Zhukov reinterpreta la historia de Alejandro Magno en India

Las conquistas del macedonio forman parte del imaginario europeo. Fuente: Wikipedia.

Las conquistas del macedonio forman parte del imaginario europeo. Fuente: Wikipedia.

En Occidente se tienden a magnificar las hazañas de Alejandro Magno, pero tan grandes como sus victorias fueron sus derrotas al llegar a territorio indio.

En 326 a. C. un formidable ejército europeo invadió India. Liderado por Alejandro de Macedonia, estaba compuesto por soldados macedonios curtidos en batalla, caballería griega, combatientes de los Balcanes y aliados persas. El número total de efectivos superaba los 41.000.

El enfrentamiento más famoso fue la Batalla de Hidaspes (Jhelum), contra el ejército de Porus, el gobernador del reino de Paurava en el Punjab occidental. Durante más de 25 siglos se ha creído que las fuerzas de Alejandro derrotaron a los indios. Las crónicas griegas y romanas dicen que los indios fueron vencidos por el superior coraje y la elevada estatura de los macedonios.

Dos milenios después, los historiadores británicos se han aferrado a la leyenda de Alejandro, describiendo la campaña como el triunfo de un Occidente bien organizado contra un Este caótico. Sin embargo, Alejandro Magno solo llegó a derrotar a un puñado de pequeños reinos en el noroeste de la India.

En realidad, los griegos ni siquiera llegaron a conocer la mayor parte del país. Por tanto, otorgarle la victoria a Alejandro es parecido a describir a Hitler como conquistador de Rusia porque los alemanes llegaron a Stalingrado.

La opinión de Zhukov sobre Alejandro

En 1957, en un discurso ante los cadetes de la Academia Militar India Dehra Dun, Zhukov afirmó que las acciones de Alejandro tras la batalla de Hidaspes sugieren que sufrió una humillante derrota. Según Zhukov, Alejandro encajó en India un revés mayor que el de Napoleón en Rusia. Napoleón invadió Rusia con 600.000 hombres; solo sobrevivieron 30.000 y, de este grupo, menos de 1.000 volvieron a estar en condiciones de luchar otra vez.

Por tanto, si Zhukov comparaba la campaña de Alejandro en la India con el desastre napoleónico, los macedonios y los griegos se debieron de haber retirado de manera igualmente ignominiosa. Zhukov reconocería sin duda un ejército en retirada si lo viese: persiguió al ejército alemán más de 2.000 kilómetros, desde Stalingrado hasta Berlín.

No hay victorias fáciles

Los problemas de Alejandro comenzaron tan pronto como cruzó la frontera de la India. Tuvo que enfrentarse en primer lugar con los aspasioi y assakenoi, denominados Ashvayana y Ashvakayana en textos hindúes, que frenaron su avance. Aunque eran de pequeña estatura para el estándar indio, no se rindieron ante la máquina de matar de Alejandro.

La feroz resistencia que opusieron los defensores indios redujo la fuerza, y sin duda también la confianza, de la hasta entonces invencible armada macedonia.

En toda su trayectoria como conquistador, el peor enfrentamiento que vivió Alejandro fue la Batalla de Hidaspes, en la que luchó contra el rey Porus de Paurava, un pequeño pero próspero reino indio en el río Jhelum. En las crónicas griegas se describe a Porus como un gigante de más de 2 metros de altura.

En mayo de 326 a. C., el ejército europeo y el de Paurava se enfrentaron a las orillas del río Jhelum. Todas las historias lo describen como un espectáculo terrorífico. Los 34.000 soldados de infantería macedonios y los 7.000 jinetes griegos recibieron refuerzos del rey indio Ambhi, que era rival de Porus. Ambhi gobernaba en Taxila, un reino vecino, y se ofreció a ayudar a Alejandro con la condición de que se le entregase el reino de Porus.

 

 

Contra esta impetuosa fuerza liderada por el genio de Alejandro Magno se alzaba el ejército de Paurava: 20.000 soldados de infantería, 2.000 de caballería y 200 elefantes de guerra. Pero Paurava, un reino bastante pequeño en comparación con los demás territorios indios, no podía haber mantenido un ejército tan grande. Es probable que muchos de los soldados fueran en realidad civiles armados a toda prisa. Además, los cronistas griegos solían exagerar la fuerza del enemigo.

Según las fuentes griegas, durante varios días los ejércitos se observaron mutuamente de una orilla a otra del río. Los griego-macedonios habían oído hablar de los estragos que los elefantes de guerra hacían en las filas enemigas. Estos paquidermos, equivalente de los modernos tanques, también aterrorizaban a los caballos de los griegos.

 Otra arma terrible del ejército indio era el arco de dos metros. Más alto que un hombre, lanzaba enormes flechas capaces de traspasar a más de un soldado enemigo a la vez.

Según los textos de Plutarco, el historiador y biógrafo griego, no parecía haber ningún problema con la moral del ejército indio. A pesar de los primeros reveses, cuando sus tan admirados carros quedaron atrapados en el barro, el ejército de Porus "se recuperó y siguió resistiendo a los macedonios con insuperable valentía".

Los macedonios: agitados, no batidos 

Aunque los griegos se arrogan la victoria, la fanática resistencia ofrecida por los soldados indios y la población civil por todo el territorio afectó profundamente a los nervios del ejército de Alejandro. Se negaron a continuar hacia el este. Nada que Alejandro pudiese decir o hacer animaría a sus hombres a seguir avanzando. El ejército estaba al borde del motín.

El historiador griego Plutarco cuenta que, tras la batalla de Pauravas, los macedonios, heridos y moralmente exhaustos, fueron presa del pánico cuando recibieron noticias sobre lugares más allá de Punjab, "donde los habitantes eran excelentes agricultores, había incluso más abundancia de elefantes y los hombres eran superiores en estatura y valor".

Además, al otro lado del Ganges estaba el poderoso reino de Magadh, gobernado por los sagaces Nandas, que tenían a sus órdenes a uno de los ejércitos más grandes y más poderosos del mundo. Según Plutarco, los Nandas "le estaban esperando con 200.000 soldados de infantería, 80.000 de caballería, 800 carros de guerra y 6.000 elefantes de combate". Sin duda, el ejército de Alejandro se habría dirigido a una matanza.

A cientos de kilómetros del centro de la India, Alejandro ordenó la retirada, con gran alegría de sus soldados.

La celebración fue prematura. En su camino hacia la costa sur, el ejército de Alejandro fue acosado constantemente por guerrilleros indios y por los ejércitos de otras repúblicas y reinos. 

En una campaña en Sangala, en Punjab, los ataques indios fueron tan feroces que destruyeron completamente la caballería griega, obligando a Alejandro a atacar a pie. En la siguiente batalla, contra los Malavs de Multán, Alejandro fue derribado por un guerrero indio, que traspasó con una de sus flechas la coraza y las costillas del macedonio.

Según dice la revista Historia Militar, "aunque siguió luchando, la herida recibida por Alejandro le hizo poner fin a sus hazañas personales. El tejido pulmonar nunca llega a recuperarse y la gruesa cicatriz que queda hace que tomar aliento duela como un cuchillo".

Alejandro nunca se recuperó y murió en Babilonia (actual Irak) a los 33 años.

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