El ministro de Asuntos Exteriores rusos Serguéi Lavrov con el presidente cubano Raúl Castro. Fuente: Flickr / MFA
Es posible que la elección de Colombia esté relacionada con las graves crisis que viven una serie de países de América Latina. Brasil afronta un escándalo de corrupción a gran escala, relacionado con los acuerdos realizados por la petrolera Petrobras, que han llegado a afectar la posición de la reelegida presidenta Dilma Rousseff.
La presidenta argentina Cristina Kirchner, que ha establecido buenas relaciones con el presidente ruso Vladímir Putin, tampoco vive su mejor momento debido a la crisis desencadenada por el caso Nisman. En octubre de este año Argentina celebrará elecciones presidenciales, donde se prevé la victoria del candidato derechista.
La crisis socio-económica de Venezuela, socio principal de Rusia en el continente, alcanzó tal punto que parece que Caracas no tiene tiempo para recibir a los huéspedes extranjeros.
La situación en la que se encuentra el gobierno de Nicolás Maduro en el país se agudiza el empeoramiento de las relaciones con los EE UU. La Casa Blanca hace poco declaró a Venezuela “una amenaza directa y abierta para la seguridad nacional” de EEUU.
En este contexto Moscú empezó a buscar nuevos socios y aliados en América Latina. Colombia podría convertirse en uno de ellos. Durante años este país se consideró “patrimonio de EE UU”. Bogotá está vinculada con Washington por una serie de acuerdos a gran escala en la lucha contra el terrorismo y narcotráfico y los militares del Pentágono están acantonados en su territorio.
Sin embargo, con la llegada al poder de Juan Manuel Santos, que sucedió al convencido proestadounidense Álvaro Uribe, la política exterior del país empezó a virar hacia una mayor diversificación.
En 2014 en el marco de la cumbre de BRICS Santos se convirtió en el primer presidente colombiano en reunirse con Putin. En esta ocasión las negociaciones con Lavrov tuvieron lugar a puerta cerrada. Sin embargo, su breve comentario al acabar la reunión aclaró muchos momentos.
“Apreciamos la postura moderada de Colombia en la crisis ucraniana”, declaró Lavrov. Anteriormente el Ministerio de Exteriores ruso había declarado en reiteradas ocasiones que Colombia no se había unido a las sanciones antirrusas de EE UU.
El deseo por obtener todo el apoyo político, o por lo menos la neutralidad, de los países latinoamericanos en el enfrentamiento político entre Kiev y Moscú ha sido una de las tareas más importantes del ministro Lavrov en esta gira. En estos momentos en los Rusia se encuentra en una posición de mayor aislamiento, esta neutralidad es muy importante.
Lavrov buscó apoyo en Guatemala, donde participó en una reunión con los cancilleres del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), un marco regional de la integración del istmo constituido por Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana.
Los ocho países que componen esta organización mostraron interés en el establecimiento de un diálogo conjunto con Rusia. Algunos de ellos han establecido acuerdos de beneficio mutuo. Lavrov y Hugo Martínez, canciller del Salvador, firmaron un acuerdo intergubernamental sobre las condiciones de denegación de visados para los viajes de los ciudadanos de ambos países.
Cuba y Nicaragua, socios tradicionales de Moscú, aseguraron al ministro su apoyo total a la política rusa. Nicaragua fue uno de los cuatro países del mundo que reconoció la independencia de Abjasia y Osetia del Sur. En las negociaciones entre el presidente Ortega y Lavrov se constató que ambos países coinciden en sus posturas respecto a la política internacional, los dos se adhieren a los principios de solución pacífica de todos los conflictos internacionales.
Daniel Ortega se refirió a las sanciones de EE UU y la UE contra Rusia y declaró que esta política no “conduce a ningún lado”.
En La Habana el ministro ruso, muy probablemente, recibió información detallada de la situación en Cuba y también en Venezuela. La República Bolivariana ha reducido la gran mayoría de los envíos de petróleo a la isla, que está en un proceso de normalización de las relaciones diplomáticas con los EE UU y espera que se levante el embargo que dura ya más de cinco décadas.
Aunque al mismo tiempo La Habana tiene interés por mantener las relaciones económicas y comerciales con Rusia, donde hay infraestructura construida durante los tiempos de la URSS. Lavrov volvió a declarar que el restablecimiento del diálogo entre Washington y La Habana no inquieta a Moscú, y la parte cubana aseguró que se mantiene el control político y que Moscú no tiene que temer nada.
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