El cine de espías ruso y estadounidense cara a cara

Tanto en Hollywood como en Rusia se han rodado durante mucho tiempo y se siguen rodando películas de espionaje. Un corresponsal de RBTH ha revisado los kilómetros de cintas de cine existentes y comenta las diferencias y las similitudes entre ambas escuelas.

Las chicas Bond rusas

Desde Rusia con amor(1963). Fuente: kinopoisk.ru

El tema del espionaje se ha utilizado durante décadas tanto en Hollywood como en la Unión Soviética. Las películas sobre James Bond son un clásico del género. En la película Desde Rusia con amor(1963) aparecen dos imágenes de la cultura rusa: la magnífica coronel de la KGB Rosa Klebb y la refinada Tatiana Románova.

Tatiana no sólo logra seducir a James, lo cual tampoco es demasiado complicado, sino que además es una excelente tiradora. Y Rosa parece más bien un hombre con falda, aunque ella, como Bond, tiene sus propios artilugios: unas dagas que oculta en sus botas. Rosa y Tatiana son la amenaza y la seducción. Dos imágenes de la Unión Soviética.

En otra película de James Bond, GoldenEye (1995) estas dos imágenes convergen en una. La atractiva coronel Xenia Onatopp intenta estrangular a un desconcertado Bond con sus propias piernas. La película se rodó como una reacción de Hollywood a la operación militar en Chechenia. En ella los rusos son los opresores, aunque entre ellos figura también alguna frágil y hermosa criatura, como por ejemplo Natasha Simónova con su enternecedora chaqueta de punto gris.

Personajes cliché

Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008). Fuente: kinopoisk.ru

Los modelos femeninos de la saga de James Bond aparecen como una especie de variación en la película Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008). Una brillante Cate Blanchett interpreta a Irina Spalko, que dirige un grupo de agentes de la KGB. Una escena que merece especial atención tiene lugar en una fiesta de los agentes de la KGB en el desierto de Arizona con vodka, hogueras y bailes tradicionales en cuclillas. Los miembros del mítico comité soviético parecen gente alegre, y no profesionales de la conspiración.

En otra película, Pesadilla roja (1962), unos empleados del NKVD pasean con aire festivo por Nueva York en uniformes militares. De este modo llegamos a la segunda imagen más extendida en el arte visual británico y estadounidense del espía y enemigo soviético, la caricatura de un idiota atrevido.

En junio de 2010 tuvo lugar un escándalo relacionado con el espionaje que sirvió de mayor inspiración a Hollywood. En Estados Unidos descubrieron a varios agentes rusos encubiertos. Entre ellos se encontraba la atractiva Anna Chapman. En 2012 se estrenó en la gran pantalla la película Los vengadores,  con un interesante personaje llamado Viuda Negra, interpretado por Scarlett Johansson, que guarda un sorprendente parecido con Chapman.

La Viuda Negra no sólo es atractiva, sino también misteriosa. Este personaje reúne todas las imágenes preferidas de los cineastas estadounidenses sobre los espías desertores rusos. Tiene una inteligencia superior, superpoderes y además es una aristócrata con el imperial apellido Romanov. Fue inventada durante la época de la Guerra.

Fría como protagonista de un cómic que más tarde volvieron a sacar de la estantería para llevarlo al cine.

Un tesoro incontestable de la tradición occidental del género del espionaje son las películas basadas en las novelas del rey del espionaje británico John le Carré. Entre ellas figura la excelente película El topo (2011). Se trata de un drama de espionaje clásico en el que el enfrentamiento de los servicios de inteligencia británico y soviético aparece como una ingeniosa partida de ajedrez. En esta ocasión el espía soviético no tiene nada que envidiar al protagonista ni en intelecto, ni en lógica, ni en atractivo ni en maestría de su juego.

La respuesta rusa a Hollywood

El destino del residente. Fuente: kinopoisk.ru

Por paradójico que pueda parecer, el cine de espionaje soviético (y más tarde ruso) es bastante parecido al de Hollywood. Del mismo modo, está dividido en el género de espionaje y en las películas con caricaturas de espías.

Para los amantes de los argumentos detectivescos, en la Unión Soviética se crearon dos joyas televisivas perfectamente comparables en calidad de intriga con las novelas de John le Carré. La primera es la saga El error del residente, El destino del residente, El retorno del residente y Fin de la operación Residente, en la que el actor soviético Guerogui Zhzhónov interpreta brillantemente a un detective que primero trabaja para los servicios especiales occidentales y después cambia de bando y comienza a colaborar con la KGB.

La segunda serie es la epopeya cinematográfica TASS estáautorizado a declarar. La intriga principal entre los agentes de Occidente y de la URSS se desarrolla en territorio de varios países del tercer mundo.

Más tarde, el género de las películas de espionaje adquirió en la URSS un carácter más caricaturesco y se elevó al nivel de sus análogos hollywoodienses. Por ejemplo, la película El contrato del siglo, del año 1985, en el que el espía mister Smith no es más que un mentiroso incompetente, o Las guerras del espejo: reflejo primero (2005), en la que la CIA busca unos diseños secretos de la aviación militar. Los agentes de la CIA están bastante desequilibrados y parecen más bien unos maníacos cuyo objetivo es desencadenar una tercera guerra mundial.

Espías modernos

Liquidación. Fuente: kinopoisk.ru

Últimamente en Rusia se han rodado varias series de televisión basadas en la Segunda Guerra Mundial, un tema que total libertad para añadir espías a placer. La serie Liquidación, del año 2007, trata de varios espías en la ciudad de Odesa tras la guerra, y Apóstol, de 2008, cuenta cómo un espía soviético se infiltra en las tropas de la Wehrmacht.

Estados Unidos también ha conseguido un gran avance respecto a las series de espionaje recientemente. En la serie The Americans, unos agentes de la KGB de la época de Reagan se muestran bastante decentemente e incluso con cierta simpatía. Y en la película “The Assets se muestra de forma bastante decorosa a un director del servicio de contraespionaje de la CIA que cambia de bando a la KGB en los años 80. 

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