Un paseo por San Petersburgo de la mano de Dostoievski

Seguir las huellas de los protagonistas de la famosa novela 'Crimen y castigo' es una excelente forma de conocer el San Petersburgo sin galas que plasmó Dostoievski.

“A principios de julio, en una época extraordinariamente calurosa, al anochecer un joven salió de su cuartucho (...) en la travesía ‘S-i’ a la calle y lentamente, como si dudara, se dirigió al puente ‘К-n’...” 

Hubiera sido muy difícil echar a andar tras las huellas de Raskólnikov, el personaje principal de la novela, si la mujer de Dostoievski Anna Grigórievna no hubiera descifrado, tras morir su marido, los nombres encerrados tras dos letras en la novela. 

El número de casas en San Petersburgo donde Dostoievski vivió de alquiler en San Petersburgo llega a veinte. Las causas de las mudanzas eran materiales: el escritor siempre tuvo problemas de dinero. Fiódor Mijáilovich intentaba elegir pisos en las esquinas con balcón y vistas a alguna iglesia. Una de estas casas, en la travesía Kuznéchny 5/2, se convirtió en la Casa Museo del escritor. Las ventanas de esta casa dan a la catedral de Vladímir y uno de los lados del edificio a la calle que recibió su nombre en honor al escritor, cerca de la estación de metro Dostoyévskaya, junto a esta hay un monumento al escritor.

Así, la travesía ‘S-i’ se convirtió en Stoliarny, el puente ‘K-n’ en Kokushkin, y los admiradores de Dostoievski obtuvieron el punto de partida para sus peregrinaciones, sobre todo porque en la esquina de la travesía Stoliarni con la calle Kaznachéiskaya vivió el escritor durante la creación de su novela (en el número 7 de la calle hay una placa conmemorativa). 

Dostoievski alojó a los protagonistas de su obra cerca de su casa pero sin dar las direcciones exactas. Los investigadores consideran que esto no es casual:

“Las codifica de forma muy diáfana. Con ello debemos entender que estamos leyendo una obra artística. Es el San Petersburgo real con acontecimientos inventados, todo se entrelaza, se transforma y se obtiene una novela genial”, explica Marina Uvárova, investigadora del Museo Dostoievski. 

El escritor aloja a Raskólnikov en las esquinas de Stoliarni y Grazhdánskaya, que en el siglo XIX se llamaba Srédnaya Meschánskaya. En el año 1999, en el número 19 de la calle Grazhdánskaya apareció el alto relieve La casa de Raskólnikov, con una escultura del escritor y con unos escalones que nos recuerdan que el cuartucho de Rodión Románovich se encontraba justo debajo del tejado y que se accedía a él subiendo trece escalones. 

Lamentablemente, la entrada al patio está cerrada con rejas y porteros automáticos, y es que los residentes están bastante hartos de las visitas de turistas y curiosos. 

En la época de Dostoievski, Stoliarni contaba con hasta 22 establecimientos de bebidas. No es de extrañar que Raskólnikov oyera constantemente gritos de borrachos en la calle. Las tabernas tienen un papel importante en el San Petersburgo de Dostoyevski. Precisamente en una taberna Raskólnikov conoce a Marmeládov y oye la conversación de unos estudiantes sobre el poco valor de la vida de la vieja. 

A continuación de la travesía Stoliarni está el puente Kokushkin, a un tiro de piedra de lugares clave de la obra: la casa de la vieja prestamista a la que mata Raskólnikov (canal Griboyédov 104), el edificio de la oficina de la policía (canal Griboyédov 67), el puente Voznesenski, donde muere bajo las ruedas de una carreta el funcionario Marmeládov, que estaba borracho, y la casa de su hija Sónechka, una pobre muchacha que se ve obligada a sacarse un dinero haciendo la calle (paseo del canal Griboyédov 73). 

 

Fuente: lori / Legion Media

Si en la época de Dostoievski la casa de Sónechka era “de tres pisos, vieja y de color verde”, ahora tiene otro aspecto: es más alta y está pintada de amarillo. 

Dostoievksi ofrece una descripción bastante exacta de la habitación de Sonia: “Una pared con tres ventanas, que daba al foso, atravesaba el espacio, por lo que un ángulo muy agudo parecía estar fugándose hacia las profundidades y con una iluminación débil no alcanzaba a verse; mientras que el otro rincón era demasiado deformemente obtuso”. Precisamente el ángulo obtuso de la casa es visible desde el puente Kokushkin. 

Desde la casa de Raskólnikov hasta la de la vieja hay, si hemos de creer a la novela, 730 pasos exactos. Cada uno de nosotros puede medir este recorrido que va desde la casa de Rodión cruzando el puente Voznesenski y a lo largo del canal Griboyédov hasta girar en la calle Srédnaya Podiácheskaya. Resumiendo, a nadie le salen 730 pasos, lo normal es que haya más. 

Algunos investigadores lo explican con la altura de Raskólnikov, además caminaba muy alterado; otros dicen que el escritor multiplicó la cantidad de sus propios pasos por dos. 

El canal Griboyédov, antes Yekaterinski, a cuyo alrededor se suceden los acontecimientos, la gente lo llamaba foso. Este apodo despectivo no es casual: aquí continuamente se lanzaban desperdicios, por lo que en sus alrededores había un olor fétido. 

Así se nos presenta el San Petersburgo de Dostoievski, diferente a la vista clásica y armoniosa de la ciudad sobre la que Pushkin escribió una vez. “La corriente grandiosa del Nevá, su granito en la orilla” es la parte engalanada de la ciudad que suele aparecer ante la mirada de los turistas.

Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.

Lee más

Esta página web utiliza cookies. Haz click aquí para más información.

Aceptar cookies