Rajmáninov en el Teatro Colón

En el 2013 se cumplen los 140 años del nacimiento y los 70 años de la muerte de Serguéi Rajmáninov. El Teatro Colón celebra estos eventos con el estreno en Argentina de dos óperas del compositor.

Cuando se habla de la obra de Rajmáninov, en primer lugar se recuerdan los conciertos para piano, pero rara vez se menciona la existencia de las óperas. El compositor compuso tres en en total. Dos de ellas, Aleko y Franchesca da Rimini, se están representando durante este mes de mayo en el Teatro Colón. 

La idea de presentar las óperas de Rajmáninov en el Teatro Colón perteneció a Ira Levin, músico de Chicago, reconocido por su versatilidad como director de repertorios sinfónicos y operísticos. 

“Es muy valorable que el Teatro Colón esté predispuesto a ofrecerle al público los tesoros del género operístico que no son muy difundidos. Este año interpretamos a Rajmáninov; para  el próximo estamos pensando en El Ángel de fuego de Serguéi Prokofiev. Cuando me preguntan en qué radica mi atracción por la música rusa, contesto que tal vez sea algo genético, ya que mis abuelos provienen de este país. Estoy seguro que el público disfrutará mucho. A pesar de que Aleko es una obra temprana del compositor y se pueden sentir las influencias de Mussorgski y Chaikovski, también se percibe la originalidad del propio Rajmáninov, su increíble don  romántico. La música de Francesca es un ejemplo de la complejidad sinfónica que requiere de los músicos una entrega particular para transmitir el dramatismo de la ópera”, comentó el director norteamericano. 

Rajmáninov compuso Aleko a los 19 años. Fue su trabajo de graduación en el Conservatorio Estatal, donde estudiaba composición. El libreto de la ópera, basado en el poema de Alexander Pushkin Los gitanos, pertenece a Vladímir Nemirovich-Danchenko, el fundador del Teatro Artístico de Moscú. Es sorprendente que la composición de la obra le llevase al autor solamente 17 días. Los profesores del comité de examen calificaron a Aleko con la nota más alta, agregándole un signo “más”. 

La obra atrajo enseguida la atención de Piotr Ilich Chaikovski, quien participó activamente en su futura producción. Uno de los destacados intérpretes del Aleko fue el flamante bajo ruso Fiódor Chaliapin,  amigo de Rajmáninov. 

Rajmáninov fue nombrado director artístico del Teatro Bolshói en 1904 y duró dos temporadas. En este periodo compuso las otras dos óperas: El caballero Avaro y Francesca da Rimini. El libreto de la última fue escrito por Modest Chaikovsky, el hermano del gran compositor, y encarna la historia de amor narrada por Dante en la Divina Comedia. El estreno de Francesca tuvo lugar en enero de 1906, y fue dirigida por Rachmaninov mismo. 

Por su parte, Ira Levin fue también el que propuso al directorio del Teatro Colón invitar a cantantes rusos para realizar los papeles principales. Entre ellos se encuentran el barítono Serguéi Leiferkus, la soprano Irina Oknina, el tenor Leonid Zakhozhaev y el bajo Maxim Kuzmin-Karavaev.

Sergei Leiferkus, una leyenda viva de la ópera, cantante principal del Teatro Mariinski y Covent Garden comenta:

“La ópera nació en Italia y hasta hoy sigue siendo la favorita. La ópera rusa fue desconocida durante mucho tiempo por el público fuera del país por ser cantada en un idioma ajeno al oído. De ahí proviene un lamentable desconocimiento de los grandes cantantes rusos. Me acuerdo que cuando Plácido Domingo estaba trabajando sobre el papel de Hermann de La Dama de picas de Chaikovski, yo le había regalado una grabación cantada por los rusos. Se quedó maravillado por el canto del tenor soviético Zurab Andjaparidze: '¿Cómo puede ser que el mundo no conoce a grandes solistas como él?' Espero que las presentes funciones de las óperas de Rachmaninov despierte un mayor interés del público de Buenos Aires hacia la ópera rusa”.

La soprano Irina Oknina, discípula de Galina VIshnevskaia, comenta que a pesar de los varios problemas económicos y sociales que existen en Argentina (comentó que paseando cerca de su hotel un desconocido le arrebató su cadenita, dejando sobre su cuello la raspadura de sus dedos), el Teatro Colón sigue siendo una isla de la gran tradición musical que permite el enriquecimiento de la cultura.

Maś información en el Teatro Colón.

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