“Para que convertirla en una película de IMAX, tienen que darse tres condiciones. Primero, el director debe sacarla y poner la imagen en el centro. Después, un estudio que ya conozcamos tiene que publicarla. Y, por último y más importante, tiene que ser una película que transporte al espectador a una realidad ficticia pero creíble: a Hogwarts, a una estación espacial, a Pandora, al fondo del océano, o a las ruinas de Stalingrado”, —dice el presidente de IMAX Entertainment, Gregg Foster, para explicar los principios de funcionamiento de su compañía.
Stalingrado comienza con una escena de Japón, en la devastada Fukushima. En la pantalla aparece un avión del Ministerio de Emergencias de Rusia que llega al lugar del accidente de la central nuclear. Los equipos de rescate rusos buscan supervivientes. En un hueco bajo los escombros descubren a una chica alemana. Los equipos de rescate establecen contacto con ella, y para distraerla y tranquilizarla, el viejo comandante comienza a contar su historia sobre la batalla de Stalingrado.
El comandante es un hombre entrado en años cuya cara no se le revela al espectador hasta el final de la película. En los siguientes fotogramas se aprecia el río Volga por la noche. Los héroes lo cruzan en pontones sumergidos, y comienzan a atacar, pero son recibidos con un tiroteo ensordecedor. Después sigue una escena de combate cuerpo a cuerpo en la línea de Wachowski o Zack Snyder.
Stalingrado es una epopeya militar, con toques románticos, filmada de forma atractiva y efectiva. La comparación de la nueva imagen de Bondarchuk con las obras anteriormente mencionadas de los directores es incluso más conveniente que los cómics de Wachowski y Snyder adaptados al cine (V de Vendetta, Watchmen y Los 300); y este género ha ganado una gran popularidad debido a su gran demanda entre los soldados norteamericanos.
Sin embargo, Bondarchuk se inspira en otro tipo de imágenes: la de los auténticos combatientes, fotos impresas y crónicas de camarógrafos. El oficial que levanta a los soldados durante el ataque a través del río “como tierra seca” es un director ruso de cine que utiliza conocidas imágenes de la cultura soviética de masas.
Según el director de desarrollo internacional de IMAX, Anthony Volgel, Stalingrado no ha sido la primera película rusa que ha recibido su compañía. “Hubo unos diez largometrajes y, por alguna razón, muchas otras de dibujos animados. Me parece que los rusos graban muchísimas películas de dibujos animados. De cualquier manera, era evidente la necesidad de que el cine ruso comenzara a utilizar la tecnología IMAX, que muestra un extraordinario crecimiento”. Los beneficios en el primer semestre de 2013 han crecido un 80 % en comparación con el mismo período del año anterior.
Al mismo tiempo, y según Foster, Rusia ocupa el tercer lugar en el mercado de su compañía tras Norteamérica y China: en 2013, el número de cines de IMAX ha aumentado en el territorio de la CEI de 24 a 38, es decir, más de la mitad. Así que la apariencia de las películas de habla rusa en formato 3D IMAX era una cuestión de tiempo.
La creación de la película requirió considerables esfuerzos y una gran cantidad de dinero. El decorado para Stalingrado se levantó cerca de San Petersburgo y costó 120 millones de rublos (unos 2.700.000 euros) y donde trabajaron 400 personas durante seis meses.
El camarógrafo Maxim Osadchi, que filma para Boncharduk casi desde el principio de su carrera, realizó el rodaje de Stalingrado junto con un numeroso equipo de ingenieros de sonido e imagen con un completo sistema de pantallas flotantes y sirviéndose de la novedosa cámara RED Epic. El compositor de la película ha sido Angelo Badalamenti, creador de la banda sonora de casi todas las películas de David Lynch, incluida Twin Peaks.
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Foster considera la película como un absoluto éxito. Sostiene que por fin se ha entendido en Rusia la importancia de IMAX y cada vez hay una mayor demanda por parte del público.
Stalingrado parece abrir una nueva perspectiva. Según muchos expertos, Hollywood está pasando por un momento de crisis de ideas y de escasez económica. Cada vez hay más cineastas rusos —no solo actores jóvenes sino productores y directores— que incorporan compañías de cine de Hollywood al proceso de producción. Y en Stalingrado los empleados de IMAX y sus compañeros transoceánicos trabajaron en igualdad. Foster subrayó que planea seguir trabajando con Bondarchuk. Además, ve con optimismo las perspectivas de una distribución internacional: “Esta película recuerda mucho a los largometrajes con John Wayne”.
Artículo publicado originalmente en ruso en Lenta.ru.
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