El intento de golpe de Estado de 1991 cae en el olvido

Esta semana se conmemora el 22º aniversario del intento de golpe de Estado de 1991, conocido como “putsch”. Se trata de un evento crucial que marcó la victoria de las fuerzas democráticas contra sus oponentes soviéticos, que trataron de volver al poder el 19 de agosto de 1991. Pero solo un 10 % de los rusos consideran la victoria sobre los comunistas soviéticos como un triunfo de la democracia.

El 19 de agosto de 1991, miembros de auto proclamado Comité de Emergencia Estatal (GKCHP) intentaron dar un golpe de Estado. Un grupo de líderes del Comité Central del Partido Comunista de la URSS (PCUS), el Gobierno soviético, el Ejército y el KGB trataron de derrocar al presidente Mijaíl Gorbachov, padre de la “perestroika” para frenar la desintegración de la URSS y volver a la política anterior. 

Este grupo estaba integrado por políticos de alto nivel (el ministro de Defensa, Dmitri Yázov, y el de Interior, Borís Pugo, o el primer ministro Valentín Pavlov) y responsables de diferentes órganos estatales. Aunque no tenían un líder formal, se considera que el vicepresidente soviético Guennadi Yanáyev estaba al frente del “putsch”. 

La noche del 20 al 21 de agosto se planeó una operación militar para tomar el Parlamento ruso, pero los miembros del GKCHP finamente no dieron esa orden. Los defensores del Parlamento bloquearon con autobuses el camino hacia el edificio; tres civiles murieron en los enfrentamientos resultantes y se les otorgó póstumamente el título de Héroes de la Unión Soviética. Las tropas, al no recibir órdenes de tomar el Parlamento, comenzaron a abandonar Moscú. Algunos miembros del “putsch” se dirigieron a Foros (Crimea), residencia de Gorbachov, pero él se negó a recibirlos. 

Gorbachov volvió a Moscú el día 22. Los participantes en el golpe fueron arrestados y sentenciados a dos años de prisión, pero se les concedió una amnistía en 1994. El “putsch” no había encontrado apoyo entre la población civil. El golpe socavó la autoridad del Partido Comunista (PCUS) y, al mismo tiempo, Borís Yeltsin, por aquel entonces presidente de la República Soviética Federativa Socialista de Rusia (RSFSR), y sus seguidores afianzaron sus posiciones. 

Unos meses después del fallido golpe de Estado, en diciembre de 1991, la Unión Soviética dejó de existir y estados nacionales soberanos emergieron en su territorio. 

¿Qué recuerdan los rusos? 

En la actualidad, los rusos apenas recuerdan la euforia que sintieron tras la victoria de las fuerzas democráticas y el fracaso del golpe. En estos 20 años, esos eventos han sido borrados por el olvido y la decepción. Hoy en día, la mayor parte de los rusos creen que los sucesos que llevaron a la caída de la URSS no fueron más que una lucha por el poder. Solo un 13% considera que la victoria sobre el “putsch” de 1991 fue un triunfo de la democracia. 

Una encuesta de opinión llevada a cabo por el Levada Center entre el 18 y el 22 de agosto de 2013 muestra que un 13 % de los rusos cree que los eventos del 1991 fueron una lucha de poder en las clases dominantes. Un 33 % lo describe como un evento trágico que tuvo consecuencias nefastas para el país. El 13 % cree que se trató de la victoria de una revolución democrática que terminó con el poder del partido Comunista. El 15 % restante no sabe o no contesta. 

Los directivos y los ejecutivos (24 %) son los mayores defensores de los eventos del 1991: lo consideran una victoria de la democracia sobre el PCUS. En el resto, las actitudes positivas se distribuyen como sigue: funcionarios (17 %), hombres (12 %), personas de entre 40-55 años (14 %), personas con estudios superiores (15 %) y con un estatus económico alto. 

Solo un 25 % de los rusos, comparado con el 33 % de hace cinco años, cree que el país empezó a avanzar y desarrollarse tras el fracaso del golpe de Estado. Al mismo tiempo, el número de los que piensan lo contrario se ha incrementado, del 40 al 44 %. 

La mayoría de los que creen que el país ha evolucionado son jubilados (55 %), funcionarios (52 %) y personas con bajo poder adquisitivo (78 %). 

La visión de los jóvenes 

Es interesante notar que las encuestas realizadas en años anteriores muestran más o menos los mismos resultados. La excepción es que los jóvenes tienden a saber menos y a no acordarse de esos eventos. En la última encuesta, un 80 % de los jóvenes de menos de 24 años no pudo dar ninguna opinión sobre el intento de golpe de Estado de agosto de 1991. 

Esto se debe a que la generación anterior tiende a mirar esos eventos a través del prisma del presente, según afirma Rudolf Pijoya. Este sociólogo, doctor en Historia y responsable del Archivo Estatal ruso de 1993 a 1996, cree que el cambio generacional es el principal motivo de la falta de interés por los acontecimientos de hace 22 años. 

Los jóvenes, e incluso la gente de mediana edad, no pueden imaginarse el estado de la economía soviética en los 80 y en los 90, afirmó Pijoya en una entrevista con Itar-Tass. En Rusia se ha formado una sociedad de consumo y la gente simplemente no sabe qué significa que no haya productos en las tiendas. Recuerdo que a principios de los 90 tenía que recorrer todo Moscú buscando una barra de pan para mi familia, recuerda Pijoya. 

La segunda razón para la actitud negativa de los jóvenes hacia los eventos de 1991 es que se les ha impuesto el mito de que la URSS era un paraíso de abundancia y prosperidad. Pero la URSS nunca nadó en la abundancia. Se silenciaban los problemas interétnicos. Los viajes al extranjero iban acompañados por procedimientos humillantes. El mito de una Unión Soviética justa ningunea los logros de Rusia en los últimos 20 años, gracias a la victoria de las fuerzas democráticas en agosto de 1991, puntualiza Pijoya. 

Publicado originalmente en ruso en ITAR-TASS.

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