamados una revelación. Cualquiera puede copiar un icono antiguo, pero no tendrá ese poder de impactar. Crear un icono es un proceso complicado, que requiere excelencia técnica, concentración interior para el rezo, además de pureza de mente y cuerpo. Pintar iconos es hablar con Dios, pero no para todo el mundo”.

El padre Alexander tuvo la suerte de participar en la decoración de la Catedral más grande de Rusia, la de Cristo Salvador en Moscú. A su lado trabajaron muchos pintores que después siguieron practicando este arte. “Para muchos licenciados, este fue su primer trabajo, y les dio la oportunidad de desarrollar sus habilidades”.

Un gremiopara pintar iconos

El estudio de Ekaterina Ilinski produce todo tipo de iconos. Pero los pintores de iconos que trabajan aquí no son monjes. La artista Elena Petiáskina, miembro del estudio, dice que en la actualidad existen numerosos talleres en Rusia y que las tradiciones de iconos son restauradas de forma activa, pero que también evolucionan de maneras nuevas. “Hace cinco o seis años había muy pocos estudios, mientras que ahora es difícil contarlos”, cuenta Petiáskina. “Pintamos iconos siguiendo las tradiciones de los siglos XV-XVI, pero también al estilo del XIX”.

Petiáskina afirma que el 50 % de la gente que encarga iconos se convierte en clientes regulares. “A la gente le gusta encargar iconos dimensionales para recién nacidos, que se crean a la medida del bebé”, explica. “Pero también pintamos iconos para bodas y para familias, que representan a los santos patronos de esa familia. Nuestros clientes son gente normal que quiere adquirir una reliquia familiar o simplemente hacer un regalo muy especial. Nuestros trabajos están muy demandados”.

Petiáskina, antes de ser pintora de iconos, fue maestra de escuela. “Me gradué en una universidad pedagógica y me especialicé en inglés y alemán. Viví un año en Alemania y me gustaba dibujar, como hobby. Realmente quería pintar iconos, pero no sabía cómo. Entonces vi el anuncio de un curso de pintura de iconos. Cuando lo terminé, me invitaron a unirme al estudio”. Lleva más de cinco años trabajando en el taller y está especializada en pintar ropajes de santos.

El estudio funciona como un artel o gremio cooperativo: un artista dibuja las caras, otro los cuerpos, otro hace los dorados. “Cada artista contribuye con aquello que mejor se le da”, comenta Petiáskina. Y la mayoría de los artistas son mujeres.

Elena Petiáskina pintó su primer icono cuando era una niña, como regalo para su abuela. “Hice una placa de arcilla, dibujé una imagen con un clavo y luego la coloreé. Me parecía realmente bonita. La arcilla no estaba cocida, por lo que no se ha conservado”.

Los precios de estas obras religiosas van desde 5.000 rublos (120 dólares) hasta un millón de rublos (12.500 dólares). “Los precios de nuestro estudio son un poquito más altos que la media. Sin embargo, los iconos nunca han sido baratos; antiguamente, la gente ahorraba durante años para poder comprarlos. Hoy en día, hay láminas impresas de iconos, que no están mal, pero nosotros seguimos la tradición estrictamente. Tenemos verdaderos artistas que trabajan en nuestro estudio. Los iconos están decorados con plata y piedras preciosas; ese es el motivo por el cual el resultado es completamente diferente. Se pueden tardar dos o tres meses para producir un icono”.

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