Estonia y la construcción de un “nuevo muro de Berlín”

AP
Los planes de Estonia para levantar una valla con la frontera rusa tienen un alto significado simbólico. Las autoridades del país y las del Letonia han declarado su intención de reforzar su frontera oriental, y han firmado documentos para ello, sin embargo hay dificultades que han impedido su implementación.

El pasado 25 de agosto, la agencia fronteriza estonia declaró que tiene intenciones de construir una valla de 108 km en la frontera con Rusia, que costará a la UE y a los contribuyentes estonios 71 millones de euros.

Letonia aprueba la iniciativa, y es que el ministro del Interior de este país báltico, Rihards Kozlovskis, ya había hecho propuestas similares. La prensa y los políticos rusos hicieron eco de la idea y se mostraron muy críticos.

En Moscú se perciben estos pasos de Riga y Tallin como una cuestión política, similar a la que tuvo el Gobierno ucraniano en la primavera pasada para construir un muro en la frontera rusa.

Los mandatarios de las repúblicas bálticas argumentan que la valla de 2,5 m y reforzada con alambre de espino servirá para contener la inmigración ilegal. Tal y como declara Kozlovski, el Ministerio letón ha detenido a más de 200 inmigrantes cruzando la frontera, aunque no especificó si en el cálculo se incluían también a personas con documentación falsa o solo a los que cruzaban a través del bosque.

Además se refieren también a la necesidad de detener la gripe porcina. El ministro estonio de Asuntos Rurales declaraba en una entrevista a un periódico local que "el problema no se resuelve si se matan a todos los animales del país, ya que hay animales salvajes que pueden cruzar la frontera". Según argumentaba, una valla adicional podría resolver el problemas de las granjas en los países bálticos.

Letonia y Estonia han barajado planes para reforzar sus fronteras desde hace tiempo. Desde que se unieron a la UE en 2004, Riga y Tallin han declarado reiteradamente su compromiso para reforzar las fronteras exteriores de la UE. Ese mismo año, los estonios aprobaron un plan de cerca de 70 millones de euros para fortalecer sus fronteras orientales.

Aunque la detención del oficial estonio Eston Kohver en la frontera rusa en septiembre del año pasado muestra que no hay un reforzamiento claro. El agente fue detenido acusado por Rusia de tratar de introducirse en el país y fue acusado de espionaje.

Es cierto que la frontera transcurre por densos bosques y una zona pantanosa difícil de patrullar, de modo que el reclamo de los países bálticos parece razonable a primera vista.

Sin embargo, los guardias de fronteros rusos creen que la denominada "valla antirrusa" no servirá para reforzar las fronteras de manera considerable. Argumentan que en la primera mitad del 2015, solamente en la región fronteriza de Pskov, se detuvieron a 74 personas que estaban tratando de entrar de manera ilegal en la UE. La mayoría eran procedentes de África y de países asiáticos. Los agentes rusos argumentan que hacen su trabajo y previenen que estas personas lleguen hasta la UE sin necesidad de construir vallas.

Además, las medidas de los guardias fronterizos incluyen controles y el contacto con comunidades locales. No es una coincidencia que la mayoría de los arrestos sean lejos de la línea fronteriza. Una valla, aunque no sea una sólida barrera, a través del bosque y una zona pantanosa hará que los inmigrantes ilegales busquen lugares todavía más apartados y rutas más difíciles. Será un lugar donde los migrantes arriesgan su vida y creará problemas para los guardias fronterizos. Es una situación similar a la que ocurre en los EE UU, donde los migrantes tratan de cruzar por el desierto y muchos mueren en el intento.

En definitiva, las vallas no ayudarán a detener ni a los migrantes que traten de cruzar a Letonia y Estonia a través de Rusia ni a detener el tráfico de drogas, ya que generalmente este se realiza a través de controles ya existentes.

Al mismo tiempo, la ausencia de un tratado fronterizo efectivo entre Moscú y Tallin podría entorpecer los planes de Estonia para fortalecer la frontera. El documento firmado en febrero de este año por las autoridades estonias no ha sido ratificado y en el clima de tensión actual nadie sabe cuándo podría implementarse. Al mismo tiempo, estos países han estado hablando de la necesidad de reforzar sus fronteras orientales durante una década, por lo que es poco probable que haya un cambio de tendencia.

En realidad, lo que puede retrasar sus planes es algo de otra índole: la falta de financiación. Tal y como explicó Normunds Garbars, de la guardia fronteriza letona, "este año se ha destinado medio millón de euros para la demarcación de la frontera con Rusia, pero la financiación para otros años es incierta".

Riga y Tallin esperan la llegada de fondos europeos para construir la valla, pero, ¿qué hará Bruselas? Al fin y al cabo, debido al clima de tensión política actual sería como un símbolo de un nuevo "telón de acero", un segundo "muro de Berlín", pero esta vez construido por Occidente.

Artículo publicado originalmente en Russia Direct.               

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