Fuente: Reuters
Coincidiendo con la presencia de Rusia en el Salón Internacional Liber 2013 en Madrid, el Instituto Pushkin ha organizado una serie de encuentros con Guennadi Burbulis, secretario de Estado del primer Gobierno de Rusia y estrecho colaborador de Borís Yeltsin. El objetivo: presentar la reedición en castellano de un estudio de la biografía política del primer presidente de Rusia y repasar la historia del país euroasiático.
El libro, titulado Borís Yeltsin, el hombre de los cambios, pretende –desde el estudio de la biografía política del mandatario- dar las pistas de las razones del fracaso del ideario comunista en Rusia, las circunstancias que llevaron al colapso de la URSS, el camino desde el ateísmo a la cooperación con la Iglesia, entre otros temas. Ha sido publicado por la Fundación Yelstin.
“Al abrir estas páginas de este libro gordo (más de 600 páginas) el lector entenderá la complejidad y dramatismo del proceso que vivimos. Pasamos del Imperio a la libertad sin guerra. Y en ese contexto, Borís Yeltsin merece un papel especial porque defendió hasta el último momento la democratización del país, con los valores de los derechos humanos y la libertad de expresión como máximas. Otra prioridad para él, era el Derecho, el funcionamiento del Estado. Y con esas ideas salió a ganar las primeras elecciones libres de Rusia”, afirma Burbulis, quien estuvo presente ante la firma de los Acuerdos de Vorónezh, el documento que rubricado de forma improvisada por Yeltsín y los presidentes de Ucrania y Bielorrusia a altas horas de la noche en Ucrania ponía fin a la Unión Soviética.
Para el ex secretario de Estado, lo que ocurrió en la entonces URSS entre los años 1985 a 1991 –que es para él cuando empieza el siglo XX en Rusia- fue que fracasó el intento de reformar el sistema soviético, una hecho que llevó, según el político, a la tragedia de “la descomposición del Imperio”. Era, según explica, la consecuencia de que estallase el “Chernóbil político” de aguantar durante años y años el autoritarismo que suponía la jerarquía inmovilista del sistema, el “reactor político” que explotó sin dar ninguna oportunidad de salvar lo que había.
Como contraparte, lo bueno, es que se evitó una guerra civil. “En vez de crear nuevos centros de poder y de saber y de figurarnos nuevos valores, destruimos el sistema. Y en ese aspecto, Borís Yeltsin desempeñó un papel principal en la transformación de ese aniquilamiento. También en la configuración del nuevo escenario”, apunta Burbulis.
Sobre el dirigente, el político cuenta que estaba en las antípodas de Mijaíl Gorbachov, quien, según él, no sabía hacia dónde dirigía el país: “Yeltsín tenía una gran energía, era muy práctico, muy compasivo hacia las personas y tenía una excelente capacidad para tomar decisiones en los momentos decisiones”, señala.
Con respecto al mandatario ruso, Burbulis cree que las páginas del libro le hacen justicia porque aparece con todos sus valores, virtudes, defectos y contradicciones. “También hace 20 años, un 2 de octubre de 1993, cuando Yeltsín tomó decisiones al límite de la ley y de lo que nosotros llamamos democracia”, señala el defensor del presidente. Y lo hace con un tono amargo o nostálgico, el mismo que se refleja su afirmación de que “quienes trabajaron con él pueden asegurar que era el mayor defensor de la Unión Soviética, pero renovada”.
Es lo que resumen a la salida de la charla un grupo de estudiantes y profesores; hablan de la frase de político ruso Chernomirdin: “Queríamos hacer lo mejor pero salió como siempre”.
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